martes, agosto 18, 2009

La película de Nicanor






¿Què vamos a hacer cuando no estè Parra? Es la única màquina folladora de su imagen irrepetitble, contestaría, lúdica, anti Poètica, lùcida, absolutamente arbitraria, parriana con partida de nacimiento. Nicanor Parra, autor de Poemas y Antipoemas, Versos de Salòn, Obra Gruesa y La Cueca Larga, entre otros libros, es un personaje oleado y sacramentado en la gloria, un poeta chaplinesco, hijo del cine mundo, cuyo reinado poético se extiende hace décadas en la pobre Capitanìa de Chile, jamàs regida por rey alguno. Parra, a sus casi 95 años, se niega hacer mutis por el foro, y se asoma a la platea poética a teatro lleno y dice: Sigo siendo el Rey. Sòlo sale de su casa a Isla Negra, cuando va a la casa de Neruda y hace de cicerón para ilustres visitantes. El viejo Hamlet de San Fabiàn de Alico, demuele su propia sonrisa, si es necesario, en la solemnidad potente de su ironía. Sus maestros Kafka y Chaplìn, recrean su atmòsfera frente al océano Pacìfico como si el mundo esperara una última ola.
Yo no escribo para canonizarlo, ni darle los últimos sagrados òleos, santificarlos, ni llevarlo a la cruz o someterlo a la crìtica, porque todo eso ya lo vivió el antiPoeta que ya ascendiò al Olimpo. Parra sòlo necesito un pizarròn negro para escribir la anti Poesìa, advertirnos que las palabras son según el espejo con que las miremos y valen por lo que nunca fueron antes y nunca significan lo mismo. Eso es poesía, aunque el querìa convertir en escombros el pasado lenguaje de la poesía, pero lo que està escrito viene de muy atrás, casi antes del principio y este gènero viejo està en continuo movimiento y cada época tiene sus propios ventrílocuos, tejedores de una palabra nueva, poetas que miran la rosa como si ya no tuviera espinas.
Parra, tal vez viene devuelta pedaleando por la angosta faja de la poesía, con su mochila y antorcha de Gran Sacristàn, leyendo al revés la Biblia, enseñando su catecismo sin Dios ni ley, viendo la interminable carretera que le espera, con su rìo de palabras va a la mar. Asì como èl le sobrevivió a Neruda, otros le sobrevivirán a èl y la Poesìa seguirà el viejo y eterno curso de las palabras. Parra es un himno de una nueva memoria.
La màquina de follar antiPoesìa parriana pareciera intacta, porque no sólo se trata de la palabra escrita, sino de todo el andamiaje parriano, su escenario visual, exterior, privado, secreto, sus antiguas y màs modestas perfomances, todos los recursos histriónicos del viejo Juglar. ¿Què sería de Parra sin Parra? ¿El maestro le pregunta al discípulo?
Quienes no conocen personalmente a Nicanor Parra o han leìdo de paso su poesìa o no han puesto cuidado en sus ùltimos movimientos de hace màs de medio siglo, no podràn comprender cuànto ha trabajado y sudado el hombre para llegar hasta donde està. Se decidiò en medio de un camino espinoso, cuesta arriba, encumbrado, rodeado de varios escaladores màs y de uno que habìa llegado al Everest de la poesìa. Parra es un maratonista de largo aliento y ha estudiado cada uno de sus pasos, movimientos, gestos y trabajado su poesìa como si Dios sòlo lo hubiese autorizado a èl. No se detuvo màs desde que escribiò Poemas y Antipoemas hace 55 años. decididamente se montò en la montaña rusa de la poesìa y en sus propias palabras. Su propòsito era no dejar tìteres con cabeza. Avanzò a diestra y siniestra, sin contemplaciones, por una autopista sin semàforos. Recuerdo cuando Mario Benedetti llegò a Chile el 69 y lo entrevistò con motivo del Premio Nacional de Literatura. Benedetti concluyò que Parra era un candidato al suicidio, a pesar de su euforia, mantenìa un àcido humor negro. Tres años màs tarde, inaugurarìa sus delirantes Artefactos, unos nudos ciegos que se abrìan en sus perfectas contradicciones, pulsaciones para detonar en los sentidos del lector. Los vi construir en sus enormes cuadernos con esa letra champollioniniana, algo infantil, de huaso sin letra, pero muy versado. Parra habìa entrado por la puerta de la cocina con su nueva poesìa, cocinada en su fàbrica de demoliciòn del establecimiento. Parra sobreviviò a su siglo, entrò en el XXI cargado de gloria y se quedò en Chile los 17 años y medio de la negra oscura dictadura, donde la poesìa vivìa en una cama de fakir. Parra no ha estado sòlo en el escenario poètico chileno despuès de la muerte de Neruda. Gonzalo Rojas, Lihn, Teillier, Anguita, Hahn, Millàn, Uribe Arce, Barquero, han sido las cabezas màs visibles de ese perìodo, que incluye este siglo, aunque algunos no llegaron. Creo que a Parra y a la poesìa del habla castellana y a España, le hacen falta que le otorguen cuanto antes el Premio Cervantes.
Parra vuelve a la palestra, ahora, con la pròxima apariciòn de un documental de su vida, que ha costado 11 años de ediciòn y que Parra ha solicitado unos cortes, a pesar de ser un vanguardista, nihilista, anarquista, francotirador sin impulso, mandò a detener algunas escenas de la vida amorosa real. Lo que el no sabe, es que despuès de muerto, las plumas se aceintan y los ordenadores escribiràn sin cesar la historia. Vèase Neruda, aunque hay opiniones y opiniones.
Retrato de un Antipoeta de Vìctor Jimènez Atkins, se exhibirà el pròximo 27 de agosto en los cines chilenos. Parra tiene trayectoria de actor, ya se habìa filmado dos pelìculas sobre su vida: Nicanor Parra en Nueva York de Jaime Barros y Nicanor Parra de Guillermo Kahn. Parra no alcanzò a borrar todos los cuadros propuestos sobre su filmaciòn.
11 años detràs de Parra es una odisea meritoria, porque el personaje tiene su propio libreto, pero entre perìodo y perìodo habla de Dios, Martìn Lutero, Allen Ginsberg, su influencia sobre los Beatniks, es lo que relata Felipe Saleh en La Naciòn de Chile.
Parra, molesto, de acuerdo con La Naciòn, habrìa amenazado con un juicio legal, si se incluìa lo que decìa de sus mujeres. Nadie en vida quiere exhibir sus calzoncillos y Parra, tantas veces impùdico con la palabra, tampoco.
La pregunta con que se inicia esta nota, es un bumerang. Esa misma me la hizo Parra en 1974 frente al Edificio de la Junta Milar, el Diego Portales, ex Gabriela Mistral: ¿Compañero que vamos a hacer ahora que se nos muriò la Catedral? (Neruda.)
Rolando Gabrielli©2009

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