lunes, noviembre 16, 2009

Viajando por el interior del Cronopio



La obra es la presentaciòn definitiva de cualquier escritor: sus libros de tapa dura o blanda, tangibles. Pocos se pueden dar el lujo de Franz Kafka de solicitar expresamente que quemen su obra inèdita. El texto es el que acompañarà de por vida a cualquier lector en cualquier parte del mundo, donde quiera el libro se encuentre. Es la imagen, lo que nos quiso contar el autor. A solas nos las vemos con las pàginas y el mundo del autor traducido en ellas.
Una novela puede soportar 1000 pàginas y seguirà siendo una fragmentaciòn de la realidad de un autor. Es como subirse a la cornisa de un edificio en la punta de los pies y mirar el vacìo que crece en el estòmago y todo pareciera volar dentro de uno. La palabra podrìa desprenderse de una nube y aterrizar en cualquier suburbio de la ciudad y bañar de imaginaciòn todo lo que toca la luz de su oscuridad.
El libro es la representaciòn escrita de lo que se quiere contar, probablemente estè el autor incluido, una brizna de su vida, pasajes, recodos, las atmòsferas vividas, todas las fachadas del narrador y algunas claves, señales, mapas para adentranse en algunas honduras de lo que hay detràs de toda realidad. Es el documento ùnico, oficial de lo que encierran las pàginas.
Tenemos los libros de Julio Cortàzar, sus declaraciones, un perfil biogràfico, algunos gestos de quienes lo vimos pasar, hablar y compartir una època de cronopios y famas. La vida y la presencia de las personas siempre serà irremplazable, el tacto, la atmòsfera vivida, el sonido de las palabras y algo màs que el eco de su voz. El Centro Virtual Cervantes (cvc.cervantes.es/literatura/libros_cortazar) ha subido a sus páginas una exposición virtual del mundo cortazariano, quien al inicio de su brillante carrera literaria se hizo llamar Junio Denis.
Un Cortázar cazador de erratas que leía escuchando jazz en París.
Rolando Gabrielli©2009

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