domingo, agosto 22, 2010

Si el viejo Walt Whitman  viviera
con sus ojos de  mariposa y sueños,
su barba empalabrada  en Brooklyn volarìa
refundando la patria sin odio como en un principio
fue su  verbo para todos iguales sin fronteras,
con su energìa elemental
Grande  el corazòn de este Walt, nada le pertenecìa
sòlo su acciòn en Walt Street Whitman,
ni los riñones o la sangre de la frontera,
ni de nadie es nadie,
un rìo caudaloso por las venas,
el aire de los pulmones personales
abrièndose paso para regresar  cinco mil años despuès,
que no sea tarde que es tarde en la tarde de los ayeres. 
Si Allen Ginsberg viviera como vive en San Francisco,
con sus  hermanos de la Amèrica jodida droga vulnerada,
boca abajo la espina dorsal fracturada de horror y humo,
que aullidos  no aullarìa el esplèndido aullador,
morirìa de la risa frente al W.C. de J.D. Salinger,
y con la matemàtica elemental sacarìa las cuentas,
cuanta mierda  ha pasado bajo los puentes de Amèrica.

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