sábado, enero 02, 2021

Su horizonte era el camino


 

Amaba  las distancias,

las carreteras sin tiempo,

infinitas, días ociosos,

sin nombre, ni paradero.

El viento solo era viento

y nadie  se detenía a buscar

lo que no encontraba.

Un dragón dibujado

en su espalda la identificaba,

con sus fortalezas y encendidas llamas,

amaba la soledad  de las montañas,

elevadas en cualquier paisaje,

viajaba sin mirar el pasado.

Un sueño inconfesable quizás

guiaba las líneas de sus manos,

como un mapa gitano,

sin puerto.

Su horizonte era el camino 

 y  le esperaba,

un tiempo sin tiempo,

un espacio infinito.

Rolando Gabrielli©2021

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