viernes, octubre 09, 2009

La Musa es una isla




La Musa
es una isla
rodeada de la palabra
mar, mar, mar.
Rolando Gabrielli©2009

La Musa pierde la cabeza







La Musa
pierde religiosamente
la cabeza
en el poema.
Sólo entonces,
vive, goza.
Rolando Gabrielli©2009

jueves, octubre 08, 2009

Las flores del Nobel











Este año no jugué al azar. Dejé que corrieran los favoritos en el gran hipódromo del Nobel. Había hecho un paneo por los diarios suecos y franceses, buscando alguna pista más allá de las apuestas y sólo vi un gran silencio. Mi vaga intuición es que recaería en alguien exótico, que representara dos mundos, y me hacía la idea de Juan Goytisolo, un escritor puente, eslabón de dos mundos, culturas irreconciliables. Él mismo se viajó hace años de su natal España.
La ola especulativa anterior a la premiación, es comparable con el feroz tintineo de las bolsas y cajas registradoras en Wall Street. Cada año ocurre toda suerte de vaticinios, cabalas, elucubraciones geográficas, políticas, literarias y sus posibles ramificaciones. El Premio Nobel es un Derby. La prensa mundial religiosamente hace un recuento de los ganadores y perdedores con lujos y detalles.
Una de las grandes cartas especulativas era que este año el gobierno sueco estaba en manos conservadoras, por lo que el premio giraría de la tradicional mano “izquierda” de la Academia a la “derecha”, favoreciendo a los escritores norteamericanos y no a los supuestamente convencionales gustos de los jurados nórdicos. La Academia ha vuelto a condenar el comunismo de Estado, devuelto la mano a la historia y memoria, a una literatura centrada en ambos valores, donde la libertad es el eje. Estas no son sus palabras, los académicos dijeron que han premiado la fuerza de la poesía y la franqueza de la prosa, ya que con ambas, la autora describe un paisaje, panorama de los desposeídos.
La gran apuesta estaba sobre un escritor de origen judío Amos Oz y los norteamericanos Phil Roth, Thomas Pynchon y Joyce Carol Oates. En esta vuelta no, dijeron los académicos suecos. La prensa norteamericana a ha calificado a la ganadora como una oscura escritora. El New York Time dijo que sólo cuatro de sus libros fueron traducidos al inglés. Debemos recordar que Roberto Bolaño sólo entró a Estados Unidos en papel impreso y traducido, después de muerto. Ya se percibe el disgusto entre algunos internautas europeos, franceses específicamente, que esperaban a los que figuran en el ranking. Las editoriales, los medios, críticos, quienes se agitan en el negocio del libro, televisoras, personajes mediáticos, sin duda influyen en el gusto de las personas que tienen cada día menos tiempo para leer, menos opciones para pensar, y más horas para la TV, video juegos, hedonismo en diversas escalas.
La gran literatura figura en la línea gris de la vida cotidiana. Primero están los video juegos y de mesa, el reposo frente al televisor, como si el día cayera sobre las imágenes que el mundo acumula día a día. Para el fin de semana, si se está en vena de leer, los Best Seller y alguna novela policíaca o de terror, un puzzle. La farándula ha llegado para reinar y quedarse. El mundo tiene sus propias guerras en vivo y en directo, como para hurgar en el pasado reciente de la post guerra fría. Pero es el material que explora la rumana-alemana, Herta Muller. Ejerce y recrea además la biografía familiar, con su madre desterrada en la Unión Soviética
Ante la designación de la poeta y novelista rumana, exiliada en Alemania, Herta Müller, se habla de una gran sorpresa. Es que cuadrar los gustos del Nobel, es un círculo vicioso, y ajenos todos a la decisión sueca, nos queda leer la obra de esta escritora que vivió en Transilvania, la tierra de Drácula, nacida en 1953,-poeta, novelista, ensayista-y que hace una radiografía del horror de sus tiempos vividos bajo la dictadura de Nicolae Ceaucescu, quien fue ejecutado junto con su esposa por genocidio. El horror es un estado anímico del mundo actual en varios países, una extensión del pasado, un libreto que no ha variado sustancialmente, sólo se ha trasladado de región en región, de geografía en geografía.
Me confieso no haber leído una línea de su obra, ni un sólo pobre poema, pero no me exijan mucho, habito en Limbo City, territorio legítimo del olvido. Herta Müller, quien acaba de editar Columpio de respiraciones, es una escritora muy leída y con 20 premiaciones por delante del Nobel, abona al mundo de la sorpresa, cuando dijo al conocer la noticia: aún no lo puedo creer y que por ahora no dirá más. Pertenece a una minoría alemana asentada en Rumania desde el siglo XII, pero que ha migrado a occidente en las últimas décadas. Pero aún se siente tierra de nadie y yo digo que puede emigrar el cuerpo, pero no la palabra. Muller, que deseaba el Nobel y dijo no merecerlo, piensa que el lenguaje es todo si es verdadero y con él descubre las falsedades del mundo.
La Academia privelegia la historia, el lenguaje poètico, una "escritura de denuncia desde la minoría, literatura desde la cotidianeidad." Es lo que se desprende del perfil de la autora como de las palabras de los suecos. Por el nivel de la premiaciòn, ello trasciende las fronteras y la decisión aterriza en América latina, donde las opiniones son diversas sobre la novela: en vías de extinción, insisten algunos, género híbrido, cosmopolita, aseguran otros, sin arraigo en la historia y tradición del subcontinente, donde se ubica al chileno Roberto Bolaño como el último mohicano de una generación latinoamericana que se extinguió con su época. Y como hemos dicho, la novela se camalonea sobre su flexible y aventurero cuerpo. Los recursos de la realidad y de la ficción, de la historia, de la poesía, imaginación, de la vida, están para ser tomados, aplicados y no son pocos. La vida y la historia están para ser contadas. ¿Cuántas historias existen por cada persona? El mundo tiene varios muros, dos en pleno funcionamiento, pero hay muchas murallas dispersas, erigidas en una supuesta legalidad y dentro y detrás de esas moles hay espacios habitados por personas que tiene una historia que contar. El desastre de nuestro tiempo, que carece de reloj y lugar y se mueve como una anaconda de terciopelo bajo la cama, es un tema latente, un libreto que se relata asimismo. La novela muchas veces reinventa la vida y también se queda corta. Traduce el espacio del sueño y el insomnio que se agita en la pesadilla e ilumina muchas veces.
Una rumana que escribe en alemàn, se exilia en Alemania y su palabra no sale de su aldea literaria: la vida rumana en tiempos Ceausescu. Si historia viene de más lejos y lo verdaderamente importante es que ella la registra, saca a la superficie ese pasado, lo convierte en presente para que nosotros lo conozcamos. y lo que nos habla también es el currículum de la autora, su biografía: estudió ambas lenguas, la rumana y alemana, para hacer el puente. Los académicos suecos han puesto, pienso, el acento en estas cosas, el rescate de una minoría humillada.
Sin duda ningún premio por importante que sea impondrá una obra. Sólo el tiempo lo dirá. Y así ha resultado ser. Para qué preocuparse de y por las pequeñeces y de algunos espejismos.

La MUsa es roja arqueología



La Musa
es roja arqueología,
poesía suprema,
muda roca, atmósfera única,
palabra inefable,
pasos que un largo río baña
infinito, inagotable
en mi memoria migratoria.
Rolando Gabrielli©2009

miércoles, octubre 07, 2009

La Musa canta




La Musa Canta
La Musa
está cargada
de presagios, palabras,
se deletrea en sus vocales
y consonantes,
árbol de su memoria,
la Musa canta
detrás de sus palabras.
Rolando Gabrielli©2009

La Musa es volátil



La Musa es volátil,
sube y baja las mareas,
gravita en mí
como un mar lejano, oscuro,
permanece en el gaseoso espacio,
su blanca espuma.
Rolando Gabrielli©2009

martes, octubre 06, 2009

La Musa sueña

La Musa sueña
un mismo sueño
un piso más arriba
que el poeta.
Rolando Gabrielli© 2009

lunes, octubre 05, 2009

La Musa habla




Ten fe,
al menos en ti.
Los monaguillos
de sal y pimienta,
no dejarán de leerte.
No hay un altar
nuevo cada día
para la palabra.
La rosa
no abandonará la espina
por simple semántica.
El poema
no tiene voz,
es mudo,
como la palabra.
RolandoGabrielli©2009

domingo, octubre 04, 2009

Un himno jamás se apaga




Un himno jamás se apaga
es más grande que el silencio
y si el silencio crece en la memoria,
un himno jamás se apaga,
la memoria no olvida
el canto la borra...
Un himno se agiganta
en la memoria,
un millón de pájaros
crece en el corazón
que los echa a volar
Un himno jamás se apaga
es como una vela
que enciende el viento
y no puede morir
porque tus ojos
la volverá a encender
por tí, por mí...
Rolando Gabrielli©2009


Luego de una larga e indolora agonía, compartida y acompañada por su pueblo en las calles, Mercedes La Negra Sosa, una de las voces más claras, potentes, auténticamente popular, dejó en silencio, humildemente, esta América que ella amó y luchó tanto por su libertad. América latina, Argentina, pierden más que una cantante con una maravillosa voz, a una mujer luchadora incansable por los derechos humanos y los más humildes. No hubo fronteras para su voz, pero fue la voz de los que no tuvieron voz durante la dictadura militar Argentina y tuvo que partir al exilio por cuatro años a España. Alcanzó la cima artística, como el icono popular que fue y seguirá siendo.
Cantó en la Capilla Sixtina del Vaticano (diciembre de 1994), en el Carnegie Hall en Nueva York (febrero de 2002) y en el Coliseo de Roma (mayo de 2002) para pedir por la paz en Medio Oriente junto a Ray Charles. En 1999, llenó La Bombonera, cantando con Pavarotti. América latina fue su casa. Popular, universal, humilde, sensible, defensora de las causas sociales, le cantó toda su vida al pueblo y el pueblo le despidió cantando sus himnos, no sólo en Argentina, sino en distintos países del mundo. La libertad se agradece como el pan, y Mercedes Sosa, le ayudó a ser libre al pueblo sometido de su patria y también a América latina. Es que Mercedes Sosa trajo un pueblo en su voz. Ella vivió el exilio y resume esos años: "hablaba como si fuera un telegrama. No tenía palabras". "El exilio es duro, tanto la vida, como el trabajo", dijo.
Es la cantante argentina y quizás de América latina, con más reconocimientos durante su carrera artística iniciada en Tucumán a los 15 años de edad. Vendrían los Grammys, reconocimientos de la UNESCO, Doctora Honoris causa de la Universidad de Tucumán al Gardel, entre muchos otros de gobiernos, instituciones y por su carrera artística, como canciones, discos y trabajo incansable por una humanidad en paz y solidaria.
Su mensaje era simple y para esta época: soy tan testaruda que quiero cambiar el mundo. Yo sé lo que canto y para qué lo hago, afirmaba.
El destino, la vida, quiso que partiera un 4 de octubre, el día que nació Violeta Parra, cuyas imborrables canciones, Gracias a la Vida y Volver a los 17, ella las interpretó con maestría y divulgó por el mundo entero.