Y se fue quedando solo,
juntando las piedras
de un camino inexistente,
por andar si tuviera un destino.
Viajar en la luz de las palabras,
en sus silabas y sonidos,
cabalgar con sus sombras
ligeras, anónimas,
fue màs que un oficio,
la existencia, un compromiso.
Rolando Gabrielli©2020