jueves, abril 07, 2022

Te entretienes con las palabras


Te entretienes con las palabras,

alguna sabiduría hay en ellas,

-dices-,

 te  encomiendas a estas pastoras

de un rebaño que se multiplica

y deja huellas, señales, un camino,

fundan cosas y otras palabras nombran

las lenguas desconocidas,

que el tiempo, ni el silencio,

podrán borrar jamás.

Rolando Gabrielli 2022

martes, abril 05, 2022

Las bailarinas rusas de Degas

No nos transformemos de la cuna

de la civilización occidental,

 en el origen de la estupidez de lo banal 

y ridículo del nuevo mundo que asoma

 a tropezones por las sinuosas fronteras del pasado,

ante los abismos  y los cadenciosos valses de  Viena.

Primero, Chaikovski, luego Dostoyevski,

también Ánton Chéjov y ahora,

 Degas se pregunta: ¿ qué impresión,

mensaje estamos dando al mundo del Arte,

cambiando el nombre a mi cuadro:

 Bailarinas rusas

por  Bailarinas Ucranianas,

más de un siglo después que lo pintara?

La National Gallery de Londres,

es parte esencial de este poema,

publicidad de ninguna manera,

rebautizó el  famoso cuadro

 del impresionista francés,  Degas,

inspirado en las  actuaciones 

de las bailarinas del Imperio Ruso,

a fines del siglo XIX,

en el Moulin Rouge de París.

El museo dijo  que “actualizó el nombre

de la pintura para reflejar mejor

el nombre de la obra”.

Rolando Gabrielli 2022


DEL EPILOGAR PICTÓRICO

La cultura, que reúne tantas manifestaciones de la expresión humana, un pentagrama, las páginas de un libro, el color y la luz de un cuadro, sus sombras, el gesto de un actor, la gracia imperecedera de una bailarina, el diseño de una obra donde no había nada, la magia de un objeto elaborado por manos milenarias, no puede ser borrada de nuestra historia, civilización, como afortunadamente no ha ocurrido con las pirámides egipcias, los templos mayas o griegos, por citar la inmortalidad de la mano del hombre La historia civilizatoria es sabia, se reconoce en sus obras, arte, como en su palabra, cultura, dimensión humana que trasciende la realidad y ha sido creada por el hombre. Para no toparnos con los fantasmas de las definiciones, que son diversas, de acuerdo a las visiones de muchos autores, digamos que es la suma de las costumbres de un pueblo. El Arte no debiera tener fronteras y pesar en la balanza de sus depredadores, ni en los mezquinos intereses, de supuestos altares de la justicia. Homero, Shakespeare, Cervantes, Dante, Hipatia de Alejandría, Leonardo, Safo, Martí, Picasso, Kafka, Neruda, Borges, Vallejo, Whitman, Proust, Rimbaud, Beethoven, Marie Curie, Gabriela Mistral, Susan Sontag, Alicia Alonso,  García Márquez, Aretha Franklin, Frida Kalho y la lista es inmensa, como la historia humana, artistas que son patrimonio de la humanidad como los autores rusos censurados en Paris, Nueva York, Milán, Santiago de Chile, España, en otros tantos países de Occidente. Hitler y Pinochet comenzaron censurando y terminaron quemando libros como en Farenheit 451 a manos de los bomberos en la gran metáfora distópica y visionaria de Ray Bradbury.

Qué diría Degas

Por ello, me parece más que un dato curioso lo que acaba de hacer La National Gallery de Londres, de cambiar el nombre del cuadro Bailarinas rusas del pintor francés Edgar Degas, por el de Bailarinas ucranianas. Todo ello ocurrió en Trafalgar Square, sede de la magnífica institución, cuya pinacoteca alberga obras renacentistas italianas, la pintura flamenca holandesa y francesa. No se compara al Louvre, francés, ni al Hermitage, ruso, pero es una galería icónica en Inglaterra. El imperio británico ha recogido joyas para sus museos en el  mundo en sus mejores tiempos, de China, la India, dos de las civilizaciones más antiguas y ricas en cultura.

El mundo de la piratería cultural es de vieja data, las subastas de Londres, Nueva York y París, dan cuenta de este oficio de mercaderes y piratas. Los mexicanos aún  se preguntan por el penacho de Moctezuma, un tocado de plumas de quetzal, por qué está en el Museo de Etnología de Viena, que integró junto a Budapest, las capitales bicéfalas del Imperio Austro-Húngaro. Todavía se subastan piezas precolombinas en Europa de las antiguas colonias españolas de América latina, obras ancestrales de los indígenas del subcontinente americano y patrimonio cultural de los países latinoamericanos. Drake y Morgan se hicieron famosos saqueando el Istmo de Panamá, el oro que se llevaban a la metrópoli de España.

Me pregunto qué diría el maestro Degas de esta insólita intervención del nombre de su obra más de un siglo después, que él disfrutara de las bailarinas del imperio ruso en el  mítico Moulin Rouge y el Casino de París. Como diría Heráclito, no podemos bailar con las mismas piernas rusas que ucranianas, porque ya no son las mismas. Pienso en Degas, tantas horas en los bastidores, salones, buscando la luz, los movimientos, los colores, gestos, casi transformándose en parte de la coreografía, viendo a las hijas del Imperio Ruso, autorizadas por el Zar a presentarse en París, para llevar a su lienzo ese trazo de la historia del arte irrepetible por su momento único, época, situación y que el maestro recogió en su lienzo. Me imagino a la Monalisa, la Gioconda, tiene dos nombres, riéndose de estas licencias de museo, que podrían un día, cambiar los periodos de Picasso, del azul al rosa, por algún otro color en conveniencia, debido a algún malestar o moda de época.

Los imperios arrasan el alma de los pueblos

No conozco un precedente en la historia del arte, como lo ocurrido con la obra de Degas. Prohibir autores, quemar libros, impedir presentaciones, todo ya había ocurrido. Sin embargo, desconozco entrar en la intimidad de la obra de un artista como es el caso y desconocer el título de la obra, algo tan personal y correspondiente con el pensamiento de su autor. Recuerdo que Ezra Pound, entró con su sabio bisturí en la Tierra Baldía del poeta británico, T. S. Eliot, obra que transformó, con la anuencia de su autor, en una pieza maestra de la poesía inglesa del siglo XX. Eliot, para que no quepan dudas a críticos ni la historia, dedicó la célebre obra de este autor inglés nacido en St. Louis, Estados Unidos, a su amigo Ezra Pound, con tres palabras que han hecho historia en el mundo de la poesía: Il Miglior Fabbro. Pound, mi admirado Pound, había echado mano a todos los recursos que la poesía antigua le ofrecía, tradujo y usó lenguas arcaicas, es considerado miembro de la Generación Perdida, influyó en prominentes poetas y narradores. Es un representante de la historia global de la cultura, a pesar que fue fascista, apoyó a Mussolini, su obra no está prohibido ni permanece oculta.

Los imperios arrasan con todo, se apropian de lo que encuentran a su paso, si pudieran llevarse el aire, desmantelar bosques, trasladar ríos, mares, como hacen  con las plazas públicas u obras de arte, o la apropiación de autores nacidos en otros países, no lo dudarían. Para muestra, un botón. Irlanda es un pequeño país que ha dado grandes escritores que los hacen pasar por ingleses. James Joyce, Oscar Wilde, William Yeats, Bernard Shaw, Samuel Beckett. Sí, el reconocido poeta Jonathan Swift, nació en Dublín, la capital de Irlanda.

El Arte, definitivamente, no debiera tener frontera.

La guerra, una obsesión del poder hegemónico

El siglo XX y el XXI, han sido pródigo en guerras, conflictos armados de todo tipo: la guerra de los Balcanes (desmembró a Yugoslavia) y duró una década; Irak, nueve años, Siria 11 años y está en curso; Libia, 9 años; Yemen, 7 años, en curso y no va a ser tema de este pie de página, sus causas, características, consecuencias y promotores. Afganistán es un oscuro capítulo de la locura humana, una guerra de larga duración de un pueblo nómade, cercado por las montañas, tierras áridas, sin salida al mar, cuyos cadáveres han sobrevivido a las grandes potencias por décadas bajo las rojas amapolas del opio.

 Las guerras existen, lamentablemente, desde que el hombre es hombre y caen, a lo largo de los tiempos, imperios tras imperios, millones de seres humanos pierden su vida, la historia escrita por los vencedores sepulta tanta historia como verdad. Hoy crecerán desde las tumbas los fake news del momento y en un futuro no lejano aflorarán como cadáveres de la historia. Tucídides, el griego, hace más de 2500 años, cito a Chomsky : ”El fuerte hace lo que puede y el débil sufre lo que debe.” Válido para tantas guerras como injusticias.

Me encuentro sobre mi desordenado escritorio, intentando despejarlo, un pequeño libro antiguo, que  data del siglo VI a. de C, bajo el revelador título: El Arte de la Guerra, de Sun Tzu. Qué título aparentemente contradictorio: la guerra y el arte. Pareciera que el arte es importante, forma parte de la esencia humana, está en todas partes y nos distingue de los robots que están creando en los laboratorios. Le otorga un plus a la vida y actividades humanas, una incuestionable diferencia. El maestro Sun Tzu dejó diversos consejos prácticos, teóricos, sobre esta ancestral manía primitiva humana de resolver los conflictos a través de la guerra. Sí, la guerra, ese desborde de la  pulsión destructiva, como señala Freud.

Un pequeño libro que ha tenido una larga repercusión en los conflictos armados sobre un fenómeno que atraviesa las geografías y los tiempos, donde el bien y el mal no tienen límites, y que sigue gravitando en las decisiones del hombre y destino de la humanidad.

Ionesco, padre del absurdo junto a Beckett, se estará preguntando, qué ocurre realmente tras bambalinas, cuál será el próximo movimiento del titiritero. ¿La vida es tragicómica y a qué costo, Monsieur Ionesco. Sé que me respondería, la guerra es una mierda.

lunes, abril 04, 2022

Pajaritos sin tierra ni cielo

  1       

Asoman por todas partes si los vieran,

 sus cuerpos se arrojan a los caminos,

pajaritos bajo la lluvia caen del cielo

inocentes pichones aves sin nido,

bajo cielos negros, vuelan,

 solo vuelan con sus precarias piernas,

migran las familias y sus desesperadas

mochilas de esperanza, desconocen su destino,

frente a los muros, vidas que quedan

en el camino, allí sobre la nada,

donde crece la hojarasca,

de los días sin cimiento que solo pasan,

crecen al viento de estos tiempos

 con sus pies de barro

y los pueblos cruzan su propia muerte,

la mar, la muerte que les lleva al fondo

de sus aguas mediterráneas,

son cuerpos negros sin puerto,

ríos y caminos de incierto destino.

2

Quién derribará los muros sino las multitudes

y llegarán tal vez a las grandes ciudades,

a fundar la vida que les negaron

sus tierras colonizadas.

Fronteras inútiles advirtieron

hace mucho los profetas,

castillos de arena, silenciosos abismos

 en el aire de la nada, paisajes que viajan

en los cuerpos y la memoria de las ánimas vivas,

 sin territorios que habitan en silencio

y seguirán el viaje que otros iniciaron.

¿Quién podrá detener la mancha humana,

con sus nuevos y futuros estandartes

sobre los ciegos puntos cardinales?

Los mapas del mundo están cambiando,

los muertos sin geografía van

abriendo caminos,

son raíces profundas a la deriva,

trabalenguas del más allá,

hablan de guerras pasadas,

muertes futuras, sus voces muertas

conversan en la penumbra,

los salvados de la oscuridad.

   3

 Y qué nos queda por decir, preguntas,

casi nada, después de todo, nada,

los archivos darán cuenta tal vez,

los arqueólogos descifrarán la historia

de los huesos de la tierra, razas extinguidas.

Las ciudades muertas ni siquiera olerán

a orines, basura putrefacta,

 desechos de información falsa.

No quiero escuchar esta canción,

me vuelves a decir,

la piedra hace silencio

antes que la pises.

4

La sangre es un río  de sangre

 que atraviesa las horas ciegas

y los viejos cuervos acechan,

vuelan en sus altas copas

alrededor de lunas de fuego.

No me hables del Apocalipsis predicador,

detrás de cada palabra un sermón,

montañas desoladas de voces sin sentido

 Nos hemos quedado sin palabras, amor,

en estos juegos de guerra, nosotros,

los simples mortales perderemos

inevitablemente la vida.

Amapolas rojas bañarán los valles

 de las inconquistables montañas.

Rolando Gabrielli 2022

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A los miles de muertos que buscaban el Sueño Americano, que se ahogaron en las aguas del Mediterráneo, en las fronteras alambradas de Europa, atravesando la selva del Darién,  frente a tantos muros, bajo el terror de la pobreza...

domingo, abril 03, 2022

El árbol que no deja

 El árbol  que  no deja

ver el bosque

-me dices-.

El paisaje es 

para ser contemplado

y ver en él,

nuestro propio rostro,

la raíz de lo invisible,

el origen del futuro.

Quizás sea el árbol

que abrirá el camino

y nuestro destino.

Rolando Gabrielli