A esta época se la llevará el viento
de la historia que no la sostuvo,
que pudo ser y en verdad se evaporó
por los pasillos de la especulación.
Se la llevará como a un viejo silabario
de letras rotas, palabras muertas,
castigadas en el patio de la infancia.
2
Al árbol se le rompen las hojas,
los huertos bajo los cuervos no prosperan,
sin fruto no hay mesa servida.
Un espantapájaros crucificado
preside los trigales
sin hacernos una señal siquiera.
3
A quién culpamos si no a nosotros mismos,
los perros ladran y no hay quien les escuche.
El tiempo es quien apresura las cosas,
nadie lo ahorra en ningún banco,
pasa y sucede en un mismo orden
irrecuperable, su única moneda de cambio,
es acumular historia, memoria,
ser el primero en ver el futuro.
4
Estamos en el turno de la guerra,
las epidemias, de los inmigrantes
que desaparecen con sus vidas
en cualquier momento y lugar,
familias que nadie reclamará.
Las fronteras suben y bajan
como una persiana invisible,
donde se escucha el ruido
de algunas voces y ven las sombras
que no se volverán a escuchar.
5
Me dices, siento que me dices,
sin saber me parece escucharlo,
es tan leve el murmullo de tu voz,
lo lejano suele ser sutil
-me digo- casi sin pensar,
pero eres inconfundible,
balbuceo tu nombre
como en la infancia
y todo parece tan real,
cuando dices no me he ido.
Rolando Gabrielli2025
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