lunes, marzo 15, 2010

CURANIPE, Piedra Negra, epicentro de una nueva vida




Se cortò el puente Mariscadero
El camino costero de Pelluhue a Curanipe està destrozado, lleno de escombros, no se puede pasar...En un bus de abuelitos venìan 47 cuando los agarrò el mar, rescataron a 20, de los otros no se sabe...Un auto se lo tomò una ola, con una persona dentro, el tipo se salvò... El mar se recoge y sale, el agua està turbia y llena de palos...Las camionetas y gentes de abajo, andan por las olas...En el mar se ven refrigeradores, tazas de baño...Hoy (27/2) estuvo todo el dìa soleado, con un calor tremendo, despuès entrò una niebla muy espesa en el mar...En la noche la luna llena alumbraba el camino...La roca de El Torreòn y la que està al lado, frenaron un poco la ola, pero hacia el sur, les pegò a toda velocidad...Pelluhue no tiene nada, es un pueblo que està muerto...Segùn mi viejo, testigo de la entrada antes del tsunami (maremoto) dijo: había un ruido ensordecedor, la primera ola fue de 10 metros, era impresionante ver la velocidad a que avanzaba... Un sobreviviente de Curanipe

Un Blog es menos que una gota de agua en el mar de la informaciòn virtual y esta frase clichè tiene la virtud de ser una metàfora real para definir la dimensiòn de este espacio, que tiene el don de la ubicuidad por obra y gracia de la diosa Internet. Estamos casi en cualquier lugar al alcance de un click de cualquier internauta que conozca la direcciòn de nuestro Blog o el azar lo lleve al puerto de la palabra, un rìo que nos asombra por la fuerza envolvente, impactante, del lenguaje.
A finales de octubre del 2005, me subì al tobogàn de este Blog, una burbuja en medio de la blogòsfera que crecìa como una ola incontenible. Mi experiencia anterior se basaba en la circulaciòn de numerosos escritos y poemas en portales amigos de Canadà, Estados Unidos, España, Suecia, Chile y Argentina. El chileno Juan Contreras Bustos, un aventajado de Internet, fundò mi primera pàgina personal bajo el tìtulo: Plaza Gabrielli, la que recorriò la geografìa digital por un tiempo con numerosos textos. Un dìa me dijo Juan, tendràs que organizar tu Blog personal, lo que es muy sencillo y efectivo, podràs alimentar tu espacio cuando lo desees. Me pareciò una tarea casi imposible, hasta que JCB, escogiò un diseño y comenzò a incluir mis trabajos con el compromiso de que yo fuera asumiendo la responsabilidad. Asì naciò este Blog, que serìa acosado por anònimos y algunos robots que asimilan como verdaderas "las denuncias", calumnias, de quienes no soportan un espacio libre, creativo, abierto, que privilegia la poesìa y la informaciòn de nuestra època y tiempo de manera objetiva, analìtica y sin compromisos.
Lo que no todos saben, es que este Blog naciò en Curanipe, que con Cobquecura fue epicentro del seismo que azotò Chile, que naufragò en un maremoto despuès del terremoto de 8.8, que devastò la costa centro-sur de ese paìs suramericano, el 27 de febrero pasado. Curanipe... Un lugar para los àngeles/ que siempre tuvieron alas verdaderas/ y los pies en la tierra./ Piedra negra sobre el mar de Chile/Curanipe sobrevive la ola de la ola/el mar que lo sueña y devora./Un viento nuevo soplarà/Sur en mi memoria/Sur en tu memoria
Curanipe, ubicada a 150 kilòmetros al noroeste de Concepciòn, figuraba en el mapa turìstico chileno, zona privilegiada por sus playas, clima y gente trabajadora, adquiriò la tràgica fama a nivel mundial, la fatìdica madrugada del 27 de febrero, de una de las dos zonas del epicentro telùrico. El mar borrò lo que el terremoto perdonò a Curanipe y la gente que dejò temblando bajo los escombros y las sombras de la noche. La tierra hablò con sus ruidos sordos, indescifrables, que marcan un parto tràgico y estremecen al hombre como en los tiempos bìblicos. Asì se expresa la naturaleza en Chile y este 2010 es un eslabòn de una antigua cadena de fenòmenos que violentan la naturaleza humana y la ponen a prueba. La naturaleza cambia el rostro de nuestra geografìa y sus costas, quizas nos pide poner los pies en la tierra, porque el mar como los volcanes, saben que sus fuerzas son incontrolables.
Cuando me enterè temprano en Panamà del terremoto, por una llamada de mi hijo, desde Colòn, en el Atlàntico, donde captura cocodrilos para despejar el àrea donde se realizarà parte del ensanche del Canal interoceànico, supe que era algo devastador y de una destrucciòn impensable por su epicentro, la historia de nuestra història telùrica, de la geografìa y lo que sabemos quienes hemos estado en eventos de esta naturaleza. Encendì el Canal 24 horas y fui viendo, imaginando ademàs los lugares, muchos de los cuales recorrì alguna vez. La memoria es un depòsito cruel a veces, insiste, repite, se apropia del pasado y nos hace estremecer. La costa de Chile me convertìa en un nàufrago de la tragedia, un desamparado màs, y pensaba en quienes habìan recibido ese extraordinario impacto que desordena los sentidos, recoge el alma, pone a crujir nuestros sentimientos, porque los vulnera. La impotencia corre a toda velocidad como una loca, con los ojos abiertos y la cabeza sin cabeza. Los terremotos tienen la particularidad de descubrir sus daños muchas horas despuès, aunque el maremoto pone su sello de que cuando pasa, lo borra todo. La familia, porque en Santiago fue de 8.2, un impacto notable, no acostumbrado para los santiaguinos que conocemos de estos movimientos a lo largo y ancho de nuestras vidas. Aùn no sè como les ha ido a todos.
Cuando supe que Curanipe era el lugar del epicentro, empecè a escarbar en Internet los primeros indicios de informaciòn, mensajes, algunos nombres, y nada, Juan Contreras Bustos, el cronista de Curanipe, pintor, consejero, juglar, maestro de la vida, no aparecìa, màs bien era silencio. Me comuniquè con unas amistades argentinas, que bien le conocen, y nada. Los dìas pasaban como tablones de nàfragos, flotando en los recuerdos. El maremoto era el telòn de fondo, me decìa, aquì rodeado por el mar, uno que en nuestro sur se hace llamar Pacìfico y fue descubierto aquì como una taza de leche. Los dìas posteriores, revelarìan el nuevo escenario Chile, el paìs que habìan dejado el terremoto y el maremoto. Los pequeños poblados arrasados, las caletas de pescadores, las zonas agrìcolas con sus casas centenarias de adobe, la patria humilde, esforzada, nombres conocidos por una vieja memoria, desfilaban a tropezones por mis dìas: Curanipe, Dichato, Lota, Pelluhue, Talcahuano, Parral, Constituciòn, Curicò, Talca, Iloca, Chillàn, Concepciòn Llico, Lircay, Chiguayante, Panguipulli, Coliumo,Tubul, ,- no habìa ningùn orden geogràfico- el paìs se habìa estremecido, y despuès nos enterarìamos, que corrido literalmente hablando.
La geografìa desfilaba con los rostros compungidos, la aflicciòn  de la gente era notoria a nivel nacional, recordaba aquel año que estudiè en Molina,  en la regiòn del Maule, vecina a Curicò, tierra vitivinìcola. Recuerdo el Rìo Claro y las famosas  Siete Tazas con el Salto de la Leona. El terremoto afectò las Tazas, porque ha desaparecido el rìo que les servìa de afluente y las llenaba.
Seguìa buscando a Juan Contreras Bustos, màs nombres, muertos, desaparecidos, buscados, encontrados, bien, mal y me aprestaba a escribir una nota, con màs preguntas, que certezas, cuando leo una pista sobre JCB y me llega su correo al mismo tiempo el pasado 8 de marzo. Asì comienza su relato:

DESDE CURANIPE
(Primera parte)
Por Juan Contreras Bustos

"Abro los ojos, despertando asustado, el corazón late rápido; al mismo tiempo escucho con todo el cuerpo el ruido ensordecedor de un....¡¡¡Temblor!!!... uno más de los muchos que he vivido; duermo este verano en Chile, país delgadito, flaquito que casi se cae al mar colgado de la cordillera de Los Andes y con un mar enorme que nos flanquea. De tiempo en tiempo, más o menos cada diez años se nos viene encima, entre muchos otros, uno de esos grandotes, imponentes, de los que no dejan “mono con cabeza” como se suele decir por estos lares."
"Mi propia madre sobrevivió al famoso terremoto de Chillán de 1939, un verdadero cataclismo que borró a la ciudad, quedando entonces debajo de la casa de sus padres siendo una bebé de pocos meses; rescatada por algunos vecinos piadosos pasó al cuidado de una buenas señoras putas que el Señor de seguro tendrá en su seno entreteniendo los ocios de angelitos, querubines y serafines; en ese entonces las compasivas señoras cuidaron a la nena por algunos días regresándola a sus padres, sana y salva."


Esta historia la contaremos completa, suscrita por JCB, en un post sobre este cataclismo cuando la naturaleza no sòlo estremeciò el alma de Chile, sino moviò el eje de la Tierra y acortò la duraciòn del dìa de todos sus habitantes.

Seguir leyendo la crónica de Juan

1 comentario:

Ciruelillo en la Roca dijo...

Grande master... abrazo

Juan