De vez en
vez,
cuando las
noches caen
sigilosas,
desoladamente
oscuras,
únicas,
como las
sombras
que les
pertenecen,
sin ser
vistas por nadie,
el brillo
de una luciérnaga
acompaña y
guía en el viaje
a la
desolada casa,
del hombre solitario,
que solo
dice poseer
esa pequeña
luz
que lo
ilumina
en la
oscuridad.
Rolando Gabrielli2025
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