domingo, julio 01, 2007

Diarios de Muerte, poesía terminal




La muerte se aferra a la vida/
como en un bus pasa el tiempo/
sopla la palabra el viento
que la recoge y trae/
La mano sucia a pesar del guante
toca enamorada el cuerpo/
A la víspera nada se le niega/
ni el asombro o la espera
La muerte es silenciosa
ociosa malintencionada
novedosa rosa de gusanos coronada.
Rolando Gabrielli©2007

Los poetas deshauciados tienen la palabra, como posibilidad para enfrentar en sus últimos días la muerte. Registrar en un diario o libro, la atmósfera de este paso final. Manejar los hilos de la parca de alguna manera. Tutearla inclusive, mirarla de frente, casi pedirle un último deseo y de alguna manera despreciarla por perseverante, astuta, ladina, sagaz. No quería decirlo pero la muerte mira con ojillos de urraca y escarba hasta en el currículum vitae.
El tema es mortalmente antiguo. La muerte es una realidad, no una ficción. Tiene, la muerte, tanta vida, como la vida. Se nace a sabiendas que se va a morir. ¿Todo principio tiene un fin? El verso nerudiano le otorga grado de almirante y en un puerto nos espera.
Dos poetas chilenos excepcionales, Enrique Lihn y Gonzalo Millán, escribieron en sus últimos días desde la proximidad de la muerte, con su tufo y dolor.
Lihn tituló su libro, Diario de Muerte, una de las portadas de este escrito. Gonzalo Millán, escribió 12 días antes de morir su testimonio final: Veneno de escorpión azul. El Mercurio de Chile entrega este domingo 1 de julio un anticipo de esa obra. "Miedo, sí, a morir solo, sin una mano y sin los ojos amados, sin aquellas palabras que indican y muestran el camino. Así como uno no puede nacer solo, uno no se puede morir solo. Mi partera te nombro, mi partera secreta. La comadrona de mis últimos y primeros días".
El escorpión azul y su veneno son derrotados por el cáncer. Esa es la historia del título del testamento poético de Millán, que pagó con su vida. El contó en una entrevista que se trataba de un medicamento cubano contra el cáncer.
Después de conocer la noticia de su inevitable y anticipada muerte, el diagnóstico, el poeta se pregunta y se responde con coraje.
¿Contra quién volverme enfurecido
por el despojo de mi vida,
a quién reprochar la interrupción del hilo del relato?
Toda queja puede parecer injusta,
todo lamento una treta de debilidad,
toda confesión prueba de cobardía.
El rencor, la rabia por el arrebato.
Por el robo, el asalto, el atropello.
Y describe con una singular y potente imagen la enfermedad: "El cáncer es un faraón que construye con retraso y previsión su tumba subterránea. En tu edad aportillada por aquí y por allá edifica sus ciudades funerarias."Con ironía, casi familiaridad, Millán aconseja escribir una acrta al cangrejo: "Certero y contundente el golpe, tal vez mortal; peligroso y doloroso en todo caso. Habla con tu cáncer. Hazle preguntas a ese enjambre de células descarriadas que se alojan en tus pulmones. Escríbele una carta al cangrejo y pregúntale al cabrón por qué eligió tu pulmón como si fuera un par de rocas."
Y en te desgarrador monólogo interior, del día a día, un calendario fúnebre, Gonzalo Millán, el autor de Relación Personal, un libro mágico de amor juvenil y esperanza, reconoce humildemente su final: "Trato de acostumbrarme a la idea de que ya no emprenderé aventuras nuevas. En adelante sólo retoco y corrijo lo escrito, completo los libros inconclusos. Me faltará seguramente el tiempo. Recibirán esos títulos la marca de lo incompleto y lo truncado".
Diario de vida y muerte,
bitácora terminal,
caja negra que sobrevive
al desastre.
Las últimas palabras.
Un género sobreviviente postrero.
Los borradores de un epitafio.
Los altibajos gráficos de una ficha clínica.

No voy siguiendo estricto el calendario fragmentado del Diario de Millán editado por el periódico chileno. Simplemente entro en sus días como por casualidad, descubriendo pasos dolorosos, son esos días, amaneceres, esas noches. Y el poeta exclama sobre lo que viene y su misterio. Lo que hay detrás de la puerta. ¡Qué sé yo si habrá luz y sombra o nada! Hasta aquí llego yo con mis palabras sublunares. El más allá precisa otras lenguas, con impensados sonidos y vocabularios. ¡Qué sé yo si me espera otro mundo, un mundo nuevo detrás de otro!
Estos dos días no van juntos, pero los uno...
"Vuelve Eme de cita en el Hospital del Tórax. Al llegar con la bolsa de radiografías los ojos se le llenan de lágrimas. Me cuenta que el cáncer tiene "células grandes" igual de mortíferas que las células más chicas. Hasta aquí llegamos con la ciencia médica y la tecnología; no me haré quimioterapia.
"Ahora todo es cosa de vida o muerte. El cambio de planes abruma. El libretista te eliminó del culebrón de una plumada. La teleserie seguirá sus impredecibles meandros sin ti, sin tus últimos parlamentos. Ahora preparas monólogos, epitafios, epigramas, elegías, poemas a la muerte, despedidas de samurái, penúltimas palabras del lecho escuchando unas palabras del cello."
"Toda muerte es un fracaso, viejo looser.
La luz alcanza cierto punto límite
donde se estaciona como un claro, automóvil claro.
Los prójimos te consuelan y te miman, te temen
y compadecen. Eres una herida dolorosa
para los que te quieren.
Tu anunciada muerte los llaga.
Te ocultas porque hieres,
tu presencia es abrasiva para los que te estiman.
Te ocultas porque lesionas
los ojos del corazón."
El poeta frente a la muerte y a lo que ama y le dodea sigue reflexionando en voz alta y se pregunta: Qué he hecho yo para merecer la atroz quimioterapia? ¿La endoscopía, la cintigrafía, los rayos, el scanner?No me digan que todo esto me pasa sólo por fumar. El poeta que conocí de joven con las yemas a flor de dedos, está lleno de humo, como la ciudad, sus pulmones son smog:
"Después de unos días de claridad el aire de la ciudad / de Santiago se ha vuelto a poner sucio. Me satura el humo. Me siento intoxicado y con dolor de cabeza. Cierto hastío por la vida que llevo. Recorro aguas de ermitaño terminal, peino aguas con pececillos cada día con menos peces incoloros. La verdad es que no corregí nunca el curso cuando pude hacerlo, seguí adelante llamado con grandes voces por el último desastre."
Gonzalo Millán va despidiéndose, amando las pequeñas cosas, los placeres chiquitos, ignorados tantas veces, subestimados, olvidados. Y la mujer amada, su rostro, eso que nos envuelve com oen un espejo, eso que es amor, se transforma en la despedida una insoportable llaga viva. No te aferres, sugiere el poeta...
No te aferres a lo que fuiste y ya no eres. El cambio que te despedaza te muestra algo que no quieres ser, que te niegas a ser. Ahora, el placer de comerse una simple hallulla con mantequilla de pie en una cocina por la tarde. El rostro amado es una insoportable llaga viva.Te esfuerzas por retener a pesar de todo lo que se está yendo al diablo, algo de unas tórtolas en una calle vacía entre semillas de liquidámbar.
Y le gustaría morir a una hora escogida, ese instante indefinido de traspaso de un tiempo a otro, tan fugaz, com osi el tiempo se fuese dormido. Hermoso poema de ocaso y renaceres...veamos:
Preferiría morir a la hora del crepúsculo,
cuando se incendia el horizonte,
el ceibo enciende sus lámparas,
cuando el mar se oculta en las tinieblas,
en la barca náufraga del sol.
Hablemos de la cesta mejor,
del canastillo tejido por el pincel prolijo,
de grecas hechas con verduras escamosas,
de las correas trenzadas con flores.
El poeta sigue describiendo sus días, sensaciones más puras, directas, claras, las resonancia de viejas campanas, el fuelle de sus días ásperos, de asfixia, de muerte y se sabe irremediablemente acosado...
"El horror de estar dañado como la manzana. El miedo a tropezarse con la respiración y sufrir el ataque de la tos en público. Estás en manos del terremoto y la peste. Ríndete al caos. Bailas con una ráfaga de viento contra el viento. Tiemblas, tiritas en los huevos como una bandera negra con zancos. Te acostumbras a la amorosa mueca de la muerte vestida, disfrazada de mucama servicial, de enfermera fiel, de monja piadosa, compasiva, caritativa. ¿Qué es lo peor, la muerte o el dolor? Lo peor es el olvido."
Y no hay otro camino, ni destino, que escribir...escribir...Porque escribí, estoy vivo dijo Lihn...
"Fuga hacia delante. Escribir más, seguir escribiendo lo que sea, a como dé lugar, no importa a qué costo, da lo mismo el resultado. Fuga hacia delante versus retroceso en busca del retoque. Volver atrás cuando hay pocas maniobras / posibilidades hacia delante me parece acertado, ir a recoger lo abandonado y disperso, a examinar lo pasado por alto."
Y un deseo en medio del pavoroso escenario...para acercarse a la vida...un hermoso deseo blanco de alba pureza...
"Antes de morir me gustaría oír a los niños. Las risas y los gritos de los niños. Los gorjeos jubilosos, inocentes y cándidos. El coro de los gorjeos inmaculados."
Y la despedida de Gonzalo con sus recomendaciones a los que deja huérfanos, huachos de padre...
"Mis guachos queridos: no lloren ni me añoren. Recuérdenme como uno de ustedes. Pensemos que quizás empecemos una amistad nueva. Mírenme como el corresponsal de una dimensión simultánea, que supera la división muerte-vida. (Eso sí, no me jodan el espíritu). Rolando Gabrielli©2007

2 comentarios:

XAVIER DUARTE ARTIGAS dijo...

PARA ROLANDO: CÓMO DUELEN ESTOS SABIOS TEXTOS QUE HAS ELEGIDO PARA QUE LOS LEAMOS. TODOS AQUÉLLOS QUE VIVIMOS EN EXTREMA SOLEDAD Y EDAD AVANZADA, TE COMPRENDEMOS A CABALIDAD.
UN ABRAZO DE XAVIER

Anónimo dijo...

Oi, achei teu blog pelo google tá bem interessante gostei desse post. Quando der dá uma passada pelo meu blog, é sobre camisetas personalizadas, mostra passo a passo como criar uma camiseta personalizada bem maneira. Até mais.