En este largo verano,
tiramos las cartas
en casa de Alejandra
y la suerte no cambió,
todo permanece
como si no hubiésemos 
tocado el naipe.
Para fortuna de todos,
la casa está en construcción,
los ladrillos aseguran cimientos
y abren nuevos espacios.
Es una tarde tibia, húmeda
y nadie conoce, ni tiene
asegurado su destino.
Nos miramos sin sorpresa,
sabemos que somos los mismos,
un sueño es un sueño,
una estación más del día,
carta inesperada
que juega el azar
en la oscuridad.
Rolando Gabrielli©2019
 
 
 
 
 
 
 
 
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