martes, septiembre 19, 2023

Un florero es el preámbulo de la marchitez

Florencio Flores era el típico sembrador de futuro. Autodidacta, lector insaciable de libros de auto ayuda, vivía inventando mantras, a los que bautizaba y recomendaba como mis angelitos para todos los tiempos. Se había criado a la salida del Cementerio General, donde se vendían las flores para los que ingresaban al campo santo y aquellos que tenían la dicha de recibir visitantes. Era muy parco, ideal para el oficio que desempeñaba, como una suerte de médium del último silencio de la ciudad. Florencio, un día de la nada, como si el mundo hubiese dejado de existir para él, se olvidó de sí mismo, no sabemos si alcanzó a despedirse de su fiel almohada. Una luz azulosa al alba entró ese último día por el tragaluz de su pieza a despedirlo, ya el silencio había tomado la palabra a Florencio Flores, quien se despidió con una amable sonrisa como si estuviera atendiendo a un cliente a la entrada del Cementerio General. En uno de sus mantras pedía que tuvieran fe en los espejismos. Entre sus papeles se encontraron múltiples anotaciones, consejos, recetas, sugerencias, opiniones sobre las pequeñas cosas, ideas románticas, palabras bien intencionadas, saludos  y despedidas. Una de sus amigas seleccionó una  frase para representarlo a la hora de su despedida: Un florero es el preámbulo de la marchitez.

Rolando Gabrielli2023
 

1 comentario:

Luis esquerre dijo...

Mi amigo poeta, su narrativa me hizo clip, espero conocer más floreros, para poder contemplar la Luz de mis ojos y plasmar en mis lienzos los mantras de la vida...