sábado, abril 12, 2008

El amor del espejo
me devuelve tu mirada
Donde busco el rostro
su doble me acaricia
Una historia es real
cuando el sueño ejecuta
la historia y en verdad
nada detiene a la oscuridad
El amor no tiene que ver
con acertijos
Rolando Gabrielli©2008

Los que Ríen los Últimos. LA ZARANDA





Cayó el telón en el Teatro Nacional de Panamá para el III Festival Internacional de Artes Escénicas (FAE 2008), en una noche de Gala espléndida, en el Casco Viejo, la ciudad colonial construida por España tras el incendio de Panamá La Vieja durante el ataque del Pirata Morgan, en 1671. La jornada la cerró el grupo andaluz La Zaranda con la obra Los que ríen los últimos, una metáfora de este mundo de basura, inmerso en el basural mundial. Bajo el tamiz de tres payasos, la vida pasa por un tiempo después, con ese frágil acento, tic tac, la Utopía en la dorada nuez de la esperanza de estos fracasados artistas del fracaso. Teatro, teatro español existencial, filosófico, poético, con un gran oficio, montado en la utopía del sueño, la aventura y ese ejercicio tan humano de intentar trascender la muerte.
Tres buscadores del opio de la felicidad, más bien dos viejos payasos fustigados por un remendador de espejos negros, un tercer clown que no cree que sea posible avanzar o desprenderse del pesado fango que no deja avanzar los pies ni el alma. Este tercer clown involucrado en la Utopìa, es la pared de los deseos, ese soldado implacable, militante de la frustración y de lo imposible. Una nube negra que se engolosina con la duda, el fracaso, la negación de lo absoluto y no cree en el paso más adelante del por- venir. ¿Hay un paraìso màs lejano que el que anida y vive en nuestro corazòn? La ilusión no tiene edad, ni tiempo, tiene vida propia cuando es verdadera.
En esta nave de la vida, una vieja tina con un triciclo antiguo varado en la esperanza, los tres payasos, los hermanos Zarandini, emprenden esta aventura existencial arrastrados por la búsqueda de una encrucijada salvadora que les reencante en su esplendoroso pasado. Son herederos de cinco generaciones de payasos. Es un carruaje inmovilizado por las circunstancias, en un mundo que es un gigantesco basural, empujado por el deseo y Los Zarandini, que alientan su aventura hacia un incierto destino, con esa fe ciega que ciega el propio destino. La risa es el motor, lo que los salvará, en una época en que ya no ríen ni los niños.
¿Son fantasmas de su propio pasado? Algo hay de eso. ¿La Utopìa les pone a brillar en un presente adverso? Es probable. No hay certeza, como no hay camino seguro, màs bien un intento por cruzar la línea del otro lado. La Utopía se respira en las tablas del teatro, como el cansancio, la pólvora mojada de los sueños, esa cosa quijotesca, tan española, humana. Arrastran los depojos del pasado con los restos del frenesí de un presente que casi se agota en la memoria. Uno de los payasos llama a recurrir a una estrella como guía para salir del atolladero. No hay nada más imposible que no querer conquistar lo imposible. ¿Una luz, una esperanza donde más brilla la oscuridad? Siempre hay una fuerza interior, es el último recurso de la ilusión que no se pierde. Finalmente echarán mano a la fuerza de los vientos que los lleve hacia algún lado. ¿Nada más seguro que el viento que conoce todas las direcciones del mundo?
Los que ríen los últimos fue montada con pocos elementos escenográficos. Sin embargo, la metáfora de esa tina varada remolcada por un viejo triciclo a manivela, empujado contra viento y marea, sobre la nieve, inmerso en el basural, en alta mar, es poderosa, porque adquiere la fuerza de la fuerza invisible. Una pequeña y fea arca de sueños en medio del lodasal, en la asimetría de la esperanza, ese vuelo que no requiere de alas ni de pistas, sino de enganchar en el dínamo del deseo. La vestimenta raída, desamparada, sujeta al cuerpo como un discreto, noble, digno harapo, forma parte de este escenario gastado por el tiempo. Payasos de un mismo circo/espectadores de un mismo espectáculo/funcionarios de una misma función/la estrella o el viento/un redoble de tambores también hace silencio.
El grupo, con casi 30 años de historia, dirigido por Paco de la Zaranda, texto Eduardo Colonge e integrado por tres actores: Gaspar Campuzano, Francisco Sánchez y Enrique Bustos, cerró nueve días del FAE 2008, donde diez países del hemisferio americano presentaron obras: Argentina, Brasil, Colombia, Costa Rica, Cuba, España, Estados Unidos, Mèxico, Panamà y Uruguay.
Roberto Enrique King, de gafas negras en la fotografía, presidente y productor general de FAE 2008, expresó su satisfacción por el nivel, la calidad de las obras y receptividad del público, concluyendo que este tipo de espectáculos enriquece la calidad de vida de los panameños y son tan necesarios como cualquier bien material codiciado por las personas. Completan la gráfica a la entrada del Teatro Nacional, la noche del 11 de abril, la actriz brasileña Lisete Medeiros y el arquitecto colombiano, Juan Carlos Sàenz.

viernes, abril 11, 2008

Amó, amó

En la línea imaginaria
de los cuerpos,
amó, amó.
Rolando Gabrielli©2008

miércoles, abril 09, 2008

Los Coleman en Panamà



Cuando el silencio se instala dentro de una casa parece como si se tratara de una materia congelada, cada vez más dura y masiva: la vida continúa por debajo, sólo que no se oye..." Marguerite Yourcenar
Una familia disfuncional "made in Argentina", pero de nuestro tiempo, màs común de lo que se pudiera pensar, sòlo que fue puesta en vitrina por Claudio Tolcachir, autor y director, como una obra para disfrutar, reír, pensar, que bien podría llamarse en lenguaje corriente y metafórico: Sálvese quien pueda. Una abuela es la cabeza visible de los Coleman, porque la madre (Memé) es una Peter Pan, que no termina de crecer, ni de responsabilizarse, además de cuatro hijos: Marito, Verónica, Damián y Gabriela. Pero Coleman son sólo tres: la Abuela, Memé y Marito. Una omisión, es el padre y no es la única desde luego. Pero la "familia" se organiza cotidianamente sobre una mesa de ping pong verbal, jugado por chinos en un laberinto. Cada hijo tiene sus propias características y juega un rol en el escenario. Marito y su madre Memé, son el eje del desencuentro, la orientación hacia donde nunca se sabe. La madre nunca sabrá que es madre, es parte de su adolescencia que no conluirá.
Es una familia sitiada por si misma. Aislada en el interior de una nuez vacía, unida por la madeja de un hilo de cien puntas, pegada al aire de sus propias palabras. Los Coleman naufragan a su manera, tal vez la situación, el camino los escogió a ellos, y no a la inversa, porque ni saben que están construyendo nada.
La obra se presentó exitosamente en Argentina durante casi cuatro años ininterrumpido y viajó a
Estados Unidos, España, Francia, Chile, Bolivia y Brasil, hasta que llegó a Panamá y fue muy aplaudida. La receptividad del público es una tácita identificación con el libreto de la obra, porque aquello que ocurre en el escenario es la vida real. Risas, aplausos, murmullos, nadie queda sin ser tocado por los Coleman. No hay mejor indicio para una obra que esta "incomodidad" del público en las butacas. Un acierto de Roberto King, quien organizó este Tercer Festival de Artes Escénicas de Panamá (FAE) y que se ha llevado a cabo exitosamente en el Casco Viejo de la ciudad de Panamá. A partir de este festival, Los Coleman emprendieron una nueva gira -de más de un mes- que los llevará a Costa Rica y El Salvador.
Los Coleman se toman su mundo esquizo, lo recrean, viven a su manera, sin mayor explicación, en una casa que responde también con sus desperfectos, timbre dañado, luces que no funcionan, a este arte de la no funcionalidad familiar y de la incomunicación circular interna y externa.
Marito es la estrella de esta familia con su patología débil mental circular simpática, transparente, obsesiva, y que a ratos adquiere cierta lucidez, a pesar de ser un personaje inmaduro, infantil que aun duerme con su madre. Este hecho subleva a su hermana Verónica, quien es la única que no vive en esa casa, pero que esconde mucho más de lo que se ve, porque la obra, como la vida, es una cadena de omisiones, que van saliendo en medio del humor negro, ácido, corrosivo y divertido. Aparece como la exitosa que se voló del nido conflictual, pero todo es apariencia, porque no pudo escapar de él y carga con su propias cuencas del rosario. El pasado existe, como el origen, y no es un mero manotazo de la propia historia eprsonal, perdura en el tiempo y suele estacionarse como una burbuja con vida propia. Sin un pasado no somos lo que realmente somos en el presente.
Seis personajes centrales, dos extras, algunos fantasmas omitidos, dos escenarios: un living y la clínica donde internan a la Abuela, y un libreto que no busca explicarse ni concluir en nada, sólo presentar lo que la vida nos suele mostrar con mayor frecuencia, realismo, y sin mayores pruebas que los hechos cotidianos, esa secuencia del día a día. La única que se escapa de este cuadro patológico aparentemente es la hija emprendedora que se gana la vida en la costura. ¿La vida es un remedo? Los Coleman ya no son familia, en verdad, sino restos de individuos en su propio bote. La casa se ha hundido. Lo roto se silencia para siempre. Se ahonda una y otra vez en el olvido. La no memoria del presente. Casi la no existencia de lo que somos. Es mejor callar. Quizás lo que está sucediendo no sea cierto. Aunque los diálogos se suceden sin parar, como si se superpusieran uno tras otro y fueran capas de una misma y ácida cebolla. El humor conduce y rescata todo, como en la vida.
Memé se maneja entre un armónico y permanente desajuste con los hechos, tiempos, la realidad y su exquisita individualidad irresponsable, que no alcanza a ser egoísta porque ella misma tal vez no la vislumbra, y sólo se deja poseer por ese magnetismo de no concluir nada. Sin humor la obra, ni la vida existirían.
Ningún personaje lo dijo, pero de seguro que lo pensó: mi mejor aleado es el silencio.

lunes, abril 07, 2008

Muchachas palabras








Las palabras van y vienen
son cantos de sirena
lejanas ayer mañana
¿Ulises, me oyes?
Itaca es la palabra,
una isla, una isla,
palabras de arena y sal.
El sueño teje la noche
y las palabras
van y vienen
son hijas también
de un mercader,
monedas falsas,
muchachas fenicias
sonrientes
de mano en mano
o de boca en boca.
Rolando Gabrielli©2008

domingo, abril 06, 2008

Colombia, la noche del cristal




La danza de la colombiana Marvel Benavides mantiene en vilo la mudez del cristal, los 400 vasos que permanecen silenciosos, inmutables, abstraídos ante los movimientos impecables del cuerpo y la belleza. Noche magnífica para una puesta en escena impecable. La Compañía de danza contemporánea L`explose, ya premiada en la Feria Internacional de Teatro y Danza de Huesca, España, 2007, ha mostrado en Panamá, bajo el título :¿Por quién lloran mis amores?, un espectáculo donde destaca el frágil, desolado y desafiante mundo interior femenino.
Tino Fernández es el autor de este espectáculo , metáfora del silencio, ensimismamiento de un yo que es piel exterior, en el quebradizo mundo del cristal que no se rompe.
Todo lo demás lo hizo la noche de Marvel Benavides.

El F A N T A S M A de Bolaño en Buenos Aires







Buenos Aires, mi muñeca
de acero y piel,
río fiel a tus palabras,
Babel, este cristal nos mira
repite y borra en tu memoria.(R.G.)
El libro está de fiesta en Buenos Aires, capital de los ayeres, presentes y futuros. Así la nombro y refundo en mis palabras. La 34 Feria Internacional de libro de Buenos Aires, tiene nombre: El espacio del Lector. Día y lugar: del 24 de abril al 12 de mayo en La Rural, Predio Federal de Buenos Aires. Arranca un día después de la conmemoración de la muerte de Cervantes y Shakespeare, iconos del idioma castellano e inglés, que cada año se recuerdan con la celebración del Día Mundial del Libro. Ricardo Piglia, autor de Plata quemada, reconocido narrador, crítico y profesor universitario argentino en Estados Unidos, abrirá el magno evento, con un diálogo sobre el libro como espacio del lector. Confía en que su discurso tendrá una lectura y audiencia crítica, más bien polémica, dijo, y antes de abrir fuego, se mostró partidario de rescatar el foro latinoamericano como un espacio nuestro y no depender de España. Denunció además que la Academia Norteamericana ha creado una unificación latinoamericana que no es real.
El libro, la literatura serán noticia en Buenos Aires, y ambos estarán en el centro del debate. El espacio del lector, tendrá conferencias internacionales durante cinco días, (30 abril, 1, 8, 9, 10 de mayo), con autores argentinos, de Grecia y Colombia.
Las Ferias siempre tienen estrellas invitadas, en este caso: el norteamericano Paul Auster, el cantautor catalán Joan Manuel Serrat, el ensayista mexicano Carlos Monsivais y la escritora china, prohibida en su país, Wei Fui, encabezan el listado de "famosos".
Chile invitó a Roberto Bolaño. Ya hablaremos de eso.
Buenos Aires es una ciudad novelada, poetizada, visitada, un marco excepcional para el diálogo y la palabra, el encuentro tiene cuerpo y ángel, los pasos de Borges y Cortázar aún resuenan en la memoria. La Reina del Plata, siempre ha tenido quien le escriba. Adàn Buenos Aires, dirìa, etc., la ciudad que se ha dejado , dejó y aùn, todavía, como dijera César Vallejo en cholo.
¿Qué dirá Piglia? ¿Què el libro se reinventa en el lector? ¿Què el mercado es una aspiradora de sueños? ¿Qué el espacio del lector está ocupado por el fantasma del mercado real que se ficciona en los best seller de turno? ¿El lector tiene espacio o vive en una jaula sin libros?¿ El lector se siente asaltado por la imagen, desde la primitiva TV hasta los juegos electrónicos y el menú infinito de Internet? ¿El espacio del lector no estará dentro del lector mismo? ¿El espacio del lector está ocupado por el basurero del mercado? ¿Qué nos dirà Piglia para espantar el espanto?
Siempre ha habido un público secreto para grandes autores "olvidados", de culto, alejados de la primicia del día a día, como Arlt, Marechal, Borges, Macedonio Fernández, Juan Carlos Onetti y ahora Roberto Bolaño.
¿Que papel le asignará Piglia en su partitura a la poesía? Él, un admirador de Neruda y Parra. (Neruda ha hecho estragos entre muchos narradores latinoamericanos y Parra es esencial para pensar una poética de la prosa en lengua española. Piglia)
Los lectores, algunos, van por su propio carril, son los verdaderos detectives de la novela, siguen pistas, se adentran en sus laberintos y hurgan con la yema de sus dedos. Algo dice en algún sentido Piglia, que los críticos son los ficcionadores y detectives, en estas pesquizas de averiguar que nos dice el texto y que muchas veces ven lo que otros no ven o ven demasiado, más allá de lo que el autor dijo o quizo decir. El novelista norteamericano Philip Roth, ha señalado recientemente que las pantallas ganaron la batalla. Aún quedan buenos lectores, advirtió, pero en Estados Unidos, no. Rotundo, claro, preciso.
Buenos Aires tiene la oportunidad de devolver el espacio al lector, oxigenarlo, rescatarlo, estremecerlo con obras verdaderas, un nuevo lenguaje que lo incorpore y vuelva a acercar a la orilla profunda, el corazón del libro. La ciudad como una gran pista para un lector con olfato, alejado de las guías banales de críticos, libreros, televisoras, editoriales, padrinos del negocio, la cosa nostra de la palabra. Cosa nuestra es la literatura, la poesía profunda como un río que recorre la capital porteña, sin fin, por ese camino de compromiso propio de la literatura con la vida. Buenos Aires no necesita un Piglia Batman, ni Wason, menos Superman, un professor más bien distraído que pierde sus gafas en la Biblioteca donde trabajó Borges para mirar ciegamente la palabra, re-vivirla desde las cenizas, con el autor del Aleph. ¿Un Pliglia como Sherlock Holmes, Hercule Poirot, Maigret, Phillip Marlowe o Maqroll el gaviero? ¿O un verdadero Detective Salvaje? James Bond nunca, porque nada sabe de libros. Dejemos que el professor Piglia arme sus papeles con la paciencia de un monje medieval, pero sin su oscuridad. Ver donde vio Borges.
¿Leer o no leer, esa no es la cuestión? El libro tiene un espacio propio, que es el propio lector. El libro queda indefenso después de ser escrito. Está a merced de una larga cadena casi autista, cuyo interés esencial es el mercado y no necesariamente el lector. Una paradoja, porque el libro vive del lector, y el lector debiera vivir con el libro. El espacio del libro es palpable (papel real), tocable, se puede trasladar a cualquier otro espacio, dejar pendiente, permite acercarlo físicamente una, un millón de veces, recorrerlo de atrás hacia adelante y viceversa con mucha facilidad (familiaridad) consultarlo entre varios en una mesa de lectura.
El gran espacio de la Red Internet, es otra cosa, y aún muy discutible desde el punto de vista de la calidad de los textos, certeza de las orientaciones, hallazgos de literatura o poesía nueva. Más bien se trata, sin negar su importancia, de un remolcador de información, una gran vitrina movilizadora de opiniones de paso, una fuente del deseo, un aparato para interactuar, un gran correo global, instantáneo, irremplazable, el más vasto monólogo digital, el paraíso del spam, un gigantesco libro digital de autoayuda. El tejido de la Red no tiene punta, inicio ni fin, porque a cada segundo surgen millones de apuestas en distintas direcciones. La Red no es selectiva, atrapa peces grandes, sardinas, desechos, latas, botellas de plástico, pequeñas flores, gestos, guiños, señales, latidos, palpitaciones y mucha basura, spam, spam, spam, un 71 por ciento del los mensajes, de acuerdo con Symantec (Norton). La eclosión tecnológica no es un fantasma, es una realidad que ha puesto la lengua, el idioma "patas p`arriba". Es innegable la fuerza de la tecnología en los jóvenes conectados a la venoclisis de los chats y uso intermitente de los celulares con pequeños textos. Es una comunicación bastante visceral, sin urgencia, pero fundamental para quien la ejerse aunque sea a la velocidad del guiño o del gesto. Las palabras respiran como pueden. Es el nuevo estatus de la banalidad.
80 por ciento del spam se redacta en inglés y un 42 por ciento proviene de Estados Unidos. ¿Cuánto tiempo se invierte cubriéndose de un spam, que podría dedicarse a la lectura de un libro?.
El libro se convierte en un spam cuando la recomendación del crítico, de la editorial, va por el camino equivocado. El spam surge en el momento en que la editorial publica un libro spam. Hay spam de todos los tamaños y para todos los gustos. Existe el spam best seller, muy aceptado y bien recomendado. Es como comprarse el automóvil de moda. Lucirlo es indispensable. Lo importante es poseerlo.
Las interrogantes son muchas: ¿Existe el lector como lo concebíamos hace cinco o 10 años atrás? ¿Debemos ir en búsqueda el lector perdido o de un nuevo lector? ¿Cuál es la lectura de la nueva realidad? ¿La TV y los juegos digitales, ganaron la mente de un potencial lector? ¿Qué puede a traer a un lector en un montón de papel relleno de letras? ¿La lectura es aventura, pasatiempo, educación, reflexión? Placer, professor, pregúntele a Borges acariciando los lomos en sueños, levitando por Buenos Aires abrazo a la Enciclopedia Británica. Borges se reescribe y Buenos Aires se refunda. Dos gotas de un mismo río. ¿Heráclito volverá a bañar la ciudad con las nuevas lecturas, una y mil veces?
No se interrogará esta vez en la city porteña si la novela ha muerto, sino, si el Lector murió por ausencia de si mismo o fue digitalizado su espíritu de aventurero. Son otros tiempos, la lectura básica actual es el celular. Cualquier pantalla donde algo se mueva. ¿Por ahí se disparará la nueva literatura? Hay quienes sostienen que ya la novela como se concebía en el siglo XIX e inclusive de mediados del XX, o antes, simplemente, no existe. ¿Cervantes, Joyce, Dovstoievsky, Stendhal, Tolstoi, Proust, Faulkner? ¿La gran novela es un cadáver exquisito? Borges, no escribió novela alguna y detestaba el género, lo consideraba inferior. Prefiriò caminar a tientas desde la orilla empujado por su bastón ciego que le dio tantas satisfacciones y le condujo a la gloria definitivamente, que decía detestar. El Borges que conocemos y amamos, afortunadamente está en Buenos Aires, y lo de sus dos fechas en Ginebra, es meramente geográfico, referencial, un dato al final de su vida, un paso triunfal hacia la retórica borgeana.
Lectores del mundo: Uníos: ¿Un lema de Piglia?. No sabemos. Ya no se siembran libros, se talan árboles.
Chile presentará en un foro en el marco de la Feria porteña a Roberto Bolaño, estrella distante, para sorpresa de quien escribe esta nota. La fotografìa, donde estoy retratado pertenece al stand de Chile, país invitado de la Feria Colombiana del Libro 2007 y la imagen de Bolaño brillò por su ausencia en ese espacio. El pago de Chile, país de chaqueteros (tirar para abajo) dijo el cineasta Raúl Ruiz, citando al poeta Waldo Rojas. Hubo, por esos días, una charla velocìsima de un colombiano sobre la obra de Bolaño, mientras sus libros se vendían y eran buscados en la Feria. Bolaño, que era un escritor "duro", no daba ni pedía cuartel, se fue un 15 de julio hace casi cinco años, y en medio de una leyenda, el polvo de su cadàver se diseminò por el Mar Mediterráneo en una ceremonia vikinga, su ùltima morada. Siempre dijo que su patria era la lengua. Lo consideraban español en Chile, solía recordar, no mexicano en Mèxico y tampoco español en España. La literatura universal es apátrida, he terminado por convencerme, un buen libro no tiene casi derecho de autor. Poco antes de morir, fue postulado al Premio Nacional de Literatura de Chile, pero el autor de 2666, no estaba en carrera. Lo que importa de Bolaño es su actitud frente a la vida, su obra, la visión crítica de país, su infatigable capacidad de lector alerta, su condición de latinoamericano, su irrupción en el escenario literario con una nueva mirada y propuesta. Bolaño, Trotskista-anarquista, hijo de un camionero boxeador, sin disimulo tira de la madeja literaria de Joyce, Borges, Kafka, Cortázar, Parra, y arma su propio camino. "Exige" un lector atento, interesado, comprometido, cómplice, y en eso se parece a Julio Cortázar. (La Feria de Buenos Aires y Piglia deberían apostar por un lector cómplice) Nadie puede negar que Bolaño dejó su hígado en la literatura, se la jugó. En ese sentido, un escritor de otro siglo. Sería interesante que Piglia, quien lo conoció por correspondencia y ha dado conferencias sobre su obra en Chile, lo invite a participar en su conferencia apertura de la Feria porteña. Es el escritor chileno más próximo a su pares argentinos: Borges, Cortázar, Marechal, Arlt, Piglia etc. Bolaño ficcionó su vida y transformó su literatura en universal.