viernes, marzo 04, 2011

Escala Humana














Exposición:Escala HUMANA

Los trabajos exhibidos son producto de una serie de talleres de arte contemporáneo y experimental organizados en el centro Los del Patio en el Casco Antiguo, de ciudad de Panama,  dictado por los  experimentados artistas Brooke Alfaro, Jonathan Harker y Donna Conlon.
Los doce participantes trabajaron desde sus perspectivas e inquietudes personales, y posaron sus miradas sobre la gente y los lugares que los rodean.
Utilizando una variedad de medios, describen y delinean las particularidades de sus entornos, y encuentran puntos en común, como la repetición y el escrutinio de lo ordinario y lo urbano.

En mi recorrido regular por el casco antiguo durante los talleres algo llamó mi atención y luego de observar detenidamente uno de los edificios del área pude notar algo, una expresión, un rostro, un misterioso ser que gritaba a voces ser escuchado por los panameños y extranjeros que por allí pasaban. Nadie lo vio.
Este fenómenos ocurre por todo el casco antiguo y mi trabajo en esta exhibición es hacerlo notar.
Trabajo:
Cada foto va acompañada por un dibujo que muestra el ser oculto tras el edificio.
Técnica:
Fotografía blanco y negro y dibujos a plumilla
Cantidad:
Nueve fotos con sus respectivos dibujos
Enrique Jaramillo B


miércoles, marzo 02, 2011

Rolando Denver

Un tipo descreído,
sin país,  generaciòn, 
ni piso,
exonerado en los 70,
por ese destino,
que la historia muerde el anzuelo,
arrastra la Repùblica y sus barrancos 
al sur de los  abismos
Inédito casi de por vida y convicciòn,
sobreviviente tenaz,  visceral,
en el País de Nunca Jamás,
pasajero sin papeles en los 80 y 90,
en Limbo City, trànsito,
poeta extranjero,
autor anónimo y biógrafo implacable
de la inocencia perdida,
viajero del círculo vicioso,
del amor y del olvido,
paracaidista en caìda libre vertical
frente al poema,
en la derivaciòn de sus aguas
devoto de la palabra,
lengua del  pez  y  la memoria,
oscura respira en tu garganta
Todo se refleja en algùn espejismo,
 por algo le llamó Utopìa,
belleza enigmàtica,  dijo,
el aire està en todas partes
Coleccionista de ciudades desconocidas,
Praga, Dublìn, Denver,
de metamorfosis kafkiana,
lector de folletines y poesìa,
novelas con matices de realidad,
audaces historias romànticas,
insaciable devorador de fantasìas
Ha plagiado en màs de una ocasiòn 
En Búsqueda del tiempo perdido,
sin ningùn  èxito,
¿literatura para el olvido?
(El mundo camina por calles paralelas,
senderos estrechos, vacíos,
rodeado de muros, tristes muros fronterizos,
bocinazos y pájaros que revolotean
sobre el asfalto y el aceite que devora
la capa de ozono, el cielorraso de cada dìa)
Una luz  tiene tres colores,
nos guìa hacia el fondo del mar y gira,
todo es posible, tambièn respirar,
amar el rojo atardecer, el sol
que brilla de   tus ojos,
por ejemplo, deslizarse
sobre tu ombligo de plata, ciego
Los àrboles aùn permanecen   de pie,
la naturaleza se sacude la sombra,
devora el paisaje que cae con sus hojas,
 sigue la lìnea invisible del horizonte
El mundo come de la mano digital,
migajas, migajas.

lunes, febrero 28, 2011

Febrero que no termina, concluye finalmente en el mar de la poesía y los libros que aún tiene para el público el griego Jerry en su librería Argosy, de la vía  Argentina. Kavafis, el griego, preside el destino en esta isla de  libros en español e inglés, almanaques, postales, manuales, diccionarios, fotos de artistas de Hollywood, obras que alguien escogerá en el azar de los días.
¿Los libros no terminan de convencer a los editores y lectores? ¿A quién pertenecen: al autor, editor, librero,  lector o a las bibliotecas? ¿Desaparecerán como viejos fantasmas de papel y el mundo se inundará por un día de letras y palabras en imprenta? ¿La letra impresa será un juego de ilusos viajeros del tiempo en otra época, cuando Gutemberg se quemaba las pestañas y la imprenta ponía a soñar a una parte del mundo y a aprender  a leer en los papeles que reunían todo el abecedario?
Roberto Bolaño se ha vendido todo, me dice el vendedor, uno de mis recomendados para animar las lecturas de una provincia apartada de las lecturas sagradas, en un silencio autista, visceral por el placer y un presente inamovible.
El griego no se inmuta ante el flash, más bien nos pone su perfil griego a disposición nuestra, y continúa imperturbable ante su ejercicio de recortar imágenes y reproducir la historia para sí mismo, como parte de la fantasía de este tiempo y del que le queda. Un vicio que rompe las narices al mundo digital, lo vitrolea, ridiculiza con su clasicismo dòrico o jònico, segùn sea la ocasiòn. Su tijera es implacablemente silenciosa, pareciera cortar en silencio el mundo que ya no verà. Las horas que pasan, se quedan con imàgines, restos de memoria.
Camino como un  cliente distraído y hay un silencio no escrito en este espacio, que aún permanece bajo la sombra del aire acondicionado que resiste un sol que no abandona su trabajo en el trópico. Estamos piloteados quizas por una nave del pasado y ascendemos en círculos invisibles.