sábado, septiembre 18, 2010

Limbo city,
mi camisa de fuerza,
estoy loco por ti,
espina dorada,
víveme rosa leve,
si es aire, es aire,
y nada, es nada,
ni hace falta:
humo azul en el horizonte.
Rolando Gabrielli©2010

viernes, septiembre 17, 2010

Los de abajo: hace 200 años





El Bicentenario son 200 años de  fundaciòn, historia, varias generaciones en un  territorio lejano, accidentado, buscando su propio destino, que otros destinaron una y otra vez, para que el progreso de todos sus habitantes sea siempre una Utopìa. Las fechas emblemàticas, donde la historia y las fiestas suelen mezclarse como chupilca del diablo, no hay mejor reflexiòn que la personal y saber dònde y còmo estamos pisando y hacia donde se dirigen nuestros pasos. La historia de Chile es larga y dura como el espinazo extenso de Chile, paìs lìmite en el lìmite de la geografìa austral y desèrtica, donde su pueblo siempre pone un ùltimo grano de arena y sangre.
La pelìcula de  Chile siempre ha sido en tercera dimensiòn, espectacular, donde los actores se salen de la pantalla y el paìs se estremece cada cierto tiempo como un cuerpo en cotinuo movimiento que se recorre asimismo y muestra sus heridas y luego sus cicatrices, en el gran mapa de la vida nacional.
Chile tiene varios significados en sus lenguas  indìgenas y es tierra de fin de mundo, territorio desconocido (Chilli), paìs del frìo (ch´iwi) y para los mapuches, quienes pagaron con su vida y confinamiento posterior la  defensa de la tierra chilena frente al conquistador español: chella, que quiere decir gaviota en su lengua.
Paìs del largo pètalo, segùn Neruda, y  con forma de remo, a juicio de la Mistral.
Las fiestas de esta independencia en trànsito, encuentran al paìs con dos grandes tragedias. Una que lleva 500 años y es el "problema" Mapuche, no resuelto por gobierno alguno en estos largos 200 años, dos siglos. La Repùblica ha tenido tiempo suficiente para atender un tema de màxima prioridad: hacer justicia a la mayor etnia originaria del paìs. Los Mapuches se encuentran recluidos  mayoritarioamente en el Sur de Chile.
Y en el Norte, en Copiapò, -Copa de oro- donde el desierto florece, allì, 700  metros bajo tierra, en el ombligo de la madre, el paìs y el mundo esperan que 33 mineros chilenos (uno boliviano) sepultados hace màs de 40 dìas, renazcan nuevamente y se integren a sus familias, despuès de este largo, oscuro e inèdito viaje. 
El hombre más acostumbrado a viajar por el espacio o bajo el mar, no coocía de una aventura a las profundidades de la tierra, como si quisiera conocer sus verdaderas raices.
El minero tiene escuela de gente dura, sacrificada y sufrida, perfilada por el viento caliente  y frío del desierto de Chile.El sueldo de Chile ha sido por muchos años, el sueldo de Chile y es el coraje de gente como  Los 33, que han hecho posible extraer los duros frutos de la tierra. La deuda con el pueblo es impagable, pero podría intentarse, a partir del año 201 de nuestra independencia dependiente.
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El dibujo pertenece a la joven chilena, Bernardita Jiménez, de 18 años de edad, alumna del colegio Los Alerces, de Santiago. Ella ganó el concurso de Google, "Doodle 4 Google: Unidos más allá del Bicentenario", entre más de 5 mil participantes de todo Chile. A partir del 18 de septiembre, día de la independencia de Chile, y sólo por 24 horas, será el logo oficial de Google en Chile.

jueves, septiembre 16, 2010

La Musa conoce



La Musa conoce
la letra menuda
del poema,
palabra por palabra
y simplemente procede,
lo escribe,
como si fuera ùnico.
Rolando Gabrielli©2010

miércoles, septiembre 15, 2010

Yo, la peor del mundo

Sor Juana Inèz de la Cruz,
desciende hasta nosotros,
profana, barroca, valiente hermana,
de las ciencias terrestres y celestes,
no importan las trampas de tu fe.
("Ahì va la loca soñando")
Se ha ido el oro y la lana
de este y otros siglos,
entre manos villanas,
un juego astuto sagàz
de estos modernos Barrabàs.
Hunden la naciòn, hombres necios,
con apenas poner sus pies
sobre la humilde y callada
tierra.
Rolando Gabrielli©2010

martes, septiembre 14, 2010

Iconos del Bicentenario....

La poesìa chilena goza de buena salud en el Bicentenario de la Repùblica. Las fechas emblemàticas  son tambièn un termòmetro para medir las fuerzas de la historia de una naciòn y sus gentes. Las estadìsticas en estas ocasiones suelen tratar de traducir toda suerte de rècord, gustos, tradiciones, y recurren como ahora,  a los llamados iconos.
El Mercurio de Chile ha lanzado este reto de votar por el icono preferido de cada chileno. Yo no voto porque no tengo derecho a votar para presidente de la Repùblica, pero me hago eco de esta iniciativa porque sus resultados son curiosos. especialmente  los tres primeros lugares: La bandera, Condorito y el poeta Pablo Neruda.
De acuerdo con las estadìsticas del diario, un 4.9 por ciento ha votado por la bandera; un 4.3 por ciento por Condorito y un 3.1 por el Vate de Isla Negra, Neruda. Son los tres sìmbolos, figuras emblemàticas que encabezan la escogencia de los chilenos. Cabe destacar, que si bien Chile es un paìs de grandes, reconocidos y originales poetas, es muy difìcil competir con los sìmbolos patrios. He ahì una primera observaciòn, porque ademàs Neruda es la ùnica representaciòn humana de las tres màs destacadas.
En la balanza de las decisiones estàn  el Escudo Nacional, el milagroso Padre Hurtado, Gabriela Mistral, poeta cumbre de las letras hispanas y que figura muy cerca de los primeros lugares. El copihue, la flor nacional,  Manuel Rodrìguez, el Cementerio General, Pedro Urdemales, el Escudo Nacional,  el trompo, el huemul, còndor,   el volantìn, Violeta Parra, Caupolicàn, Raùl Ruiz, Salvador Allende, Tortas curicanas, Mote con huesillo,  Kiltro, Pinochet....
La poesìa en Chile aùn existe y sus dos poetas màs emblemàticos, uno del Norte, Gabriela Mistral y otro del Sur, Neruda, siguen recorriendo la dura y accidentada geografìa chilena con su palabra. ¿Aùn somos un paìs donde la palabra nos sigue representando?
Gabriela Mistral es un icono recuperado mucho despuès de la muerte de la poeta, que siempre viviò como extranjera, cuyos restos  descansan en su valle humilde y soleado, porque ella lo pidiò. Recorriò de Norte a Sur Chile, cuando fue maestra, su poesìa forma parte de los planes de estudio de las escuelas y liceos de Chile. No sòlo escribiò  Rondas infantiles o una prosa lùcida, comprometida, sino una poesìa americana, enigmàtica,  a veces, pero no oscura. Ella fue profundamente regionalista de su patria chica. (Su Elqui patrio)  Dejò un legado a Chile, en el largo Poema de Chile, que es un viaje al alma y cuerpo del paìs que terminò autodesterràndose. Margina de su viaje imaginario  los lugares que no le fueron gratos, Vicuña, Santiago y Temuco. Asume la defensa de los Mapuches: Ellos eran dueños de bosques y montañas/hasta el llegar de un dueños/ de rifles y caballadas/Ellos fueron despojados./Pero son la Vieja Patria/el primer vagido nuestro/y nuestra primera palabra/Nòmbrala tù, di conmigo/brava gente Araucana/cayeron/di màs, volveràn mañana.
Nunca terminò ese poemario, era su mundo imaginario, real, donde habitaba  realmente. Su oxìgeno estaba en este encuentro  dentro del poema, con el paìs que amaba verdaderamente y soñaba. Deambulò por años por el mundo junto a su mala memoria, pero fìsicamente estaba en su valle rodeada de montañas que se cuidaban unas a otras, como si el paisaje se fuera a salir de la comarca. gabriela proponìa la imagen del huemul para Chile, y no la del Còndor, por ser un ave de rapiña, carroñera, decìa. En la encuesta el Còndor supera con creces al huemul.
Pablo Neruda, comenzò temprano con sus poemarios juveniles, viajes, como senador y candidato a la presidencia de Chile, recorriò el Norte y Sur de Chile, de punta a punta, dio recitales en las minas y fàbricas. Su poesìa telùrica, sobre la materia, las cosas esenciales, el mar, las piedras de Chile, el hombre, le aproximaron a la gente durante toda su vida. su muerte en una època tràgica para Chile, el silenciamiento de su obra, el saqueo, allanamiento de su casa en santiago y la confiscaciòn de su mìtica casa de Isla Negra, le transformaron no sòlo en un poeta esencial, que ya era, sino en un gran sìmbolo de resistencia del pueblo chileno.
En mi ùltimo viaje, cuyo recuerdo tengo vivo en la memoria, Neruda era un mito vivo en las casas. Años despuès, se propondrìa su nombre para el aeropuerto internacional de Pudahuel.
Chile es un paìs de poetas, no sòlo la Mistral y Neruda, Huidobro, Parra, Pablo de Rokha,  Gonzalo Rojas, Dìaz Casanueva, Lihn, Teillier, Rosamel del Valle, Carlos de Rokha, Omar Càceres,  Alfonso Alcalde,  Barquero,  Alberto Rubio, Anguita, Millàn, Hahn, Arteche, Uribe Arce, Manuel Silva Acevedo, Waldo Rojas, Bolaño,  Oliver Welden, Zurita y la lista es màs numerosa, porque bajo cada piedra de Chile puede aparecer un poeta.

El Valdivia de Panero

Leopoldo Marìa Panero, el mayor de los poetas vivos de España, vive  como un loco recluido en el Manicomio de Mondragòn, su ùltima residencia.
Por èl nadie da un diez, ni pide un respiro: el establecimiento lo condenò de por vida, donde le inyectan razòn, de esa que los verdaderos locos no entienden. Panero es un poeta lùcido, culto, original, estudioso, màs cuerdo que muchos que viven en la cuerda floja de las apariencias, esnobismo, estupidez y banalidad. Es un autèntico transgresor, aventurero de la palabra en el buen sentido de la exploraciòn, de tocar a fondo y se la juega, sabiendo que nunca lo tocarà. Panero es fruto de su vida, lecturas, audacia, de su tiempo y  bien administrada locura. Es su propio caracol hablàndose asimismo, pero, sobre  todo, a los demàs.
Sobre la muerte, una de sus obsesiones, respondiò en una oportunidad, de visita en Chile. (Saliò con permiso y acompañado con su enfermero a dar un recital) "No, no soy yo quien debe hablar de la muerte. Déjale eso a mis poemas. Ahí está todo. Escribir es una partida de ajedrez contra la muerte; yo sólo pongo el tablero, pero los movimientos y las piezas le pertenecen a ella, " le contestò a Armando Roa.
Panero se considera un apàtrida y que vive en un paìs de pesadilla. A mì, dijo, me llaman Pertur y resolviò el enigma del periodista:, cuando culminò la frase: Perturbado.
De èl no se nada hace mucho tiempo. Seguramente su sombra tiene la respuesta de su estado de salud y razòn, de lo que nos queda de Panero: su palabra  enloquecida para la sociedad  y sigue respirando. 
Hoy es mi invitado en este Blog, que nadie leerà con seguridad en el Manicomio de Mondragòn. 
He escogido un poema de Panero, que tiene que ver con la cruenta, sangrienta conquista española de Chile, la llamada Araucanìa por Alonso de Ercilla y Zùñiga, tierra Mapuche. Allì donde se escribiò la màs grande epopeya de la conquista en las Amèricas, la nuestra, ùnica, irrepetible y de siglos  sangrientos. ¿Si los chilenos nos sentimos tan orgullosos de las palabras de reconocimiento del poeta de la conquista y fundaciòn epopèyica de  Chile, cuando habla de gente tan gallarda, valiente jamàs regida por rey alguno y sabemos que se refieren a los Mapuches llamados araucanos por los españoles, por què no respetamos a su gente?
El texto de Panero se refiere al propio conquistador y fundador de Santiago de Chile, Pedro de Valdivia. En mi infancia, lugar de todas las pestes: la cristal, escarlatina, gripes menorables, asma,  las pasaba leyendo  un libro de Historia de Chile de grandes tapas rojas y  tamaño que sobrepasaba mis manos, pero ha quedado en mi memoria. Y ahì estaba la imagen de un Mapuche con un mazo en la mano y el conquistador listo para recibir el golpe final. Los historiadores nunca se pusieron de acuerdo como muriò. A mazazos, descuartizado y por ahì en Internet, la caja de todas las Pandoras: dice que los Mapuches, luego de torturarlo  pieza por pieza, se lo comieron, aplicando los mismos suplicios que los españoles  daban a los indios. El Toqui Caupolicàn habìa  sido empalado en una pica de hierro y Galvarino, cortada sus dos manos y asì sucesivamente. Otras pàginas del libro ilustraban con la amante de Valdivia, Inez de Suàrez, cortando cabezas indìgenas. Una historia que aùn no termina, casi 500 años despuès.
Panero pone en el centro del poema a Lautaro y con razòn.... Lautaro fue asistente de Valdivia, lo habìan secuestrado, y cuentan que aprendiò a distinguir entre el caballo y el cuerpo del español, que no eran una sòla pieza.  No fue un hallazgo estratègico de poca monta  para la tècnica de los combates y victorias sucesivas de los Mapuches. Pablo Neruda, en su Canto General, Lautaro era una flecha delgada./Elástico y azul fue nuestro padre./Fue su primera edad sólo silencio./Su adolescencia fue dominio./Su juventud fue un viento dirigido./Se preparó como una larga lanza.....Se aceitó como el alma de la oliva./Se hizo cristal de transparencia dura./Estudió para viento huracanado./Se combatió hasta apagar la sangre. /Sólo entonces fue digno de su pueblo.
Todos sabemos a que va un conquistador, cual es el valor de su acciòn, objetivos, que persigue y cual es el tamaño de su ambiciosa corona. Buscaban Eldorado, donde sòlo habìa desierto, rocas, mar, grandes lagos, volcanes nevados, terremotos,  selva y Mapuches orgullosos y amantes de su tierra.
Fue Lautaro quien se encargò del conquistador, por eso era su noche, en palabras de Panero, leit motive del poema, que gira entorno al gran Toqui mapuche, que termina con el sueño de Eldorado del antiguo asistente de Pizarro. Los dioses de Valdivia, no toman en cuenta la sangre del hombre, nos recuerda  el poeta y con ese trazo  nos describe la violencia de la conquista. Dioses como àrboles sin savia/que llevan colgados de sus cuellos...¿La conquista cristiana? Panero desnuda la mala  hora española en toda su desnudez. La mala leche se instala en la Capitanìa general de Chile, un lugar extraviado al sur del opulento Virreynato del Perù, imperio inca despojado por  Francisco Pizarro, quien viajò desde Panamà impulsado por Eldorado, que dicho sea de paso, encontrò. El oro retornaba a Panamà desde donde se enviaba  a la metròpoli, siempre y cuando, los piratas Morgan y Drake, no atacaran la ciudad o interceptaran los  barcos españoles.
Casi cuatro siglos combatieron los Mapuches, regaron el sur de sangre, y despuès vino la reconquista cuando el español abandonò la colonia con la cola entre las piernas. En la llamada Frontera, los europeos  de Europa, suizos, alemanes, ingleses,  etc., cazaban a  los indios y  les robaban sus tierras hasta el dìa de hoy. El Medio Oeste  chileno, hecho a la medida y semejanza del despojo y hacinamiento de la cultura vernacular. El tiempo ha pasado como la flecha de Lautaro, pero no se ha detenido en las reivinducaciones legìtimas del Pueblo Mapuche. Estamos y seguimos en la noche profunda y clara de Lautaro.
Hacen pues un camino con la sangre /entre los màs oscuros àrboles/ y que el hombre ahì se pierda/ advierte el poeta con  palabras repetidas una y otra vez por la historia.
Eldorado sigue en la memoria del hombre postmoderno, en el aquì y ahora, y las conquistas por metales, recursos, oro negro, son màs brutales que en los tiempos de los españoles que arrasaban aldeas igual con sus  arcabuces, caballos y armaduras.
¿La historia es una espiral de mierda que no terminarà nunca de caer?


Inèdito de el ûltimo  hombre
Valdivia tiene màs hombres, màs caballos
y àrboles que escupen fuego y sangre:
ante la bestia de Valdivia el indio
tiene sangre hembra.
Valdivia tiene dioses para los que no cuenta
nada la sangre del hombre,
dioses como àrboles sin savia
que llevan colgando de su cuello:
pero era la noche de Lautaro.
Y en la noche de Lautaro tras el àrbol hay perros
y la luna ilumina el camino a los lobos.
Entra el hombre barbado, el español a saco
en nuestras casas y muestra su verga a las mujeres:
pero en la selva se pierde, en el laberinto
oscuro de Eldorado.
Hacen pues un camino con la sangre
entre los màs oscuros àrboles.
y que el hombre ahì se pierda;
porque es la noche de Lautaro.
En la noche de Lautaro el dios castellano
es menos que una vìbora, y su cuerpo
es un pàlido dibujo en la nieve.
Allì donde te dije que estaba Eldorado
està un artìfice para labrar tu muerte:
En el tobillo desnudo estàn
las joyas que preguntas:
bùscalas en la noche de Lautaro.

lunes, septiembre 13, 2010

En el mes de la Patria...

En el mes de la Patria y del Bicentenario, mi nieta panameña,  Isabella,  ha sembrado por iniciativa propia, una banderita chilena junto a unas flores que tanto le gustan. Cuando realiza el gesto, la fotografìa se ve en  penumbra y es mediodìa, porque simboliza  lo que hace falta: transparencia con el pueblo Mapuche. Y este es mi deseo para que estas fiestas realmente sean chilenas  y las fechas un honor para todos los chilenos, sin excepciòn. Lamentablemente para el pueblo originario, no se ve aùn la claridad del sol. Hace falta un gesto definitivo de toda la naciòn chilena  hacia la naciòn Mapuche, tan humillada por siglos.  Falta literalmente hablando, voluntad polìtica.
Cuando vivìa en Chile, solìa verlos deambular por la Quinta Normal, como si no pertenecieran a Chile. Tanta historia sagrada y valiente escribieron por siglos y Chile aùn no reconoce sus  derechos plenos. No sè que irà a decir a las Naciones Unidas el presidente Sebastiàn  Piñera, pero todos esperamos que se integre la naciòn Mapuche con plenos derechos: No hay nada màs indigno que otros seres humanos jueguen con la dignidad de los demàs.
No lograremos un mundo  mejor basado en la discriminaciòn racial, social, cultural, en el abuso contra las minorìas, el retorno de la  xenofobia como polìtica de Estado, en la explotaciòn de otros seres humanos para beneficio propio. Es una verguenza inadmisible en la segunda dècada del siglo XXI, desconocer los derechos humanos a que tiene derecho cada persona que nace en el planeta Tierra.

domingo, septiembre 12, 2010

El poema caracol


La pàgina en blanco es mì principal punto de apoyo para escribir un poema y unos làpices que parecen pinceles y  me permiten dibujar las palabras. No hay tiempo, lugar, ni hora, para la poesìa. La hora de la poesìa es la poesìa misma.
El espacio desolado, puro, albo, descontaminado,  desafiante, de la pàgina en blanco me impulsa como el vèrtigo al vacìo.
La poesìa está aparentemente en las palabras, pero emana de las cosas vivas y muertas, de las relaciones del hombre con todo lo que en èl habita y sus fuerzas incontenibles e inefables, hacen posible transformar en amor y belleza, la palabra.
El poema tiene su propio aprendizaje sobre la hoja en blanco y las palabras se asocian, autodestruyen y no todas llegan a la orilla. Hay que saber  rescribir y sobre todo, borrar. Si no, preguntèmosle a E. Pound.
De todas  maneras no hay fòrmulas, quizàs lo màs importante sea el trabajo diario, repasar la lecciòn una y otra vez, como si nada se hubiese escrito. La palabra se encarga se hacer silencio cuando no encaja en el poema.
El poema tiene su propia mirada y es ùnica. El poeta es un arqueòlogo de su propia  palabra y desde un inicio comienza a restaurarla. Cuando la busca, aparece como un diamante en bruto, opaca, sin destellos, y su trabajo es pulirla y tambièn desecharla.El poema y las palabras no son objetos de museo, a no ser que se trate de documentos històricos, ediciones ùnicas, pepeles fascinantes. Màs bien la palabra viva es aquella se conserva mejor en sì misma.
Si tiene que recurrir a un restaurador, que no sea el propio poeta, esa palabra està en problema, duda. Siempre el lector tendrà la ùltima palabra de su versiòn, que pueden ser muchas, infinitas, como personas lean un libro.
Lo importante es presentar un texto para que el Otro pueda disfrutarlo en el placer y la razòn, motivarlo en sus propias experiencias, porque la del poeta no es la ùnica. Todo nace de un monòlogo interior, una voz, un ruido, una obsesiòn, una mirada y la bùsqueda  incesante de nombrar las cosas por su nuevo nombre, el de la poesìa. Todo està por hacer frente a la pàgina en blanco y el improvisado pincel que no pinta palabras, sino las inaugura, asocia, desvanece y pretende encontrar las adecuadas, precisas, justas, ùnicas posibles para el texto.
El texto se siente mejor o peor, y eso depende de las palabras. Las palabras deben hablar un lenguaje. Decir, en lo posible, lo que nadie ha dicho. Sè cuan agradecidas se sienten cuando no hablan de lo mismo. Saben que viven dentro de un caracol que escucha el sonido del mar y sus olas, pero estàn para ser decubiertas, incorporadas con toda la intensidad del lenguaje.
La palabra no busca un espejo repetidor, sino el secreto oìdo del caracol.