viernes, marzo 09, 2012

La luna de Julio Verne






La luna dejó de ser un enigma
hasta que alguien dijo que no era de queso,
y yo no lo creo,
una frase impensable para nuestros  antepasados.
Brilla màs allá de la imaginación el espejo de la luna en el agua,
el reflejo de su luz lejana  en  la ciudad o en el desierto,
ahora en su marzo perfecto entre los pinos
Lo curioso  es que sus cráteres diseminados en un telescopio
asemejan un queso gris , nocturno, trasnochado, ojeroso.
La luna está llena de peces y nomeolvides,
pienso en Isabella, Oli y Mía,

  que merecen el mismo viaje
que  tuvo Julio Verne,
nuestro antepasado.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Creo que todo poeta de verdad està conectado con otro orden, se sale un poco de la mirada convencional.