miércoles, marzo 11, 2009

Como si sus cenizas...







Como si sus cenizas siguieran escribiendo en las profundidades del Mediterràneo, Roberto Bolaño dispara desde su PC, escribe, en verdad, desde la inmortalidad de la sombra donde ya nadie le puede ver ni pegar una mirada màs allà de sus palabras. Hijo de un boxeador que se hizo camionero, nacido en Chile como un sello perdido en su larga y maravillosa geografìa, hecho en Mèxico y vuelto un nòmade con nombre en Barcelona, Roberto Bolaño se sigue reproduciendo en su saga de libros inèditos.
Antes de entrar en materia, cada escritor tiene sus misterios, su manera ruin de olvidarse de sì mismo y dejar los textos encriptados para el futuro y tambièn de vivir su vanidoteca de ediciones, declaraciones y boutades. ¿Quièn no? JLB fue un maestro genial, un gran difamador de la realidad, gacetillero del verbo oral, talentoso incendiario y despuès que dijo todo, se fue a Paraguay, paìs anònimo en ese entonces, se casò con su fiel discìpula y partiò a Ginebra para olvidarse de la eterna Buenos Aires, al menos no quiso dejarle el cuerpo del delito. No es el ùnico, el porteño, porque en Parìs hay otras tumbas de famosos, la Mistral sòlo regresò muerta del nicho helado donde los hombres la pusieron y el mismo Gelman, vivo aùn, no vivirìa en la patria que tanto ama.
Bolaño siguiò tambièn el sendero de todas las patrias y ninguna, y escogiò un mar cerca de su ùltima casa, un mar ìntimo, personal, que se comunica a otros mares y canales. Un mar en medio de las tierras, es la traducciòn del latìn, como si no fuera sòlo agua, sino mirara hacia el balcòn del continente. Aguas calmas y moderadas para el ùltimo chapuzòn. No dejò lugar a la necrofilia, algo muy saludable, para concentrarse màs en su obra que en su cuerpo. Esa disputa estèrol del cadáver exitoso, es intuiciòn del sepulturero, màs que del admirador de la obra. Nada desolemnidades, se internò en el mar y se llevò las ùltimas palabras, esas que duelen su ausencia.
Quien estarìa divertido con todo esto, serìa el mismìsimo Borges, un detective màs reposado, hurgando en los distintos niveles del juego de Bolaño, que dejò algo màs que pistas, obras nuevas completas en su Pc de Pandora. ¿El autor se rinde a sus personajes o viceversa? Para el caso es lo mismo, se trata de Bolaño, rara avis en esta especie literaria de finales del siglo XX. Bolaño es el àrbol de sus propios frutos. Abecedario callejero e ilustardo. La insurrecciòn permanente de su vida, actos y palabras. de eso justamente permeò su obra y no dilapidò en vano sus vìsceras. Cero Academia, cero vouyerismo, cero banalidad, menos cero oportunismo. Un guerrero de las calles del DF, abandonado de causas fàciles, un Trostkista venido a menos, no militante, en el paìs donde Stalin mandò asesinar al viejo Leòn organizador del Ejèrcito Rojo. Habitante subterràneo de un DF delirante, lector endemoniado, no termina su secundaria, enemigo del stablishment, con una aureola pendenciera, se marchò para Barcelona, pero nunca de Mèxico, ni de Chile, ni de ninguno de los sitios que habitò. Se entregò con diversiòn a la escritura, con rabia por falta de tiempo, pasiòn de sultàn enamorado y arbitrario, y se abriò paso a codazos porque venìa de un Chile ninguneador por excelencia y caìa en los brazos de un mercado hostil, caprichoso, simplemente banal. Arò su palabra por los desiertos de Mèxicoy como debe ser, se subiò al ring a dar la pelea ante sus mayores y pares. Cosas de la literatura, no, del Arte, de la vida. Ni màs ni menos.
Cuando todos creìamos que Bolaño habìa escrito, sacado al mercado de la palabra todo lo que tenìa, dijo desde el fondo del Mediterràneo: todavìa, como Vallejo con el verbo, volvìa a cambiar de traje a la poesìa. Bolaño escribiò en verdad, como si se fuera a quedar sin hìgado, como efectivamente le sucediò. ¿Finalmente decidiò dejarnos hipnotizado con sus nuevos textos? Es cuando sus lectores necesitamos alguna explicaciòn o simplemente nos sometemos a la ley Bolaño. Bolaño se divertì con su no existencia existente. Alborataba su propio fantasma y se esfumaba en la blanca y pàlida sàba de su figura de clowmn amable , existencial e iracundo, a la medida de las circunstancias. Asì, tal vez su ùltima literatura, un reflejo de su alma.
Bolaño ponìa en exhibiciòn para todos sus lectores un bazar de su enciclopèdica literatura, una aventura donde ponìa su cuerpo y alma, hasta los cojones de madera. hay una cierta gracias, que muchas veces supera la anècdota y en ocasiones todo se mezcla para bien del autor y sus lectores. En una nota anterior, en este mismo Blog, habìamos anunciado su ùltima novela: El Tercer Reich, que puede ser la penùltima, amèn de otros etxtos bajo modalidades de diarios, poesìas y quien sabe que otros signos.
La Revista Ñ de Clarìn, siempre documentada, revelò hace unos dìas junto con La Vanguardia de España lo siguiente:
Bolaño falleció el 14 de julio del 2003. Cinco años después, el enorme puzle que constituye su archivo empieza a revelar sus tesoros. Su legado es el espejo de quien siempre escribía varias historias a la vez y desplegaba y replegaba sus relatos como cajas chinas, estructuras en vórtice, relatos yuxtapuestos. Hay notas manuscritas con los personajes que quince años más tarde emergerían en 2666.Y poemas que coinciden con sus narraciones, como El Gusano de Llamadas telefónicas. También hay diarios - de México, de Barcelona-,en cuyas hojas casi siempre aparecen operaciones aritméticas, quizás su contabilidad del número de líneas escritas o por escribir, y junto a anotaciones y reflexiones, la anotación de su menú del día. Además de El Tercer Reich, la novela inédita anunciada por el agente Andrew Wylie, hay otras dos novelas, Diorama y Los sinsabores del verdadero policía o Asesinos de Sonora. El estudio del archivo Bolaño se realiza a efecto de catalogación e inventario y el único texto sobre el que existe por ahora la decisión de publicación es El Tercer Reich, inspirado en uno de esos wargames por los que Bolaño tenía - según confesión propia-una inexplicada debilidad. El escritor solía escribir primero a mano y después pasaba el texto a máquina. En 1995 se compró su primer ordenador y antes de morir llegó a tiempo de transcribir en formato digital unas 60 páginas de las 350 mecanoscritas, lo que indica su voluntad de dar por concluida la novela. Sucede en la Costa Brava, donde Udo Berger, campeón de juegos de rol alemán, tras cruzarse con personajes siniestros, libra una partida a muerte con el enigmático y desfigurado Quemado. El futuro del archivo, un mar de libretas y cuadernos de todos los tamaños, una vez inventariado, será seguramente una universidad. Adentrarse en sus páginas requiere la paciencia del paleólogo o del domador de pulgas. El estudioso recogerá algunas perlas. Por ejemplo, Bolaño fue vigilante del camping Estrella de Mar y soñaba (Diorama)l a historia del vigilante nocturno de una sala de cine frecuentada por un público de tercera edad y cuyo propietario sentía el aliento de la mafia tras de él. El autor, que no empezó a publicar hasta los 44 años, escribía, desesperanzado: "Estoy seguro de que moriré inédito".

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