martes, enero 11, 2022

Somos pasajeros, no pilotos


 Este idiota que es el hombre, a veces escribe un buen poema. Humberto Eco

Las situaciones límites  ponen a prueba la condición humana en toda su dimensión, inclusive en aquella desconocida que termina por reivindicarlo frente a la especie, cuando asoma en él su magnífica actitud y expresión solidaria. Estos dos años han mostrado las dos  y múltiples caras de  una situación extrema  y del propio hombre que ha sobrevivido o culminado de manera súbita sus pasos en el mundo terrenal.

Hemos visto abrir  tumbas, sembrar miles de cadáveres en  extensas  tierras anónimas, salir de la morgue a los muertos  sentarse en las veredas de ciudades colapsadas, encontrar cuerpos de ancianos bajo el olvido en  decenas de albergues, millones esperando la muerte en una UCIS (Unidad de Cuidados Incentivos) atravesar el silencio como símbolo de la derrota de estos tiempos distópicos.

La pandemia lo ha sido, es, una situación inusual para lo que  no se estaba preparado para enfrentarla y se han tenido que crear sobre la marcha medidas de urgencia, emergencia, para enfrentarla de la  mejor manera  posible y los resultados están a la vista, aunque  el virus sigue su curso y no se tiene una respuesta definitiva cuando se le eliminará o si será posible hacerlo.

En el trasfondo de este escenario difícil de encasillar, está el comportamiento humano, que es lo que hace la diferencia después de todo y nos permite enfrentar, salir adelante en cualquier situación que nos comprometa individual o colectivamente.

Sin ir más lejos de lo que estamos viendo, el comportamiento de los estados, empresas, personas ante este panorama que ha tenido un comienzo y no pareciera tener fin, siempre estará el hombre y su actitud, solidaridad, conciencia social, compromiso, fortaleza espiritual, conocimiento, ética. Pueden haber muchas explicaciones, situaciones, razones, justificaciones para  aceptar cualquier comportamiento, pero el hombre no puede soslayar su condición humana. No debiera disponer del Otro en un insectario o disecarlo en un museo para la posteridad.

El olvido, el egoísmo, la desidia, el no me importa, la soberbia, la falta de solidaridad, negligencia, improvisación, corrupción, desinformación, el no escuchar, la mentira, todo tipo de abuso que no privilegie el bien común, hacen ingobernable una situación límite, cuyas consecuencias son impredecibles.
Ha aparecido un arsenal de palabras nuevas en pandemia,  acompañadas del uso de tecnologías deslumbrantes, que promueven un cambio, sobre todo, de actitud en el hombre frente a la sociedad y a lo que se vislumbra, aunque para muchos ya ha llegado: un cambio radical de paradigma. Ya estamos montados en una nave  que enrumba veloz a un puerto aún desconocido. No nos olvidemos, que la mayoría somos pasajeros, no pilotos.
Rolando Gabrielli2022

1 comentario:

Anónimo dijo...

Y dónde está el piloto...pienso en el escrito que hay unas ideas ejes, la pandemia modifico la organización social y las conductas , pero aquí el yo deber ir hacia un tu y por ende hacía un nosotros. La idea de vigilancia se reemplazo por la idea de cuidado de si y de otros, la sociología habla en estos tiempos, el bicho depende de cómo organicemos nuestras conductas, y ese paradigma que Morin nombraba como tejido y complejidad social se pone a jugar desde el primer día. Muy importante seguir apelando a tomar conciencia de la Ética y del Bien común que en circunstancias extraordinarias deben estar por encima del interés individual.