Fiume tiene sus rutinas como cualquier mortal, hacer sus ejercicios para sobrellevar los dolores del cuerpo, revisar la prensa, poner en alerta sus cinco sentidos para iniciar el día a plena capacidad neuronal. Los acontecimientos locales y mundiales superan la ficción, puede salir el sol a plenitud, brillar con un cielo despejado, pero la humanidad está en un permanente parto de acontecimientos y guerras.
El día de ayer pareciera trasplantado en el de hoy,
pero siempre suceden hechos relevantes,
que llaman la atención más que otros por
su intensidad y carga emotiva. Superando los
habituales Fake News, este blog y Fiume hacen un alto, un minuto de
silencio por la desaparición física de Paul Auster, un novelista, guionista,
ensayista neoyorkino reconocido y querido en todos los continentes.
Fiume, aislado en el tiempo, sobreviviente de Limbo
city, abierto a los caminos de la vida, nunca leyó a Paul Auster y lo lamenta
porque los temas de sus novelas son
también sus temas. Incomprensible no haberse encontrado en las lecturas de Paul,
pero una vida a la intemperie, sin entorno, a capela, caminado en un desierto
verde de la nada, donde la palabra es una mera mercancía, Fiume se cruza de
brazos y concluye que se hace lo que se puede, una respuesta y explicación
mediocre, tal vez, pero real. Antes de estas confesiones, Fiume busco en su
memoria, luego biblioteca un libro de Paul Auster y no lo encontró. Así pasó en
estos días, creyéndose justificado, pero el autor se resistió, al parecer, no
le dio el gusto de acercarse a su tapa, contratapa, al menos.
Fiume es un admirador de una ciudad que desconoce,
Nueva York, y digo esto porque yo a él lo conozco bien y se de su devoción, y
como vuelve a lecturas vinculadas con la city: A partir de Manhattan del
poeta Lihn y Poeta en NuevaYork de Federico García Lorca, entre otras
pistas que nos llevan a su obsesión por NY.
New York era el personaje principal de la obra de Auster, el azar, el amor, la vida a la intemperie, obsesiones también de Fiume, aunque Auster vivía en la city que era su materia prima y lo de Fiume, así, lo decía, era una ilusión, un sueño, una metáfora en su vida, la perfecta utopía. Fiume no vive tan lejos de NY, conoce gente que viaja a la ciudad de Whitman, donde estudió Federico García Lorca y donde Woody Allen filmó sus mejores películas. Conoce a un pintor que vive en NY, pero nunca nadie le ha dicho, ven a Nueva York, te la voy a mostrar y nos tomaremos un café en el Central Park, en las proximidades donde un desquiciado mató a John Lennon.
Paul Auster no requiere una carta de presentación, tal vez Fiume piense que para él, si. Fue traducido a 40 idiomas y lo más importante, tuvo el aval de sus lectores, la felicidad de vivir el amor y el éxito de su pasión literaria.
ESTA HISTORIA CONTINUA....