viernes, julio 03, 2009

Sólo plagio puro y duro


La parodia del narrador sueco no superó la inmortal potente sombra que construyò J.D. Salinger sobre el personaje de su novela El Guardìan entre el centeno,(The Catcher in the Rye) - el joven Holden Caufield-ante los tribunales de Nueva York. El escritor sueco F Colting, no podrá hacerse el sueco, al menos en Estados Unidos, con la ediciòn de su obra "60 años después: Recuperándose del centeno" (60 Years Later: Coming Through the Rye). La juez Deborah Batts prohibiò la ediciòn y distribuciòn de la obra temporalmente en todo Estados Unidos, aunque ya fue editada y circula en Inglaterra.
Los abogados del inefable Jerome David Salinger (J.D. Salinger), rechazaron categòricamente la existencia de que se trata de una parodia, reconstrucción, ni reinterpretación, ni intercambio de nada: «Sólo plagio puro y duro». El Guardiàn, cuyo autor no escribe desde 1965, ni brinda entrevista hace casi 30 años, se venden anualmente 250 mil ejemplares. El viejo Caufield, que se escapa de un hospicio para recorrer Nueva York, segùn Colting- no ha tenido la suerte, en Estados Unidos, al menos, del adolescente rebelde de 16 años, que es admirado y amado por los lectores de todas partes del mundo. Es un libro que un adolescente y joven debe tener hoy entre sus manos. Un personaje fresco, actual, tierno, real, no acartonado, abosolutamente identificable y muy queribe por sus millones de lectores.
El anciano J.D. Salinger, ha salido de su propio olvido, a defender a su personaje. El astuto Colting, segùn la juez, ha tomado la filosofìa, la trama misma del personaje de Salinger, Caufield.
No es el ùnico, no serà el ùltimo y son tantos los libros que llegan a manos de los promotores, editores, secretarios de la palabra escrita y de ahì a los cajones o al basurero del olvido, que hay quienes buscan asomarse a la fama sobre los hombros de un famoso. El tiempo dirà que suerte corre esta versiòn continuada de la historia original, basada en una misma filosofìa y narrativa secuencial del personaje principal. Se pudo escoger otra ciudad que no fuera Nueva York, otra trama, en fin, impulsarse a travès de la atmòsfera y de un sueño, pero no del cuerpo del delito. Aunque nadie es dueño de un personaje, tampoco es posible que otro se monten en su historia, amputando la originalidad que debe tener la lietratura. Algùn critico dijo que se trata de un bodrio. Nunca segundas partes fueron buenas, a excepciòn del Quijote, que tambièn lo escribiò el Manco de Lepanto.
Fredrik Colting, utiliza como pseudònimo J. D. California, e identifica al personaje del libro, Mr. C, con J.D. Salinger.
Colting no deja de ser astuto, logrò dos cosas: editar y hacer circular su libro y llamar la atenciòn mundial por su caso en Estados Unidos. Lo extraliterario juega tambièn en las cartas de un autor.

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