sábado, octubre 04, 2008

Violeta se llama




Violeta se llama
su guitarra viva
su guitarra muerta
Sus manos son un río
de cuerdas y sonidos
Violeta nace
nace Violeta
de un profundo zumbido
Violeta se llama
su guitarra viva
su guitarra muerta
Sus manos son un río
de cuerdas y sonido.
Rolando Gabrielli©2008
Si Violeta Parra viviera cumpliría hoy 91 años de edad. Si bien la folclorista chilena es un icono en América latina, la página que se acaba de editar en Internet sobre su obra http://www.violetaparra.cl/, era una deuda que se tenía con una artista que la vida no le fue fácil, a pesar de ser pionera y haber revelado, rescatado música y letras desconocidas por los chilenos, y sobre todo, creado. Rechaza, olvidada, ninguneada, Violeta Parra forma parte de los valores chilenos y latinoamericanos y su obra no requiere de mayores presentaciones. Gracias a la vida, suelo escucharla en Panamá, Colombia México, con la misma emoción que lo hacía en La Peña de los Parra en Santiago de Chile. Violeta sigue viva en nuestra memoria, su voz inconfundible, el arte maravilloso de sus arpilleras, tejidos, la entrega por las raíces y esa pasión por el pueblo, la convierten en una mujer entrañable, única, absolutamente popular en el buen sentido de la palabra.
En su recién inaugurado portal, está la Violeta a fondo, con su música, Arte, sus opiniones sobre Chile, la mujer comprometida y auténtica. Una Violeta de primera mano, para aquellos que la sienten como algo propio.
La editora de la página es Milena Rojas, nieta de Violeta, y trabajó con Isabel Parra, que tiene a su madre en la memoria.


Santiago quedaba en su atardecer tibio. Era febrero del 69. Mi cumpleaños me recuerda más aún la fecha. Había publicado mi primer poema real en una revista de prestigio, Trilce, al lado de vedetes chilenas e internacionales: Neruda, Lihn, Cardenal, Belli, Kavafis, Trakl, Thomas Merton etc. Era mi primer viaje iniciático en un pájaro de hierro y la estación era la madrugada del DF, donde dormiría y estaría un día y sencillo. Había pasado por nuestras universidades y la vida el impactante y trascendente Mayo del 68 a menos de un año y quienes nos movíamos en el mundo de la poesía, nos enteramos también de la renuncia del poeta Octavio Paz a la embajada de México en la India, por la matanza de Tlatelolco, La plaza de las Tres Culturas, que ahora bautizo como de las cuatro culturas: la de la Muerte a partir de esa vergonzosa fecha, el 2 de octubre del 68. La cultura de la Muerte tiene historia en América latina y no vayamos más lejos de nuestras fronteras, porrque el hombre no puede vivir sin la muerte. La muerte y violencia institucionalizada es un ejercicio feroz en Nuestra América de Norte a Sur y aún vestimos en nuestra geografía el pijama de madera. Cómo jóvenes y universitarios, aprendices de latinoamericanos, teníamos fresco en la reciente memoria, esa matanza de la noche triste de Tlatelolco, la ciudad legendaria prehispánica. Se hablaba de 30, 40, más de un millar de muertos de voz en voz, porque el ejército y civiles dispararon contra una multitud. Pero la información, como en todo acto donde una de las partes es aplastada, lo que viene es el más profundo de los silencios, temor, "olvido" momentáneo, una respiración callada para seguir viviendo con el peso de la oscura sombra de los muertos.
Vuelo largo de extremo a extremo de las Américas, y más para un provinciano, pero el DF del 69 se presentó iluminado como un gigantesco aeropuerto que de pronto se extendía a todo horizonte más allá de lo razonable para nuestra imaginación. Dormía el DF y estaba frío en el amanecer de su madrugada y nos alejamos en un taxi a la casa de mi tío. Después de unos recorridos, Plaza Garibaldi, unas cuantas horas en el ojal del DF como en un gran agujero desconocido, en el laberinto del DF, más bien, en su sombra recortada sobre el tiempo, viajé a La Habana y nos fotografiaron en el aeropuerto como si fuèramos cantantes de rock. La información por esos días de febrero en el DF sobre la matanza en La Plaza de las Tres Culturas, era que las hordas de Gustavo Díaz Ordaz habían disparado a matar el movimiento libertario de la juventud universitaria mexicana. La justificación era apagar una conjura soviético, china y cubana. (¿Un homenaje a las tres culturas?) La literatura mexicana es muy amplia sobre los detalles y pormenores, los hechos del 2 de octubre del 68, aunque nadie tiene una diea real del número de los muertos. Han transcurrido 40 años del mismo silencio de aquella noche y sólo se levantan los gritos de los muertos de la larga noche ensangrentada de Tlatelolco.

Y el aire la volara




En un segundo pierdes la cabeza,
amor,
volátil eres en los turbulentos días
y el mercado no perdona
ni la mano invisible que le guía
al despeñadero
y te despoja del sombrero,
con la gracia de un duende,
como si tu cabeza sobrara
en tus hombros
y el aire la volara.
Rolando Gabrielli©2008

jueves, octubre 02, 2008


Tu amor resplandece,
diosa,
en este amanecer
el sol es un frágil brillo
de una luz empobrecida frente al mar
y a mí desciendes lucero
más próxima al cuerpo
que a la tierra,
de cara a un tiempo
que todo lo absorve
y retorna
como un antiguo calendario Maya,
sin fecha.
Rolando Gabrielli©2008

No es el tiempo


No es el tiempo,
San Francisco,
ni el aire o la bruma
que suspende el paso
sobre el puente
que crees ser
en el sueño de la madrugada.
Rolando Gabrielli©2008

miércoles, octubre 01, 2008

La comidilla del Nobel en USA

Horace Engdahl

El Premio Nobel no necesita de comidillas extras, intrigas periodísticas, declarciones furtivas para ser noticia durante el mes de octubre, fecha en que se otorga el lauro sueco El suspenso le gana tradicionalmente a los fallos esperados por expertos, escritores y el púbico que sigue con alguna mística aún al premio gordo de la literatura universal. Aunque estamos quizás a no más de dos semanas para conocer al premio del 2008, no hay nombres sólidos en el tapete, sino algunos refritos de años anteriores. La Academia Sueca, el selecto grupo que finalmente vota el Premio Nobel, es hermético y sólo deja saber su opinión, el humo blanco de su Capilla Sixtina, cuando ya el candidato fue escogido. Año tras año el estilo es más o menos el mismo, al igual que las aprehensiones y ansiedades y especulaciones.
Este año el propio secretario permanente de la Academia, Horace Engdahl ha marcado la tónica haciendo una diferencia sustancial al formato discreto de jornadas anteriores, donde los académicos relacionados con el lauro, ofician de verdaderos toreros con sus verónicas por respuestas sin azuzar al toro en el ruedo ni incomodar al público en sus asientos mientras esperan atentos al resultdo del espectáculo. La historia de los premios está plagada de anécdotas, olvidos, críticas bajo la única batuta posible en este escenario que es el silencio.
Engdahl dio hoy una entrevista a la agencia norteamerica AP, que han causado revuelo y una verdadera indigestión en los círculos literarios, la prensa e intelectuales en el país aludido: Estados Unidos.
Horace Engdahl dijo que es imposible que la literatura estadounidense compita con la europea porque los autores norteamericanos "no participan en el gran diálogo de la literatura". Y su lapidaria afirmación la remachó con esta opinión: "Por supuesto hay literatura poderosa en todo los países, pero no se puede escapar de la realidad de que Europa, y no los Estados Unidos, sigue siendo el centro del mundo literario". Estados Unidos está demasiado aislado, y es muy insular. No traducen lo suficiente , acotó el sueco. Acusó que "la ignorancia es restrictiva".
Desde luego América latina no fue mencionado, porque debe ser como una sucursal del viento, de la nada, una estación sin tiempo, el andén que se quedó sin tren. De paso, reveló que los 16 integrantes del Comité que escoge al ganador, aún no ha tomado la decisión y que el próximo jueves 9 podría conocerse el nombre.
No se hizo esperar la respuesta de los norteamericanos y David Remnick, editor de la reconocida revista literaria The New Yorker, replicó airado: "El secretario permanente de la Academia Sueca -que pretende pasar por sabia pero hizo a un lado a Proust, a Joyce y a Nabakov, por nombrar sólo algunas de sus omisiones- debería ahorrarse este tipo de comentarios". "Además si se fijara con más cuidado en el panorama estadounidense, se daría cuenta de la vitalidad de la generación de Philip Roth, John Updike y Don DeLillo, así como la de la generación siguiente, en gran parte compuesta por hijos de inmigrantes", puntualizó.
Harold Augenbraum, director ejecutivo de la fundación que administra el National Book Award–uno de los premios literarios importantes de los Estados Unidos– fue más didáctico y ofreció le mandarle una lista de lecturas a Engdahl. Augenbraum alegó en favor de la literatura norteamericana que "los Estados Unidos han adoptado la cultura mundial a través de la inmigración. Cada generación, comenzando en el siglo XIX, ha recreado la idea de la literatura estadounidense".
Toni Morrison es la última Premio Nobel estadunidense y de eso fue hace 15 años.

No hay espacio


No hay espacio que su mirada no recoja,
la luz y sus aguas,
el sueño que la distancia agranda
y un vacío cuando un cazador furtivo
derriba del aire un pájaro
que cae, cae el amor herido.
Huele a lo que huelen sus alas,
puro viento puro,
de tanto volar y amarse va al mar.
No hay espacio que su mirada no recoja
la luz y sus aguas,
el sueño que la distancia agranda
y un vacío cuando un cazador furtivo
derriba del aire un pájaro
que cae, cae el amor herido.
Huele a lo que huelen sus alas,
puro viento puro
de tanto volar y amarse
va al mar, se va al mar.
No hay espacio que su mirada no recoja
la luz y sus aguas,
el sueño que la distancia agranda.
Huele a lo que huelen sus alas,
puro viento puro
de tanto volar y amar
se va al mar, se va al mar.
Rolando Gabrielli©2008

martes, septiembre 30, 2008

Fondo, tocaste fondo






Fondo,
tocaste fondo,
aire,
la húmeda
maestría
del cactus
en el
desierto.
Rolando Gabrielli©2008

El Otro paisaje










Paisaje
sólo te observo
a la distancia
con mis catalejos
empañados
por la niebla.
Rolando Gabrielli©2008

lunes, septiembre 29, 2008

Error en el teclado







R escribía una novela
donde el personaje
era la ciudad,
hierro, cristal del espacio,
memoria anclada en la oscuridad,
muros ciegos, abismos.
En el himno de la prosa
balbuceaba la ciudad.
R vivió en un valle
atravesado por un río sucio
al espinazo, pegado
a la ciudad.
Maravilloso río
que escribes este poema,
nadie te abandonó,
mis pasos se repiten,
suceden en la multitud.
La rosa respira
en el rosal
que la mano escogerá.
Rolando Gabrielli©2008