Pienso en mi primera biblioteca,
joven, audaz, juvenil,
anárquica, libre, informalmente
personal,
literatura sin etiquetas,
palabras en feria, sin censura,
al azar de sus posibilidades
y gustos circunstanciales,
libros amados sin duda,
con sus propias historias,
discusiones, críticas, aportes,
testigos de mi tiempo, admirados,
indudablemente iniciáticos,
compañeros de viaje, de viciosas lecturas,
en voz alta de amaneceres silenciosos,
noches insomnes,
tardes infinitas, soleadas, lluviosas,
al borde del abismo de las palabras
que aún resuenan en la memoria
de quienes tuvieron la dicha
de leerlas por primera vez.
Rolando Gabrielli2025