sábado, febrero 19, 2011

Los dioses apóstoles

Señor,
baja, desciende, toma tu ascensor,
el expreso de medianoche,
lo que consideres conveniente y preciso
(ya existen los vuelos tripulados al más allá)
No, no uses las redes sociales,
un mensaje más no soluciona nada,
no cuentes con mi Blog bloqueado,
preséntate con tus viejas sandalias de pescador,
así sabrán que no son los únicos dueños de la Red.
ROLANDO GABRIELLI©2011
 

Poeta en febrero

Vuelo  en  nube toma aire,
altura que yace en su Limbo,
ciudad  de cristales,
la luz  no ve y el mar la proyecta
sin horizonte oscura, oscura,
mi mano sigue un curso indefinido.
Habla, habla piedra debajo del polvo
encontrarás mi cara.
Es la hora del mercado y sopla  un humo
de papeles ingràvidos, ácidos, malqueridos,
vientos que escupen noticias, purgantes,
aceite de bacalao traga el recièn nacido.
Sobre el monte de Venus me detengo
más que un instante,
silencio atroz de la memoria.
Una mañana profunda, 
un pozo, un rio, tu nombre

viernes, febrero 18, 2011

CICLOS, Carlos Peña en el Casco Viejo de Panamà




Uno va ascendiendo por una escalera empinada a algùn punto del cielo sobre  una edificaciòn de  corredores que fueron construuidos por los conquistadores  españoles en la segunda ciudad de Panamà, el Casco Viejo,(Antiguo) despuès que el pirata inglès Henry Morgan saqueara  Panamà La Vieja (1671) y en medio de la refriega se incendiara la primera urbe colonial en tierra firme en el Pacifico  latinoamericano. Se asciende con el vértigo y la historia pisàndole los talones y en estos  poco màs de tres siglos cùantos pasos  se habràn dado y quiènes fueron los que subieron a estas habitaciones, donde el pintor y arquitecto  chileno, Carlos Peña tiene su taller,  un espacio  para  reencontrar   su propio espacio en el arte.  Mientras subìamos pensaba que Carlos venìa de trabajar  en Nueva York, en una reputada firma de arquitectos donde se hacen rascielos en el país de los rascacielos, una ciudad que se inventa asimisma las 24 horas del dìa, porque no tiene horarios, si no, habrìa la hora 25 para la Gran Manzana. La humedad  del sitio me habla que hubo cuerpos, sòlo estoy aferrado  a imàgenes de un pasado que imagino, sin memoria, no estuve allì, y lo màs real es una botella de vino argentino con dos  copas para  escuchar al pintor, ver la obra que està haciendo, cuàles son sus proyectos, ideas y  celebrar  este encuentro en la noche panameña, uno de tantos azares. Las paredes recuerdan el pasado, no està totalmente intervenidas, muestran su historia, heridas, trazos de  la piedra a flor de piel, quienes respiraron antes que nosotros.
Siempre me ha marcado la arquitectura, reconoce Carlos Peña, quien estudiò en la Universidad de Artes y Ciencias de la Comunicaciòn en Santiago de Chile y un dìa decidiò partir a Nueva York a buscar  y realizar un sueño, conocer y vivir  con esta muñeca de mil cabezas, que es tambièn la paleta del pintor. En Nueva York, New Haven, East Village, NYC, Manhattan, recuerda Peña pintaba en un Sòtano y trabajaba en las alturas. En Panamà, hace un gesto de sorpresa como si el destino construyera su porpia agenda, trabajo como arquietcto en un Sótano y pinto en un tercer piso, en esta especie de palomar de la Bell Epoque  colonial. Vivo un  ciclo al revès, gatilla el pintor, una palabra que le gusta usar, es como un potente clic para la acciòn y la dinàmica de la imaginaciòn. Los espacios se han invertido, las ciudades de son otras, los colores, olores, el clima, la gente, una ciudad que hospeda al mundo y otra en trànsito permanente, aunque cada vez màs cosmopolita. Los ciclos son personales, agrega el arquitecto Peña, que prefiere  ser Artista, aunque-sostiene- cada creador posee su propio ciclo y las influencias que tengo devienen de otros pintores que siempre vuelven. Matta, un referente importante de Peña, habla de un lenguaje, nos cuenta, no es un pintor, su arte representa los diferentes lenguajes, las matemàticas yal mismo tiempo crea en sus cuadros personajes y ficciones a travès de la pintura. "Una mancha habla y traduce lo que busco: mi propio lenguaje" Hay juego e intimidad en la pintura,a cota, se da una seducciòn definitivamente, aparece y desaparece lo que buscamos. "Siempre habrà una bùsqueda", enfatiza. Este es mì perìodo de los Ciclos. Antes buscaba un lenguaje y ahora defino màs mi temàtica. Busco mi objetivo y le doy consistencia, subraya Carlos Peña, señalando su màs reciente obra: Ciclos
La pintura comenzò en la Universidad en Santiago, hace un poco de historia y revela antecedentes, de còmo se iniciò y què le motivò a buscar y dirigirse con su propio lenguaje en el mundo de las  personas y cosas. Cuando ingresè a la Universidad, un profesor y arquitecto me dijo: salieron del colegio, deben volver a pensar y a escribir. Asì encontrè el Arte, explica Carlos Peña, de manera simple y tambièn la historia, añade. Un profesor me motivò, pero el ruido estaba allì, pareciera decirnos. Hechos que me abrieron un camino y comencè a pintar en las madrugadas, en las horas en que solo los sueños nos despiertan.
Tres ciudades persiguen las huellas de Carlos Peña: Santiago, Nueva York y Panamà. Todos los extremos y las distancias, nada màs parecido que las diferencias. ¿Què ha significado Santiago?, le pregunto, y me imagino la ciudad con su rìo atravesàndola  y montaña nevada, los escombros que atraviesan mi memoria, trazos hundidos en la infancia, paredes ciegas, inanimadas. ¿Cuál es el color de Santiago? Verde amarillento, me responde. Chile es un paìs para crear, sostiene. ¿Y Nueva York? Gris oscuro, tintes rojos, ciudad de la energìa, de las razas y sexos. Una ciudad maravillosa que me quiere expulsar y cada vez màs me retiene, revela el pintor, su verdadera identidad con NY. "Es una escuela, una ciudad increìble por su grandeza. Ciudad grande en una Isla pequeña", la define finalmente. Y llegamos a Panamà, la última parada, el lugar de esta conversaciòn, el que menos conoce. El color del istmo, para Peña es amarillo verde intenso.Panamà es un lugar de pocas distarcciones, te eprmite concentrarte en lo que quieres, sostiene el artista. Ese es el ojo del pintor, como siente  y ve la geografìa, el espacio y respira tambièn la atmòsefra de  kos lugares donde piensa su pintura y traza sus caminos. Nueva York, subraya, "significò concretar mi creatividad, asumir, enfrentar la ciudad, porque eso era hacerlo tambièn con mi existencia, propia vida." Hay que dejar algo en los lugares. Mi bùsqueda es interpretar los actos humanos, puntualiza. "La pintura es mi motivaciòn principal, un factor determinante en mi vida, presente, y sobre todo, futuro. Es mi medio para expresar mi libertad". Rolando Gabrielli©2011

Ìbamos por la vìa Argentina


La vía  Argentina, donde los loros cantan junto al piano de Mozart, nos alfombran la tarde del amarillo que brota del Guayacàn fuera de estaciòn. La naturaleza apurada  por el cambio climàtico adelanta su calendario de finales de marzo en este febrero mar pisciano azul. Íbamos por un vino dentro de la estaciòn en medio de la tarde tropical, suave, càlida, esplèndida, rosada en el atardecer. Hay risas sin nombre, pasos sin camino, andar, andar. Febrero tiene su propio banco de datos. El otro cuadro es una ventana que casi deja por fuera la  Luna llena en el Casco Viejo. La noche se consumiò frente al mar hasta la última gota.
La periquera no abandona  su jerga musical con su acento inconfundible y el horario propio de los grandes de la Scala de Milàn. No es Milano este lugar, pero si la Babel de los Pericos, donde todo se confunde y ningùn principio tiene final. Verbo espontàneo, me quedo con los pericos, porque algo me anuncian, llaman por su nombre, siento, la felicidad.
La belleza  muda del guayacàn no compite con el coro de su espectacular vecino, solo sucede en el amarillo brillante y opaca el atardecer o màs bien ilumina. La tarde tiene estos tonos crepuscularios bajo el ritmo de sus pasos admite casi todo. La tarde es su propia escritura y corrige sus faltas de ortografìa.

jueves, febrero 17, 2011



El bosque puede guardar
el secreto de las palabras,
ignorar el vacìo rumor,
las voces  sin sentido
de la ciudad,
y reclamar mudo,
cada verano,
las hojas que han caìdo
detràs del muro.

miércoles, febrero 16, 2011

Mi pequeña  nebulosa
eres polvo, luz,
partícula deseada,
azul brillante lejana
desconocida,
pero no olvidada.
Rolando Gabrielli©2O11

martes, febrero 15, 2011

La Teoría de la Noche se me cruzó por la  semipenumbra del Sótano como el último viaje de Antoine de Saint-Exupéry, ese que no tiene regreso y por eso se llama así y no hay otro. Lo más parecido  a un final de ruta. No es una meta, porque nadie compite para dejar de existir físicamente. La noche  es la sombra de la oscuridad, su espejo, casi su representante legal y autorizado. En el Sótano todas las luces son algún reflejo de la oscuridad y sus sombras. La oscuridad no apaga la memoria, es otro el interruptor que la interrumpe. Así fue que todo oscureció, cuando escribía La teoría de la sombra, una fuerza quizás más oscura que la oscuridad se expandía alrededor de la noche. La última fue una espléndida voladura del transformador. No voló un pájaro,  ni el viento, nada se sintió fuera del estallido y la oscuridad que entró silenciosa como una camarera comedida.
Dos veces se fue la luz. Yo estaba allí acostado sin ninguna otra certeza más que el silencio. Toda la noche fue hecha oscura y la luz artificial, una convidada de piedra, apagó su ampolleta por razones de fuerza mayor. La sombra  única se hizo cargo de la oscuridad.
La noche tenía luna nueva y estaba estrellada, luces tan bellas y altas, que no alcanzan más que para la felicidad, la lectura requiere luz directa, quizás no la palabra. Las estrellas para estos efectos, alumbran menos que las luciérnagas.
De pronto me iluminé con la ampolleta personal de emergencia y recordé  que tenía una mágica vela roja que compré hace unos años. Aromática, con pasado, venía a convertir el cuarto en un juego de sombras chinescas. El abanico inmóvil, recuperaba su sombra. La puerta blanca adquiría su corporalidad.
Sombra, reflexionaba, no hay mejor teoría que verte todos los días a mi lado. Era mi propia sombra la que crecía frente a la pared, como un faraón leyendo un libro y me extendía hasta el final del cuarto. sombra. Comencé a abrir y cerrar el libros para dejar que las palabras se desprendieran de las páginas por la noche  hacia un lugar   blanco y lejano, sin costuras, como una página en blanco. Se me esfumaban las palabras escritas, pero no las de la memoria. Unas partían y otras llegaban.
Comencé a escribir estas palabras para que la sombra de la escritura tuviera algún significado. Sentí la presencia del genio de la Lámpara de Aladino, como un gesto desesperado. No le pedí ningun deseo. Era inútil. Los deseos deben seguir siendo un misterio. Lo único que seguía vigente era la noche, como en un principio.  Si quería saber que estaba en la misma ciudad, sólo escuchaba  el ruido lejano de los motores de los aviones que atravesaban el mar. Su sombra sobre el mar bajo la resplandeciente luna, era posible imaginarla. La oscuridad trae un silencio impagable. Ese recogimiento de la sombra que imaginamos, pero que suelen ser todos los espacios.
La vela imponía su luz humilde, callada. Ella conoce mi memoria y me recuerda que una pequeña luz puede abrir caminos asombrosos.

lunes, febrero 14, 2011

14 de febrero

La amistad y el amor siempre oxigenan la vida y màs aùn en estos tiempos, donde la palabra es humo. Me escribiò Rolando Denver, casi un socio de Cupido, para que les saludara a todos ustedes Internautas del ciberespacio con ciber amistad y ciber amor.
 El deseo no dura un dìa, ni unas horas, ni es una fecha, no se comercia con ninguna de las dos palabras. Felicidades!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

domingo, febrero 13, 2011

Teorìa de la sombra





La fidelidad de la sombra
es tan relativa.
Necesita
la luz
para aparecer
y desaparecer.
2
La sombra nunca invade
una superficie mayor
al cuerpo
que representa.
Si lo hace,
se devora asimisma.
3
La sombra acompaña
hasta que el cuerpo
desmaya.
4
La sombra
solo es libre
cuando està presente
5
La sombra es avara
cuanto màs se sabe parte
del cuerpo
que finalmente abandona
en la ceniza
o ante el gusano.
6
Sombra
tù eres
mi efecto especial
esta noche.
7
¿Sombra
que ve el día,
desaparece?
8
La fuerza de la sombra
no radica
en su oscuridad,
sino en la ausencia
de luz.
9
¿Crees que tu sombra
contiene
toda tu oscuridad?
10
La sombra
es oscura, oscura,
no reuiere màs claridad
que el reverso de la noche.
11
La sombra
se asombra
y ensombrece
asimisma.
12
La sombra
no es una ilusiòn,
ni un truco,
ni ejercicio
o  una respuesta
oscura
a la luz.
Es ella misma.
13
La sombra
se refugia
en si misma,
desde el fondo
de su oscuridad.
14
Por años
cultivè una sombra,
se hizo un lado,
 no era mìa.
15
Un cuarto oscuro
es un afortunado
discìpulo de la sombra.
Ambos se protegen.