viernes, agosto 23, 2019

Fue un trofeo de la poesìa


El Rey de España, ni España,
leían a José María Panero,
recluido de por vida hasta su muerte,
en el Hospital Rey Juan Carlos I,
en  Las Palmas de Gran Canaria,
después de pasear su loca,
maravillosa poesía,
 por todos los manicomios
de España y en ocasiones
hablar de su vida y orinar
 la tierra que lo vio nacer
y morir.
Dejó un puñado de cenizas,
sin destinatarios,
para memoria del viento.
Fue un  trofeo de la poesía,
oculto en las celdas,
en esos patios desolados
de la locura,
allí su  monólogo deslumbrante
grabó en las pobres paredes,
la más mínima pesadilla, 
manchas oscuras
de las noches de José María Panero,
como gotas de nieve negra,
que España olvidó.
Rolando Gabrielli © 2019

1 comentario:

Alfa dijo...

Excelente... me gustó mucho.