sábado, marzo 31, 2012

 La idea de una isla se abarca asì misma. En el sueño puede adquirir otra dimensiòn. Es difìcil pensar en palabras  en un espacio desconocido. Las islas siempre  fueron una debilidad o una ilusiòn de Rolando Denver. No estoy del todo seguro.  Cuando lo conocì, supe que era un idealista, la describiò  como un vaso de agua transparente. Ilusionò su relato con una frase casi infantil: un pequeño salto de avioneta, subes al sol y viajas unos instantes sobre un  cielo azul imborrable y llegas a una isla. Ni idea, sobre esta abstracciòn. Especulaciòn tiempo-espacio-distancia y reconocimiento. Una mujer, de conocerlo, le habrìa  llamado romàntico. Una isla pasa por la imaginaciòn necesariamente de alguien. Un  sitio relativamente pequeño y  tiene una dimensiòn propia. No todos logran entender  que una isla  es un secreto inabordable con palabras. Una isla no es solo un pedazo de tierra en  algùn lugar del ocèano. Bueno, son palabras de  Rolando Denver.  ¿Es el lìmite màs extremo entre la tierra y el mar? Una isla es un acto de total valentìa, soberano frente a los grandes ocèanos. Orilla su espacio único, irrepetible. No està rodeada de agua, me dijo RD, sino de sì misma. La isla tiene la firme convicciòn que existe. Permanecer no es un acto de fe, es como una certeza fiel a inclinarse por el silencio. ¿El lenguaje de una isla son las palabras que calla?
Una isla no aspira a dejar el mar. Se sabe un grano de arena, pero necesario en la inmensidad de las aguas. ¿La paz del mundo puede estar reunida en una isla? Las islas siempre las he sentido pròximas, como si cargara una en mi cabeza.

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