domingo, mayo 17, 2009

Gracias por el Fuego de la poesia y de la vida, Mario


Tengo una soledad tan concurrida que puedo organizarla como una procesión por colores tamaños y promesas por época por tacto y por sabor. Desde un rincón del mundo, República Dominicana. Nunca olvidaré tantas palabras lindas que dejaste y que muchas noches leí. Descanse en paz.Anònimo.

Un poeta muere cuando nadie lo lee. Muere por falta de compromiso con la palabra. Deja de vivir, que es morir, si el amor le sopla un ojo y sale por la ventana su memoria y sueños. Un poeta muere si se deja morir. Si su palabra es màs oscura que la luz y es fiel a su vida, no puede morir. Un poeta es inmortal cuando se compromete con la verdad, la libertad y la vida que es la poesìa.
Por eso se me hace difìcil creer que el poeta uruguayo, Mario Benedetti haya muerto hace un par de horas en su paìs chiquitito que ha dado tipos como Benedetti, Onetti, Viglietti, Quiroga, para romper la cadencia de la rima italiana, Galeano y ese extraordinario cuentista que es Felisberto Hernàndez.
Mario Benedetti se confundiò con la voz sencilla, directa, humilde, susurrante, de los pueblos del Sur, a los que nunca olvidò y seguramente en estos momentos se encuetra de viaje acompañado por amigos y pueblos lejanos tan pròximos a su canto.
Què podemos decir ante lo inevitable, què bueno que existen tipos, hombres, poetas, escritores, como Mario Benedetti en tiempos en que la palabra huele a flores secas, cuando la faràndula saca a bailar al mercado, una època barrancoabajo en bancarrota.
Benedetti ha partido con su biografìa bajo el brazo: 400 pàginas que ha escrito Hortensia Campanella bajo el tìtulo : Mario Benedetti. Un mito discretìsimo y màs de 80 libros de poesìa, narrativa, teatro, ensayos y miles de crònicas. Fue tambièn un cronista y periodista de su tiempo. Nos deja un legado de hormiga.
A Benedetti no se le puede desvincular de escritor comprometido, hombre del Cono Sur, de su condiciòn de exiliado, uruguayo, de su solidaridad con la vida y el amor, ni a su poesìa con el canto popular que lo elevò a la calidad de mito: Joan Manuel Serrat, Joaquín Sabina, Daniel Viglietti, Sandra Mihanovich, Soledad Bravo y Pablo Milanés.
Las ùltimas noticias dicen que falleciò en su amado Montevideo, desde donde partiò tantas veces para regresar siempre, y que serà velado en el Congreso de Uruguay en el "Salòn de los Pasos Perdidos", tìtulo de la novela del cubano Alejo Carpentier.
Benedetti fue un hombre en primera fila de las causas latinoamericanas. Nunca cambiò un punto ni una com, ni zigzagueò su acento Sur. Este Mario Benedetti/naciò en el Sur/màs chiquito/para decirnos/que el Sur tambièn existe.
Los miles de mensajes que han escrito sus lectores en el mundo para saludarlo, màs que despedirlo, reconocerse en su obra, agradecerle su enorme complicidad, su manera sencilla de ser, vivir, su compromiso ejemplar, irreductible dirìa, nos hablan no sòlo de un hombre querido, sino que la poesìa y el Sur existen.
Benedetti pertenece a ese Sur entrañable, al de las primaveras rotas, al de los patios de las viejas casas con sus parrones de uvas negras, el de los amigos que compartìan hasta su desesperanza, un Sur secreto lleno de voces susurrantes, al Sur que le faltan manos para abrazar, un Sur con rostro Sur ese que no pierde la memoria y que tiene una palabra en la boca, un acento inconfundible.
La memoria colectiva de Benedetti nos seguirà hablando mientras dure y permanezca nuestra memoria.
EPÌLOGO
Un epìlogo tal vez no para terminar, sino para volver a empezar a contar la historia, mezclarla, y darle futuro a las palabras. Leì, miraba las imàgenes, revisaba tanto material relacionado con un poeta en el mundo en estos tiempos y pensaba a solas que era como un delicioso momento casi obsceno para la poesìa como gènero olvidado y puesto detràs de la vitrina, a la sombra de un lector ocasional, circunstancial, privado, ìntimo y en extinciòn para algunos que llevan estadìsticas. La imagen, los comentarios, la vida y la muerte de Mario Benedetti han vivido en las ùltimas 48 horas una explosiòn en los medios de comunicaciòn, escritos, mediàticos, en el ciberespacio ùnica, inimaginable para un poeta en estos tiempos. Desde muchos puntos cardinales se ha comentado la obra de Benedetti y su calidad humana y el compromiso personal. A èl parecìa que le bastaba Montevideo y que el mundo era historia para una nueva generaciòn.
Al ver este fenòmeno sobre un escritor emblemàtico para Amèrica latina y en especial el Cono Sur, aquella generaciòn de los 60 y 70, rota, quebrada, formada por el exilio, sorprende el poder de la memoria que ha formado una obra y de la palabra colectiva.
Benedetti, guardada las proporciones y pensando que toda comparaciòn es arbitraria, a veces odiosa, es para Uruguay lo que Neruda para Chile: un poeta històrico e irrepetible. El tiempo pasa, sucede, la historia cambia, y Benedetti ha tenido la dicha de morir en paz, es velado con los màximos honores del gobierno uruguayo y el martes 19 (que es cuando escribo este Epìlogo) serà llevado en marcha fùnebre por su pueblo, obreros y estudiantes, a su ùltima morada. Es sabido de todos que la muerte de Neruda ocurriò en circunstancias tràgicas para Chile y que el pueblo, su partido, con el puño cerrado y entonando la Internacional Comunista lo llevò al Cementerio General para ser enterrado en una tumba anònima en medio de la metralla policial.
Otros tiempos, pero Benedetti en italiano significa benditos, como bien recordara Eduardo Galeano, asì que se salvò de una època dura, mala, torva, oscura, y realizò su obra leida y respetada por sus lectores en el mundo. Queda su obra, un par de libros inèditos, y una Fundaciòn lllamada Mario Benedetti, que atenderà a jòvenes escritores de habla castellana. Esos son sus verdaderos herederos, continuadores de su obra.
Nicanor Parra, el antipoeta chileno, seis años mayor que Benedetti, le ha despedido con un Artefacto intitulado: "En la hora de su muerte", publicado hoy por el diario La Tercera. "A lo más que se puede aspirar/ Es a dejar dos o tres frases en órbita/ Que yo sepa don Mario dejò al menos una:/ La muerte y otras sorpresas// ¡Señor mío, la frasecita!".
Y del Epilogar, desde mèxico el poeta argentino Juan Gelman, otro sobreviviente de la Triple AAA, se despidiò de su amigo con una breve carta que dice a la letra: "Querido Mario, te digo adiós pero no te lo digo, te despido pero no te despido, siempre estarás en mi y en el alma y el corazón de centenares de miles de personas que entraron a la poesía por la puerta grande de tus poemas. Hasta luego entonces. Juan Gelman".
...murió Mario Benedetti en Montevideo y el planeta se hizo pequeño para albergar la emoción de las personas. De súbito los libros se abrieron y comenzaron a expandirse en versos, versos de despedida, versos de militancia, versos de amor, las constantes de la vida de Benedetti, junto a su patria, sus amigos, el fútbol y algunos boliches de trago largo y noches todavía más largas.Murió Benedetti, ese poeta que supo hacernos revivir nuestros momentos más íntimos y nuestras rabias menos ocultas. Si con sus poemas salimos a la calle – codo a codo somos mucho más que dos -, si leyendo “Geografías”, por ejemplo, aprendimos a amar un país pequeño y un continente grande... Josè Saramago
Daniel Viglietti, dijo en la despedida que "ética cabe dentro de la palabra estética (...) Eso nos enseñó Mario".
"Mario es una unidad dialéctica difícil de encontrar". Benedetti "no necesita que lo idealicemos, porque es un ideal en sí mismo".

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Què fuerte cuando muere gente necesaria para el mundo, que con sus palabras, su canto, su ètica marcaron balizas. Son como luces que no han pasado en vano y despuès de todo: las palabras quedan.M.A.

Anónimo dijo...

Rol

Daniel Viglietti decìa que en "el medio es difìcil encontrar la humildad" y que Benedetti sì tenìa esa virtud, a mì me acompañò en la adolescencia, luego pasè a literatura màs negra si se puede decir asì, pero recuerdo la emociòn que en argentina causò el "porquè cantamos" en la apertura democràtica de nuestro Paìs, con Alfonsìn, fue un himno de nuestra generaciòn. Esto de militantes de la vida. Me gusta mucho ese poema: Chau nùmero tres!! està hecho con una bronca amorosa, la subjetividad en la letra es la que la hace consistente, que el lector diga: Àllì habita alguien, hay sujeto, y eso te traspasa como en una pantalla hasta tocar la identificaciòn, ahì se encuentran lector y escritor. Ese momento es maravilloso... M.A.

Anónimo dijo...

Se nos fue el poeta Benedetti......cantando sobre la rioplatense murga de su pueblo