miércoles, marzo 22, 2006

El Muro Obediente

Alguien pasó esa mañana, se detuvo frente al muro, lo observó detenidamente y escribió: Mula. No pasó desapercibido el mensaje. Al día siguiente se acercó alguien más y escribió: muévete.
Después vino la noche larga. El muro sintió que caminaba lentamente con sus cascos firmes sobre el acantilado, a menos de 50 centímetros del precipicio. El silencio se corrió unos centímetros más y ahondó el paso.

Rolando Gabrielli©2006

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