No han dejado nada por subastar,
se ha ejecutado un exhaustivo catálogo
en sus màs mínimos detalles:
un libro de sinónimos y antónimos,
joyas de fantasía, relojes en el tiempo
de la muerte.
Casi no ha quedado nada por vender
de la vida de Sylvia Plath,
el vestido del baile de graduación,
ni su vieja billetera
con documentos de alguna
de sus identidades
o dibujos infantiles.
Qué manera de vivir y morir,
ahora diseccionada,
como si llevara su traje amarillo
a cuadros en alguno de esos veranos
de su efímera existencia.
Rolando Gabrielli©2018