domingo, marzo 12, 2006

LA PATAGONIA DESPIERTA


Y
SUR, LA FIESTA DEL GLACIAR


Desde los primeros días de aspirantes a periodistas nos enseñaron en la universidad algunas reglas de oro. Las noticias se construyen con la forma de una pirámide. Lo más destacable, importante, desde el gancho en su cima y el resto hasta llegar a la base. La información tiene una estructura, una cabeza, cuerpo y pies. La información de personas, hechos, sucesos, eventos, tienen también lo que llaman los profesores, prominencia. Prominente es lo que sobresale a lo que tiene alrededor. Un presidente de la república es más prominente que un futbolista por el rol que desempeñan ambos en una sociedad. Sin embargo, eso no es tan así, como hemos visto en estas últimas décadas. La banalidad, el show, y otros temas de la farándula suelen ser más prominentes y ocupan un privilegiado espacio en los noticieros y titulares que sucesos trascendentes. La mentira es más prominente hoy que la verdad. La información era un corredor de fondo hasta que el mundo digital la transformó en una carrera de cien metros planos en menos décimas de un segundo. La noticia es flash, relámpago, un pantallazo del instante. Nos enteramos de todo de inmediato, de lo que quieren que nos enteremos. Hay más información, en volumen, pluralidad de escenarios, pero no tenemos una mayor confiabilidad de lo que leemos. Tenemos en la actualidad a millones de millones de personas que hacen su propia información, investigan, buscan datos, y se enteran de múltiples fuentes de qué está ocurriendo en el mundo de alguna manera. Un mar de corresponsales en el desierto de la noticia. Las informaciones que mueven en mundo, traen otro envase de fábrica: los centros de poder. Los Bloggers debieran estar allí con sus espejos intentando cotejar el reflejo de la luz que dicen irradiar los voceros, con la realidad. No es posible. La información masiva se utiliza en el siglo XXI como un manto de rosas y espinas para persuadir, legitimar y promover una situación local o internacional. Harold Pinter, el último Premio Nobel de Literatura, ha dicho en Turín, Italia, que existe una creciente cultura de suprimir la verdad. Con ello se guillotina la libertad de expresión y no hay más de un centímetro de distancia para perder las más elementales libertades públicas. Los medios escritos, radiales, televisivos y digitales, el mundo, está saturado de información, como el hombre común y corriente, más que en ningún otro siglo. La verdad siempre ha sufrido recortes, mutilaciones, y ha sido guiada hacia caminos no legítimos. El planeta, si lo observáramos desde el espacio, parece un diario muerto lleno de crucecitas, obituarios, información que se contradice entre sí, otra que parece espejo, se repite, y en medio de cada página, la gran diversión banal. Mucha información uniformada. Excesivamente copiada de las mismas fuentes. Repetida desde el mismo origen. Los ratones parecieran comer un queso de idéntico mal olor. Una información minusválida se nos presenta como un astronauta. Algo no encaja en el gran rompecabezas. Llueve a espaldas del sol. Dejemos esa realidad, la que nos cuentan las noticias. Imposible derrotar a una máquina repetidora de un mismo mensaje. Terminará por convencernos y nos sumará como repetidora de otros papagayos. Las noticias vuelan y se enredan en muchos cables, antenas y papeles. La verdad es como el soldado anónimo, nadie sabe quien es o como era exactamente. Murió y se le ha levantado un monumento en reconocimiento, pero no existe.
La distancia o lejanía de un evento, no disminuye su impacto. La prominencia no tiene que ser cercana a nosotros, necesariamente. Hay eventos que tienen luz propia. Nos superan por el sólo hecho de ocurrir y no necesariamente por el consentimiento humano, ni su dirección. La naturaleza nunca dejará de ser prominente, nos afecta a todos, aunque nos resistamos a entender la vinculación de la vida humana a la naturaleza, su dependencia. Las devastaciones en los últimos dos años han terminado con todas las flamantes noticias de primera plana, inclusive las de la guerra. Información impredecible que puso más tinta gruesa que cualquier otro titular. La información por a, b, c motivos es movida por intereses. Su manipulación, circulación o silencio, suelen tener un mismo origen, patrón y significado. Así va el mundo, moviéndose con apuro, tormento, vaciándose, tropezando, sin aire, empujando un poco más el perímetro asignado por la naturaleza. Son los abismos a veces los que nos hablan desde el fondo del mar.
Estoy viendo y leyendo la prensa argentina, Clarín y La Nación, dos fotos que reproduzco con su permiso, el de la naturaleza y de la urgencia informativa. El Glaciar Perito Moreno, ubicado en Santa Cruz, en El Calafate, Patagonia argentina, ha comenzado lo inevitable y natural ruptura, considerado uno de los más maravilloso espectáculos de la naturaleza. El último rompimiento del glaciar se produjo el 13 de marzo del 2004. Han acudido miles de turistas a la zona, quienes pueden ver y escuchar como cruje el glaciar y se van desprendiendo sus bloques de hielo y caen al inmenso lago patagónico. Una de las más extraordinarias manifestaciones del paisaje del Sur, sus vastas soledades, la naturaleza simple y pura, viva, real, dueña de su vida y curso. Las sensaciones del viento que no deja de pasar, todo lo que allí viene queda en la piel. La Patagonia bajo el silencio majestuoso de sus glaciares, un rumor de amanecer, de antiguos y nuevos desprendimientos, ajustes de este tiempo y de otros. La naturaleza en su magnífico reloj. Ahí está el Perito Moreno, blanco, celestial, erigido en su lomo de sesenta metros y 5 kilómetros de diámetro, arrojando sus hijos a las aguas, a una nueva vida más libre quizás. La masa de hielo espléndida, habla durante largos períodos desde la majestad de su imponente silencio, la belleza de sus palabras congeladas, lengua patagónica. Sí, hasta hoy y mañana, que su lenguaje se transforma en el crujir de su propio cuerpo, desprendimiento de su geografía íntima, la corporalidad física del glaciar. El Glaciar Perito Moreno se comunica con los habitantes de la Patagonia y el mundo, con estos gestos de su cuerpo, que son un trueno, un relámpago en las fronteras de sí mismo. Se desprende para no partir, sólo seguir siendo. El hombre lo contempla impotente por la fuerza de su albo esplendor y la persistencia de no dejar de ser en el confin. El Sur sabe que existe y persiste, en el coraje de su gente, la belleza de su naturaleza, más allá del límite donde el horizonte duerme con el sol, en el gran espacio de todos. Los sueños se comparten en silencio, pero desde el corazón y se hacen realidad.
El Sur es azul/ la noche no tiene techo/no tiene tiempo el tiempo/donde el fin no existe/ es confín y sobre una orilla/sigue creciendo el Sur/ Sur al Sur de su estrella/no dejes de brillar. Rolando Gabrielli©2006
Y el Glaciar Perito Moreno irrumpió y sobre el brazo del río Rico del Lago argentino, el hielo majestuoso albo de misterio y fuerza, se desplomó hoy a las 23.00. Un silencio de silencios, se apoderó de la Patagonia...