sábado, noviembre 13, 2021

Un día


 Un día

trae

otro día.

Es todo

cuanto

tenemos

cada día.

Un tiempo

presente,

único,

irrepetible,

para 

seguir

respirando.

Rolando Gabrielli 2021

viernes, noviembre 12, 2021

La tarde es lo único tangible

La tarde es lo único  tangible,

quedan intraducibles palabras

 al caer el sol en el horizonte urbano.

La ciudad recostada en si misma,

abre un tiempo que  se agrega a días insondables,

horas viejas sin sentido que  solo transcurren

sin ninguna explicación  y respiramos

junto a esta luz apagándose con el día. 

Nada nuevo bajo ese sol distraído.

Rolando Gabrielli 2021

jueves, noviembre 11, 2021

Seguimos en este carrusel soñando

Seguimos en este carrusel soñando,

memoria registra  el vuelo de las  aves

como si fuéramos nosotros sus alas,

en pleno aire migrantes aún en tierras fértiles

y allí hacia cualquier parte donde crecerán estas palabras,

en un  horizonte de campanas y esperanza,

de fiesta  y alegría, vocales y consonantes

con los colores del poeta francés.

El sol es el primero en el amanecer y brillar

de la luz en sus mejores, espléndidos tiempos.

Confiados los astros recorren viejos

y futuros sueños inaugurales, planetas,

aún quizás sin despertar en la inmensidad

de un espacio, tiempo que no hemos comenzado.

Al futuro le doy mi infancia como un recién nacido,

sin padre, con las raíces del viejo árbol familiar,

recién sembrado y sus frutos por venir.

Nadie busca lo que no va a encontrar,

mi paradero es y será el viaje.

Rolando Gabrielli 2021

miércoles, noviembre 10, 2021

Luz del ermitaño



El hombre vive en un bosque a orillas de un lago remoto,

su apellido es común y corriente como anónimo su nombre

en las márgenes  solitarias de un lugar solitario.

Alrededor de esas  aguas, paisaje  montañoso, boscoso,

solo quedan viejas ruinas  por donde el hombre construyó

una represa que expulsó a otros hombres y familias del lugar

Este hombre sin nombre  pero con un lugar,

perdió el habla después de recibir una paliza en la ciudad,

donde habitan muchos hombres con distintos hábitos.

Ningún hábito hace a un monje en esta época

y en ninguna otra por más medieval que sea el tiempo

y oscuras las tinieblas de  cada día.

Viajó, viajó sin voz, y encontró un camino

donde ya no hay camino para llegar a ese ningún  lugar.

Este viaje a ninguna parte, al centro de sí mismo,

ocurrió después de quedar en silencio y entrar en otro silencio,

cuando aún no existía Internet ni los celulares,

 no viajábamos por la red, ni la nube, You  Tube, Instagram,

porque en ese entonces, estaban en la incubadora de los sueños digitales

 en marcha infinita hacia el nuevo mundo de las plataformas.

El hombre moderno, dicen, perdió el espejo

que descifraba, reconocía su rostro en el cristal,

 el camino de regreso de Hansel y Gretel en el bosque

 y se adentró  finalmente en el Internet de las cosas,

sin aparente retorno.

Rolando Gabrielli 2021

martes, noviembre 09, 2021

Las estrellas no solo brillan

Las estrellas no solo brillan en el firmamento,

sino escuchan el bla bla bla de la tierra,

de las promesas de los humanos deseosos

en convertirse en los  futuros dinosaurios

del planeta azul que gira sobre sí mismo

y pareciera no tener paradero posible,

ni poder encontrar el camino.

¿Qué fueron hacer a Glasgow, querido amigo,

se pregunta el resto de la humanidad

al borde del precipicio frente al mar

y avanzan  los cuatro jinetes

por desiertos, selvas,  montañas y océanos,

mientras  un hombrecito en soledad  parlotea

por un aparatito en un balcón

de la gran ciudad ?

La piedra no es la que tropieza

con la misma piedra, ni los ríos se desvían

o secan porque no encuentran su cauce.

La belleza es gaseosa  y se evapora  en el aire,

cuando nada  satisface a este hombrecito

feroz que se devora así mismo

como una canción escrita al revés

que no deja de repetir la misma letra

y tararear: había una vez un planeta.

Rolando Gabrielli 2021



Los lápices de colores


 Los lápices de colores

son peces de luz,

detrás del cristal,

se deslizan entre los dedos

de la infancia.

Las palabras son pequeños

anzuelos  inocentes.

Rolando Gabrielli 2021

lunes, noviembre 08, 2021

Los dulces frutos del árbol de Nole

Soy un observador ocasional del tenis, intermitente, no lo he practicado, mi deporte favorito es el fútbol, pero cualquier disciplina deportiva la veo, sigo su práctica  y la privilegio de una sola manera: su excelencia, ética, compromiso, honestidad y disciplina. No todos pueden ser campeones, exitosos, llenarse de gloria, acumular trofeos, ser ídolos, admirados, ocupar grandes titulares y pasar a la historia.

El tenis es un duelo  absolutamente individual, donde la mente muchas veces supera al estado físico, la concentración máxima de cada uno de los dos oponentes se pone en juego, la suprema tensión que puede resumir este arte que  cumplirá un siglo en unos pocos años.

Tenis, tennis, tenez, la palabra es la misma para llamar a este deporte que se practica en un rectángulo de cemento, tierra abatida y hierba natural: US Open, Roland Garrós  y Wimbledon. Son muchas más las canchas importantes y torneos donde se ha desarrollado la historia  global de este deporte. Se  toma  como un hecho que  el tenis nació en la hierba natural, pero esta breve nota  no es para hacer historia, dar clases de tenis, porque a la pelota amarilla se le golpea de infinitas maneras y yo me sigo sorprendiendo con el irónico, letal, malicioso, toque maestro del drop shot, donde el contrincante es superado, siempre, por la magia más que la fuerza. La pequeña pelota amarilla es golpeada de diversas maneras, una y otra vez, de lado a lado y el espectador la sigue con la vista desde las tribunas, porque es el centro del juego y no deja de sorprender la velocidad y los ángulos que suele tomar durante el juego.

Este domingo 7 de noviembre del 2021, me senté en el sillón a ver a Novak Djokovic /34), el número uno hace ya siete temporadas, contra el número dos del mundo,  Daniil. Medvedev (25), el joven gigante ruso de casi dos metros de altura. Era una revancha, Nole había perdido la posibilidad de ganar su 21 avo Grand Slam en el US Open y ponerse por encima de sus dos competidores históricos, el suizo Roger Federer y el español Rafael Nadal, precisamente ante un sorprendente y eficaz Daniil. Dos, de los tres mosqueteros más famosos y aguerridos del tenis contemporáneo, Federer (39) y Nadal (35), han dejado los torneos, transitoriamente, por reiteradas lesiones, cediendo la supremacía absoluta al serbio. Los Tres Mosqueteros se vieron por última vez en el Roland Garrós, donde Djokovic se alzó con el trofeo, en un terreno donde el español Nadal ha hecho historia dentro de la historia. Roger Federer, uno de los más virtuosos espadachines del tenis, le ha dado a este deporte elite, de clase social alta, exclusivo, para Ladys and Gentleman, una música inconfundible, insuperable  armonía, sincronización, la magia de un lenguaje  corporal sin palabras. Un ejemplo del Duende que nos hablaba Federico García Lorca, donde solo las estrellas reconocen la luz del firmamento que iluminan.

En su último duelo,-el Abierto de Francia- Nole, que lo llevó a un escalón más al podio del mejor de todos los tiempos, tomando en cuenta el número de títulos ganados y otros datos que conocen al dedillo los expertos y fanáticos, mostró su jerarquía, temple, el arte de la fortaleza mental y la voluntad de vencer. Ha hecho una costumbre perder el primer set y remontar como el Ave Fénix, jamás apuesta a su derrota. El ruso Medvedev, en un gran gesto de hidalguía, cuando lo derrotó en el US Open, le dijo: para mí tú eres el más grande  de la historia. Curiosamente, Nole juega cada partido también con un adversario fuera de la cancha, un comentarista de una cadena en español, que no se convence de las virtudes del serbio, por decir lo menos en no pocos desaciertos de sus opiniones.

El tenis es un duelo sin tregua, nunca se presenta igual, las variables son numerosas, pero la atmósfera de la derrota se lleva también los aplausos, esa lucha contra uno mismo y el destino que ya está escrito. El que sabe  de todas estas sensaciones, porque las vive, es el jugador que está sostenido en la cancha por sus zapatillas de marca,  convicciones,  deseos de ganar  y derrotar  no solo a quien tiene enfrente, sino a su propia soledad.

El serbio ha ganado el Rolex Master de París, y echado a andar  una vez más el reloj de su propia historia.

El pequeño árbol, trofeo que representa físicamente su triunfo, seguirá echando raíces para el crecimiento de nuevos frutos  y triunfos en su  brillante trayectoria como tenista.

domingo, noviembre 07, 2021

Amor, estoy on line

 Amor, estoy on line,

no sabes la sensación,

estar y no estar,

aquí y en ninguna parte.

El tiempo corre de prisa

-me dices-

como si la vida

cerrara todas sus heridas

y la ficción no fuéramos nosotros.

Fuera de la pantalla no hay nada 

y tú eres la perfección

en la imagen,

lo poco y nada real

que queda de este mundo digital.

Rolando Gabrielli 2021