Nueva York, los edificios crecen
bajo la sombra de otros edificios.
La ciudad es una espiral,
o duerme, dicen, somnolientas
sombras del atardecer y más.
La noche ya nos devuelve su cara
y le sonreí a esta virgen puta y santa,
Con su velo de diosa cae el alba,
los escalones fríos que llevan sus tacos
y la veo correr en el Central Park,
loca, le digo, no dejes tu cintura
al viento, boca abajo sopla,
arriba el techo vuela estrellas,
un, dos, tres, cuatro pasos resuenan,
los días que no vuelven, vuelan,
la ciudad cruza la acer, un helado,
el frío no inmoviliza las palabras,
la ciudad es de risa, un cuerpo
inmóvil de cera, abrázame,
en el violeta la pared devora el grafiti.
Es el turno, la hora, sin emergencia,
no me pidas un epitafio,
ahora quiero bailar.
Rolando Gabrielli2024
Estos
textos fueron pensados sobre una ciudad desconocida por el autor, imaginada,
soñada. No es cualquier ciudad o espacio. Todo lugar tiene una historia y de él
poseemos una percepción, aun a la distancia. Hay sitios imanes, emblemáticos,
que forman parte de la memoria aun sin conocerlos. Imágenes que traen otras
imágenes como si alguien nos dibujara un sueño. El tiempo trabaja como un doble
a sueldo de la imaginación y nos repite sensaciones desconocidas, únicas,
irrepetibles. La ciudad nos habita por lo que es y no es. No existe el tiempo,
ni el paso de las horas, sino el lugar, que fue y volverá a ser con o sin
nosotros. El pasado en las grandes ciudades pareciera no existir por un
presente absorbente que devora e interpreta el eco de nuestros pasos en otra
calle. Lo anónimo y vital, adquiere la forma de un sueño irrealizable, la
performance perfecta de la ausencia. Estos textos hablan de lo vivido detrás
del espejo, quizás pensando que así ocurrió o que podría suceder. ¿La historia
puede llegar a superar su propia historia? Es parte de un principio. ¿O todo es
una película, un terrible mal entendido? Sí, es cierto, hablo de N. York, Madame Nueva
York, Whitman en N.Y., la Gran Manzana, un fruto apetecido por millones de extranjeros en la
menos extranjera ciudad quizás del mundo. Son palabras sobre palabras acuñadas
en el tiempo, mientras veo caer el silencio blanco de la nieve como si el
tiempo se ilusionara con un espacio nuevo, ignorado, por venir. Estos textos
circularon en Nueva York, New Jersey, Connecticut, Chicago, Miami, el pasado
viernes 9 de diciembre del 2011. Fueron anunciados en noviembre por el
mensuario Rapanui Times que recorre
las calles y negocios de Nueva York y estas otras ciudades que menciono. Fueron
escritos para un lector desconocido, pero estas palabras siempre le
pertenecieron.
These texts were conceived
in relation to a city unknown to the author, imagined, dreamed.
It is not just any city or space. Every place has a history, and we hold a
perception of it, even from a distance. There are magnetic, emblematic places
that become part of our memory without ever being visited. Images evoke other
images, as if someone were sketching a dream for us. Time works as a double,
hired by the imagination, replaying unfamiliar sensations that are unique and
unrepeatable. The city inhabits us for what it is and what it is not. Time does
not exist, nor the passage of hours, only the place that was and will be again,
with or without us. In great cities, the past seems not to exist, swallowed by
an all-consuming present that devours and reinterprets the echo of our steps on
another street. The anonymous and vital take the shape of an unrealizable
dream, the perfect performance of absence.
These texts speak of what
was lived behind the mirror, perhaps imagining it happened that way or that it
could. Can history surpass its own history? It’s part of a beginning. Or is it
all a film, a terrible misunderstanding? Yes, it’s true, I speak of N. York, Madame New
York, Whitman in N.Y., the Big Apple, a fruit desired by millions of foreigners in what may be
the least foreign city in the world. These are words upon words minted in time,
as I watch the white silence of snow fall, as if time itself were enchanted
with a new, unknown, yet-to-come space.
These texts circulated in New York, New Jersey, Connecticut, Chicago, and Miami on Friday, December 9, 2011. They were announced in November by the monthly Rapanui Times, a publication that traverses the streets and businesses of New York and the other cities I mention. They were written for an unknown reader, but these words have always belonged to them.
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