Barak Obama fue electo presidente de Estados Unidos. Ni una combinaciòn de Superman, Hombre Araña, Batman o el viejo Flash Gordon, podrìan haber salvado a cualquier candidato republicano de una derrota aplastante en los recientes comicios presidenciales.
Detràs de los comentaristas, expertos, analistas, polìticos, lìderes, publicistas, propagandistas, gurues de los mercados, de los medios de comunicaciòn, corporaciones, redes, de los opinòlogos de turno, està la realidad sin maquillaje, el paìs que hay, que queda, que dejò 8 años de gobierno de George Bush.
Remontar desde el oscuro pozo profundo de la nada, con las mismas alas de la derrota, era una tarea imposible para John Mc Cain: màs de 40 millones de pobres, 12 millones de indocumentados, 800 mil desempleados nuevos este año, millones de hipotecas en subasta, inflaciòn, 2 millones y medio de presos en càrceles, dos guerras desde hace siete años, la mayor deuda externa de la historia (dèficit fiscal gigantesco), 18 bancos quebrados, sistema financiero colapsado, una clase media acosada econòmicamente...plàstico sin respaldo, ciudades asoladas por huracanes que aùn no se levantan...Fin del Sueño Americano. Esa fue la tarjeta de tiro que tradujo el pueblo, el people comùn y corriente. No fue una decisiòn polìtica, sino razones de supervivencia, cambiar de camino, una nueva ruta, probar por la otra mano del ruinoso y viejo sendero agotado.
Se ha puesto fin a los grandes especuladores de la falsa realidad, aquellos que ponìan espejos cambiantes para analizar los hechos màs simples que el agua.
Amanecerà y veremos despuès del 20 de enero...: agotamiento de un sistema minado por la falta de credibilidad.
El discurso de Chicago
Màs allà del triunfo, de un mensaje siempre conciliador con los oponentes, la palabra màgica de la noche en Chicago fue. Siempre dirè la verdad. En un paìs donde desde hace muchos años nadie cree en la palabra del gobernante, esta afirmaciòn adquiere categorìa de un sìmbolo para el nuevo inquilino de la Casa Blanca. Es su mejor divisa en medio de la crisis y la esperanza. No fue un discurso de barricada, ni de advertencias, ni sloganes baratos, ni tampoco brillante, pero sì una palabra sincera, inclusionista, amical. Nadie escuchò en Chicago esa noche memorable la palabra terrorismo, Irak, Iràn, Afganistàn, Talibàn, Cuba, Corea del Norte, Eje del Mal, lugares oscuros, ni se hablò de redoblar tropas. A orillas del Michigan, màs bien se endozò el futuro y bienestar al trabajo, compromiso con la naciòn. Una noche sin retòrica, ni promesas para no cumplir. No hubo señales ubicuas, estudiadas, al mercado, ese pequeño dios que ha dejado sin aliento a toda una naciòn y a una generaciòn mundial que mira incrèdula como Islandia se arruina, sin tener arte ni parte de este desastre de W.S. y G.B. Los indecisos salieron a votar, los jòvenes decidieron su futuro, arriesgaron, abandonaron la apatìa y los mismos latinos asumieron los nuevos retos y tiempos. Cuando arde el rancho propio, uno es el bombero.
Barack Obama no se despegò de sus principios y propias palabras. El cambio ha llegado, dijo, siguiendo su slogan de campaña. Considerò que su elecciòn es : "Es la respuesta expresada por jóvenes y viejos, ricos y pobres, demócratas y republicanos, negros, blancos, hispanos, asiáticos, nativos estadounidenses, homosexuales, heterosexuales, discapacitados y no discapacitados."
Nada le debe el nuevo presidente a los expertos, a los jefes de campaña, sino a la realidad. No había elecciòn, en estas elecciones que votar por un cambio. Renovar el espìritu, la confianza, inyectar esperanza, una vuelta a la razòn, respeto del ser humano. ¿Quièn lo duda?. Se habìa tocado fondo y cuando ello ocurre, se echa mano a lo nuevo, providencial. Sì, es sorprendente que alguien que no pertenece del todo a la cùpula del stablishment, haya superado a una candidata como la senadora H. Clinton, como principal escollo para disputar la presidencia de Estados Unidos.
Si en esta jornada encontrò la cuesta empinada para alcanzar la gran meta, lo que viene supera el Everest. El camino es largo, ha dicho en Chicago, y el invierno va a comenzar.