sábado, septiembre 11, 2021

Rodar las piedras anónimas de Chile

Si, estuve en el 11 de septiembre de 1973,

el día que la muerte celebraba la muerte en Chile,

el rojo copihue ensangrentado de tanta sangre

 en sus calles, en las poblaciones  pobres,

en La Moneda de Allende, en los propios cuarteles,

sobre la primavera que asomaba sus narices rotas,

frente a la imponente cordillera con nieves eternas llorosas,

un río de negro luto atravesaba Santiago

y  la ciudad que  olía a perro apaleado por sus amos sublevados,

con sus charreteras y bayonetas derribando puertas,

asaltando hospitales, matando la sombra enemiga,

robando al amanecer el sueño de millones.

Recorrían Chile entero, su desierto, el mar,

todos los rincones de Chile, sus islas,

florecían los campos de concentración,

se mataba por matar, el canto, la vida, la patria.

No me pidan que cuente otra historia,

está escrita la leyenda negra de Chile,

lloraron los sauces, volaron gorriones sorprendidos,

sin alas, sin pies corrieron los desaparecidos,

los tiraron al mar por fin supimos,

enterrados en fosas  comunes sus huesos dormidos,

de ángeles  que nunca  dejarán de soñar,

cantar por todos nosotros y aún se les ve caminar,

ver con  nuestros ojos, las mismas playas, valles,

el desierto que no deja de florecer.

rodar las piedras anónimas de Chile.

Rolando Gabrielli 2021

viernes, septiembre 10, 2021

Pregúntale a Rimbaud

Pregúntale a Rimbaud,

¿no era el enfant terrible?,

el chico de las Iluminaciones,

pintaba vocales,

viajaba en su Bateau ivre,

sentó a la Belleza en sus rodillas,

(la encontró amarga y la injurió).

Hay que ser absolutamente

moderno, decía, este mago o ángel,

-así se hacía llamar-

sin estar seguro.

Pidió al Señor que descendiera

de los cielos a los deliciosos cuervos,

caminaba con sus manos

dentro de los bolsillos rotos

y era vasallo de la Musa,

bajo los cielos de Francia

y su albergue era la Osa mayor

Heredero de los Galos,

-decía el mismo-

sentía que  tenía todos  los vicios:

idolatría, cólera, pasión, lujuria.

Exploró más allá de la realidad

la geografía de sus sueños infinitos,

no pareció buscar la perfección,

siempre pudo más el más allá,

ni quiso encontrar  un escondrijo

para intentar salvar su alma.

Dejó alguna vez

que el sollozo del mar

le balanceara dulcemente.

Confiesa en Una temporada en el Infierno,

que le hizo trampas a la locura.

Anuncia el Vidente

que los climas perdidos

curtirán su piel.

Concluiría la historia,

en la vacía memoria del tiempo,

con nuevos anuncios

que el futuro terminaría de confirmar.

Videncias, tanta videncia,

de abrumadora realidad.

” Volveré con miembros de hierro,

tendré oro, seré vago y brutal.

 Las mujeres cuidan a estos feroces inválidos,

cuando vuelven de los países cálidos”.

¿Se sentiría maldito el poeta maldito?,

pregunto yo y la patria le horrorizaba.

“Mi vida no fue más que dulces locuras,

es lamentable”

Quisiera que mi riqueza estuviera

manchada de sangre, vaticinaba

y la profecía se le cumplió,

cuando partió a África a vender armas

y comerciar con esclavos,

aprender otras leguas, ser él el camino

sin huellas.

Buscaba una palabra sin límites

aparentes,

una escritura del futuro,

que se volvería silencio.

Se ufanaba de inventar

un verbo poético accesible,

el futuro le pisaba los talones.

Nunca dejó de anunciar su futuro

y el de la poesía:

“Estoy sentado, leproso,

 sobre los potes rotos y las ortigas,

al pie de un muro roído por el sol”,

volvía anunciar y confirmar su futuro.

Recuerdo una de sus  fotos en África,

de blanco en un paisaje similar,

que probablemente lo vislumbró

antes de partir.

Rimbaud, el maldito iluminado,

regresaría de Etiopía a los 37 años,

lleno de oro, con una pierna cancerosa,

a morir a Marsella,” el hombre de suelas al viento”

 y su querida hermana Isabelle,

(“mi ángel, mi santo, mi amado, mi alma”),

cuidaría de él en sus últimos días.

No escribió una sola palabra más,

desde que dijo todo lo que dijo

y que aún hoy nos asombramos,

como si su silencio durara

toda la eternidad.

Rolando Gabrielli 2026

jueves, septiembre 09, 2021

El Niño azul



 El Niño Azul no se siente cómodo en el lugar donde está y ese es el mundo. ¿Cuántos seremos humanos viven esa misma situación? Es  el sitio equivocado del no lugar. Las migraciones dan cuenta de ello. Aún quienes  controlan y dirigen los países, no evalúan las causas de esa situación. Ese malestar es creciente y trastoca los puntos cardinales. Desde que existe el hombre han ocurrido las migraciones, viajes, conquistas, desplazamientos por mejores tierras, hambrunas, recursos. Pero esta época asume cifras colosales  de gente que arriesga su vida por salir del lugar donde vive. No es un tema menor. Atraviesan mares, continentes y muchos mueren en el intento. El mar mediterráneo ya puede llamar el segundo Mar Muerto del planeta.
Los millones que emigran por el mundo, muchos de la muerte, la guerra, hambre, en búsqueda de trabajo, seguridad,  no son golondrinas que buscan hacer el verano, un mejor tiempo, sino personas desesperadas que arriesgan todo, incluso no cumplen su objetivo, no llegan a destino, pierden la  vida en naufragios, en la selva, en algún recodo de la ruta que no les permitió llegar a puerto seguro.
El Niño Azul es uno más que se ha saturado de ese no lugar, baja la cortina y parte. Explica sus razones: falta de respeto, mal trato, indiferencia. Causas muy entendibles. Son tan frecuentes que el mundo se podría crear sin habitantes y quizás ese sea el resultado que se busca con esa actitud tan frecuente. Y se va, parte. lleva una pequeña valija que parece una lonchera. lo importante, pareciera es no seguir estando en el lugar equivocado.
En su último cuadro, El Niño Azul, se sale de la  caricatura, de su propia historieta, y se sube a un asteroide como si fuera su propio planeta al estilo del Principito.


miércoles, septiembre 08, 2021

martes, septiembre 07, 2021

poetas, poetas!!!

 Poetas, poetas!!!!,

el Ego,

no da vida, 

mata. 

Rolando Gabrielli 2021

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En la foto el poeta chileno, Vicente Huidobro, un inventor de mundos nuevos , dice y advierte en su Arte poética: El adjetivo, cuando no da vida, mata. (El espejo de agua, 1916)

domingo, septiembre 05, 2021

Garabateando con Nicanor


A Nicanor Parra, poeta chileno, que hoy cumpliría 107 (falleció a los 103), le encantaría este Doodle de Google, un garabato, según su traducción en el buscador más famoso del mundo digital. ¿Cuántos sabrán que es el poeta  chile de la antipoesía, el hermano de Violeta parra, el Premio Cervantes?. Lo vi garabatear sus cuadernos, rayar, aunque escribía con palabras, pero  era un profesor de Física y matemáticas, que le gustaba ir al pizarrón. Parra dialogaba con la hoja en blanco, era su escenario, pero también si tenía a alguien a su alrededor, muy expresivo,  de fácil carcajada, asombro, una manera de llamar la atención y convertir en su cómplice a su aparente, escogido interlocutor.
Un homenaje al antipoeta, un guiño a la poesía, en tiempos en que  hay más prosa.

Breve Aventura de Murci en el trópico

 Este pequeño Batman, un verdadero atleta del equilibrio, jaqueó el planeta hace  unos 20 meses con el conocido virus Covid -19, que ha dado origen a nuevas cepas, variaciones, mutaciones, que recorren el mundo, ingresó hoy al anochecer a mi casa, cuando ya no se espera imprevisto alguno y el atardecer recién caducaba en la última luz del día. Veloz, oscuro, aéreo, ciego, descontrolado,  viajó desde el patio por el lavadero, pasó el umbral de la cocina y por la sala y comedor, se desplegó a plenitud sin rumbo aparente. Ya me había sucedido en varias ocasiones, encontrarme con un visitante  de estas características, pero en tiempos normales, con cero aprehensión, como parte de la cotidianeidad, ni más ni menos. Existen unas mil 400 especies en el mundo y son los únicos mamíferos que vuelan. El hombre  sigue  ambicionando esa facultad, de despegar  del piso, volar, y sí, es el viejo sueño de Icaro. El hombre ha intentado convertirse en un pájaro y surcar los cielos, pero no tiene alas. Icaro, cuenta la mitología, era hijo del arquitecto Dédalos, estaba prisionero en la isla de Creta junto a su padre, quien decidió escapar, pero el rey Minos que los retenía, dominaba las aguas y la tierra. Todos sabemos el poder de los reyes. Dédalos, arquitecto, ingenioso, preparó una fuga  por aire, y construyó alas con plumas y cera. Una vez  Dédalos se alzó de la tierra, le dijo a su hijo que no volara cerca del sol ni del mar, podrían derretirse o mojarse las alas. Comenzaron a dejar tras de si exitosamente islas y más islas, hasta que Icaro ascendió un poco más y el sol derritió sus alas. Cayó al mar y murió. Su padre llegó salvo a Sicilia. Desde esa época el hombre continúa perseverando para lograr la hazaña de volar.
Volviendo a Murci, como se sabe son de pequeño tamaño, aunque algunos en Filipinas y en la India , pueden llegar a 1.5 m y les llaman zorros voladores. En Panamá existen 105 especies, cifra nada despreciable, pero como en  todas partes del mundo, los bosques tropicales han ido desapareciendo como los manglares, hábitat  nada popular de  Murci. Antes del Covid-19,  la especie pasaba agachada, era solo objeto de estudios científicos, tiras cómicas de terror, aunque en China son "símbolo de felicidad y provecho". Hoy, Murci, adquiere otra connotación, está en la sala de los acusados, un sospechoso, culpable, convicto, indeseable, pero el trópico es su hábitat natural, en Estados Unidos solo existen  47 especies, mientras que en la Isla de Barro Colorado, aledaña al Canal, de solo 15 kilómetros cuadrados, existen 74 especies claramente identificadas. La deforestación ha expulsado  a muchos murciélagos, algunos se alimentan de sangre de animales, porque han abandonado los bosques claramente  devorados por la tala, las siembras. Lo interesante es que son muy solidarios entre ellos, no solo las madres con los hijos, sino con  miembros que no son de la familia.
Más de algún lector debe estar preguntándose para que sirven los murciélagos, que hacen, tendrán algún rola en el teatro  sincronizado de la naturaleza. Yo recuerdo, que un año fui invadido por murciélagos, tenían su guarida en el entretecho de mi casa. Eso fue hace algunas décadas, los bosques  eran más fuertes, naturales, respiraban  oxígeno, de un verde intenso, con aguas claras, misteriosos senderos. A mi casa llegaban monos cariblancos, tucanes, ñeques, conejos pintados, iguanas  milenarias, culebras venenosas y un día, mientras  escribía frente a mi pantalla sentí los gemidos de una bestia frente a mi ventana. me asomé de inmediato y divise un  ciervo de cola blanca correr con dificultades. lo seguí unos 70 metros y cayó. después supe que murió a manos de un furtivo cazador con dos perros que mordieron e infectaron a ese bello ejemplar en extinción. una triste leyenda urbana.
La invasión de murciélagos en el entretecho motivó unos comentarios de  un vecino asiático. Me dio una idea, me dijo, hay que matarlos a todos. Ahora pienso, ¿si le hubiese echo caso, no tendríamos  Covid-19? Recuerdo que le dije, que entonces debiéramos matar las hormigas, moscas y cuanto mosquito se asome a la redonda.
 Los murciélagos desempeñan un papel vital en la dispersión de las semillas,  y es tan importante esa función para repoblar los bosques, porque en una noche pueden transportar 6 mil semillas.  Durante la noche polinizan las flores. Muchas plantas dependen de los murciélagos para su reproducción.  Son aliados de la agricultura como cazadores de insectos. Como en este mundo material todo se contabiliza en moneda corriente, los expertos estiman que este servicio medioambientalista de los murciélagos, le costaría al estado norteamericano más de 20 mil millones de dólares, sino intervinieran estos mamíferos voladores. Los murciélagos son más útiles que un funcionario público, sin duda.
(La generación anterior de murciélagos, la que dormía en el entretecho como  si fuera un viejo hotel de provincia, la despedí con humo, como me aconsejaron los expertos, y después sellé las entradas)
Estas fueron algunas de las razones que me llevaron a utilizar una estrategia aprendida  en otras ocasiones, para salvar a Murci, no era necesario matarlo, sino señalarle el camino para que retornara a la oscuridad del bosque. Abrí la puerta principal, por donde debió golpear para ingresar como un caballero, y partió en medio de la oscuridad a polinizar la noche tropical.
Rolando Gabrielli 2021