lunes, diciembre 03, 2007

Dejen a Lezama



Dejen vivir a Lezama su vida
de espejo encantado
o negociar con los fantasmas
su poesía barroca de dragón desolado.
El gordo fue más felíz
que el humo de su tabaco
y dejó que el asma
le clavara en el aire
sus pulmones cenicientos en La Habana.
Su palabra no estuvo
en vitrina,
Lezama vivió
con sus vocales y consonantes
de todas las edades.
Rolando Gabrielli©2007

No hay comentarios.: