He vuelto a leer las piedras de Chile,
a traducir en la
roca los caminos que me llevaron
de regreso y que volveré a dejar a mis espaldas.
La cordillera me ha hablado con sus múltiples voces
y no he dejado de escuchar su silencio,
por la sinuosa carretera del limpio asfalto.
El río oscuro que atraviesa la montaña,
los metales que con sus colores hablan
del país que
somos y nos reconocemos,
pero la piedra, digo, también es el paisaje,
la palabra contenida en la soledad
de estos días en la
inmensidad
que deja la noche al
bajar el río.
Nadie moverá una sola piedra
sin que la naturaleza no lo sepa,
ni hablará por ellas
bajo las aguas
que aún resuenan en
mi memoria.
Rolando Gabrielli©2018