viernes, julio 19, 2013

Violeta buscaba


Violeta buscaba un sitio eriazo,
dónde poner su cuerpo  y canto,
 la música de su voz ronca,
dónde reír y llorar
los angelitos vivos y muertos.
La soledad respiraba en su cuerpo,
 primaveras  e inviernos muertos.
Buscaba  un sitio eriazo,
un claro rodeado de álamos
y encinas algo huérfanos
 para levantar  su carpa y su canto,
más alto y más alto que un pájaro
de la cordillera volando.
Violeta buscaba un sitio eriazo,
donde enterrar su vida y  su muerte
y vivir en su canto,
un claro rodeado de álamos
y encinas algo huérfanos,
donde reír y llorar,
los angelitos vivos y muertos.
Rolando Gabrielli©2013
 

lunes, julio 15, 2013

Hace 10 años, un elefante se balanceaba

 
 
Lo complicado para un escritor chileno es mirarse el ombligo en un país tan largo, rocoso y desmembrado. En cualquier momento el ombligo aparece por el ojo, la espalda, una rodilla o en el pecho como un hueco profundo convertido en sal o arena del desierto. Rolando Gabrielli©2013
 
Hace  diez años partió el poeta y narrador chileno, Roberto Bolaño en su mágica ceremonia vikinga en el mar Mediterráneo. Debió saber por las pistas que dejaban sus conversaciones, últimas  entrevistas, viajes, encuentros, discursos,  premios, que se iba prematuramente y encabezaba una nueva generación de escritores. Personalmente me enteré tarde que  moría inevitablemente, aunque lo supe el mismo 15 de julio del 2003,  día que comencé a escribirle un email, sabiendo que no lo recibiría. Me había hecho un poco amigo de su literatura y desplantes, con una cierta complicidad en su entrega kafkiana  por su obra hasta el final de sus días. Los afectos en literatura suelen ser elementos de alto riesgo, pero a la postre, resultan estimulantes, si son verdaderos.
 Ahora pienso que siguió caminos distintos a los del poeta vidente y  maldito, Arthur Rimbaud,- que tanto admiraba- y que  abandonó su poesía a los 18 o 19 años, para borrar las huellas de su joven y profundo pasado e iniciar una aventura infinita  por África. El poeta de una Temporada en el infierno y de las Iluminaciones, no volvió a escribir  un poema más  en su fulgurante vida y dejó que la aventura del destino que se impuso  asimismo a partir de  Harar, actual Etiopía, concluyera con su existencia a los 37 años, como un hilo que se pierde de su ovillo. En un hospital de Marsella ancló lo que le quedaba de humanidad. Su hermana menor, Isabelle, dibujó el rostro de su última mirada y acunó el  sueño final de este pequeño gran dios de la poesía universal. La vida de Bolaño se extinguió en el Hospital Universitario del Valle de Hebrón, Barcelona, a la edad de 50 años.
  • Bolaño sigue escribiendo
Bolaño fue un santiaguino que vivió en la provincia chilena, se instaló posteriormente en la ciudad más poblada del mundo, el DF, un tiempo en Barcelona y volvió finalmente a los pequeños  pueblos de Cataluña, donde se "inmoló" y glorificó en su obra literaria, no sin antes deambular por caminos desconocidos. Su paisaje terminó siendo la palabra. En las madrugadas de su presente perpetuo cocinaba su historia  y la nueva novela con fervor. No sé de quien es la frase, pero se aplica: Bolaño dejó el resto. Pareciera que todo lo demás es la prosa vulgar del elogio de los medios después de su partida. Algo de eso hay tal vez, porque una historia para ser verdadera no termina nunca de completarse. Alguien siempre la volverá a recrear con sus propias lecturas. Ahí sabremos, si en verdad, perdurará en el tiempo.
En esta década, Bolaño ha seguido concretando su  proyecto de escritura, no sólo lo que dejó escrito para publicar, como 2666, o  en su ordenador, libretas, cartas, sino en lo que de él se escribe, habla, dice y desdice, que resulta tan poderoso como el primer nombre que escogió para su novela que terminó llamándose: Nocturno de Chile, cuando en verdad le correspondía uno más original y acorde con la historia: Tormenta de mierda. Las editoriales tienen su corazoncito de seda y Anagrama lo cambió. Casi  bordea lo nerudiano, con sus crepúsculos. Desde luego son otros los tiempos y realidades, Chile no estaba para puestas de sol. En una mansión bucólica y familiar, donde se hacían  tertulias literarias y torturaba al mismo tiempo, el dueño de casa podría ser reconocido ahora como  el asesino de Pablo Neruda. La esposa del anfitrión, quien compartía el oficio de escritora y agente de la DINA, había leído a los ocho años de edad al clásico ruso: Crimen y Castigo, de acuerdo con sus datos biográficos. Sin embargo, fueron sus lecturas de Borges en 1968,  las que la llevaron  a cultivar la escritura.  Cabe destacar que fue  alumna aventajada del Taller de  Enrique Lafourcade.  Al parecer comenzó a novelar su propia vida. Uno de sus primeros textos  relata la acción de una persona que le encargan colocar una bomba bajo un automóvil. Ella estuvo el día en que su esposo hizo volar al General Prats en Buenos Aires. Cualquier coincidencia con la realidad, es pura ficción. En el orden  de las coincidencias, su primer marido se llamó Pablo. Posteriormente, creó su propio taller, al que acudían Carlos Franz, Gonzalo Contreras y Carlos Iturra, entre otros.
Cuentan que Lafourcade  invitó a Nicanor Parra a  una de esas tertulias de  esta naciente escritora. Ocasiòn en que el antipoeta y un pintor se iban a dar de golpes un 18 de septiembre . Lafourcade pidió a la dueña de casa la expulsión del díscolo pintor. Son veladas en tiempos del apagón cultural, cuando murió la literatura en Chile. El toque de queda escribía sus mejores guiones. Cine mudo, la orden y bando del día.
Esta escalofriante trama de novela negrísima, agrega a la escena del supuesto crimen del poeta, una nueva revelación: saber si el cadáver exhumado para una investigación  es el verdadero Neruda y comprobar si fue envenenado o no. El mayor sospechoso del posible envenenamiento es  un  enigmático  llamado Dr. Price, cuya descripción corresponde al de  una persona de unos 27 años a 30 años, 1.80 de estatura, rubio y de ojos azules, un físico muy parecido a un ex agente norteamericano de la DINA, que participó en la muerte de Orlando Letelier y del General Prats y su esposa.  También atentó contra el matrimonio Leighton en Roma y  fue un activo militante en la desestabilización de Chile desde la elección de Allende y posterior instauración del terror.
 Con esas generales,  lo describe el Dr. de la Clínica Santa María, Sergio Drapper quien atendió también al asesinado ex presidente Eduardo Frei, en esas mismas instalaciones en 1982.  El "Dr. Price", sería el anfitrión además,  de las tertulias literarias en la casa  donde se torturaba  y se invocaban versos endecasílabos, al compás del toque de queda.
El círculo de Neruda fue afectado, primero por  las torturas a su chofer, y  posteriormente por el asesinato de su secretario privado, el poeta Homero Arce,  esposo de la musa del Poema 20, Laura Arrué, del emblemático libro nerudiano. El discreto y silencioso sonetista de Isla Negra,  Homero Arce, fue brutalmente golpeado  y arrojado mortalmente herido a las puertas de su casa. Han pasado cuarenta años desde el empujón de Chile hacia el abismo, el 11 de septiembre de 1973, y aún se suceden muchas preguntas desde un pozo profundo de interrogantes. Una de ellas es la muerte de Neruda. No se ha cerrado el circulo, los forenses de Chile y Estados Unidos  deben resolver ese enigma 40 años después, en los próximos días o semanas.. El poeta murió sorpresivamente el 23 de septiembre de 1973.
Las manos de los Poncio Pilatos de la Corte Suprema chilena, que insinúan un deslavado perdón,   40 años después, son simplemente antológicas. La ley del embudo sacó patente de corso en Chile.
  • El jardín del terror
 La cultura del terror tomaba palco en Chile. Según la agencia alemana DPA, la dictadura militar comenzó a partir de 1980 a remover cuerpos de opositores asesinados en sus cárceles secretas y enterrados clandestinamente, en la llamada operación "Retiro de Televisores", para borrar pruebas." Bolaño ya estaría escribiendo esa historia, que de comprobarse, quedará abierta para un avispado narrador de novela negra y el Chile de Pinochet seguirá bajando un peldaño más barranco abajo.
En este breve relato Nocturno de Chile, Bolaño muestra la pericia de un narrador que explora el horror  desde  la literatura en clave literaria chilena. Deja correr en medio de la tormenta, ese leitmotiv nerudiano  que pareciera quitarle el sueño a Bolaño, y  asoma en este libro en un juego sutil con el mito Neruda,  para poner a  pensar a quien conoce de las veleidades literarias de los dos críticos más representativos de una época pertenecientes al diario más influyente de Chile, (al que Bolaño nunca nombra). Bolaño sabe que el arco iris de la poesía nerudiana es de amplio espectro en Chile, para no ir más lejos, y hace referencia a ello en tono irónico  En el fondo del telón de Chile subyace además  "una defensa y se busca hacer justicia" al poeta Enrique Lihn. ¿Por qué, se preguntará usted, amigo lector?. Lihn fue injusta y torpemente ignorado por ambos críticos de la crítica oficial, como otros poetas,  a los que se les certificaba desde las páginas mercuriales, la vida y la muerte  de sus obras.  Ambos críticos elogiaron las obras de Neruda,  Mistral y Parra.
Uno de los principales personajes de Nocturno de Chile, se llama Farewell, título de uno de los más emblemáticos poemas del Neruda adolescente, contenido en su libro Crepusculario, que el crítico literario Alone (Farewell), le habría financiado para publicar en  los albores del amanecer nerudiano.
En el cáustico juego literario que Bolaño introduce a través de un encargo de las más altas esferas que hacen dos lugares tenientes de la dictadura, Odeim (Miedo) y Oido (Odio), al protagonista Sebastián Urrutia Lacroix, conocido como el  cura  Ibacache, para que  enseñe marxismo a la Junta Militar chilena, queda en claro para quien haya vivido ese tiempo histórico, que está ante unas de las páginas más demoledoras del Chile de Pinochet, quien prohibió, quemó  libros y mandó a desaparecer a sus opositores. El augusto dictador interroga al cura Ibacache   sobre qué leía Allende y los dos últimos presidentes constitucionalistas de Chile.  Él mismo se responde: revistitas, uno de ellos, historias de amor, noticias. Ninguno escribió nada,  agrega, mientras que él, sí escribió libros de geopolítica, sin ayuda de nadie. Nocturno de Chile fue editado el año 2000, Bolaño no alcanzó a conocer la historia real del  gran farsante, que con fondos fiscales acumuló 55 mil  libros en su inexpugnable y hoy denunciada biblioteca, que contiene   primeras ediciones del patrimonio bibliográfico nacional.  Entre las curiosidades  y coincidencias literarias, cabe destacar que el personaje y anfitriona  de la casa del terror literario descrita en Nocturno de Chile, escribió su propia historia en La larga noche, un libro financiado y censurado posteriormente por la misma dictadura.
 A Bolaño le gustaba  el título de su obra en inglés: By night in Chile, es como la noche de Chile. Con esta novela, donde el bien y el mal se miran al espejo, abre una caja de Pandora que nos lleva a estirar  más la cuerda que las palabras escritas.
  • La hamaca telúrica de Chile
En este oscuro nocturno se mece el terror en la hamaca telúrica del Chile de Pinochet. Bolaño registra, se desplaza y bucea en  estas sombras que algunos hemos vivido. Aquí la noche tiene un espesor y densidad propia, se mueve en silla de ruedas  asistida por los retenes y el toque de queda. La realidad es la primera minusválida del país. Con la bayoneta calada vivíamos todos, a la intemperie, como la poesía. Había que haber estado allí, para saber que  en los toques de queda no se bailaba tango, ni se cantaba la marsellesa. Nuestros  Tonton Macoute, ordinarios y sádicos, le declararon la muerte a la vida donde esta se presentara con o sin cédula de identidad.
Así reviven los autores, años después, salen de sus páginas imperfectas a hacer sus correcciones que nunca serán definitivas. Cada lector asume su propia responsabilidad con sus lecturas, y al parecer Bolaño daba el ejemplo en esta aventura y releía con pasión a sus autores favoritos. Un autor de la naturaleza de Bolaño, como Borges, existe (n), se forman, surgen, por sus lecturas y obsesión por la literatura, de la cual pueden llegar a renegar, pero es lo único que tienen. Borges, un ciego  que sigue guiando a muchos en su camino literario como lo hizo con Bolaño, se reescribió en Otros y no dejó de ser el mismo que se reinventaba en su propio laberinto. Vivió dentro de la palabra y finalmente solo pidió las dos fechas en su tumba. Bolaño ni eso, se adentró con sus cenizas al mar Mediterráneo. ¿Quiso ser la botella del náufrago? Él supo que en cualquier lugar del planeta  existirá un lector que aún no ha nacido y espera (rá) con pasión la palabra aventura , y sentado  a la orilla del mar en algún puerto, comenzará a  descifrar los crucigramas de Roberto Bolaño.
  • ¿De qué se trata este oficio?
El autor de La pista de hielo, siempre reconoció sus deudas y en especial enfatizó que eran obvias con Julio Cortázar, pero primero, no olvidemos, fue poeta, y después prosista y aró durante años sobre este género y las huellas quedan claramente trazadas en Los Detectives salvajes, para  referirnos solamente a  su novela más conocida. Muy obsesionado con los poetas y sus historias y actuaciones, en especial Neruda, aunque reconoció la grandeza de Residencia en la Tierra, obra que influyó también en Cortázar y en la narrativa del boom y su atmósfera.
La vida de ningún  escritor es comparable a la de otro, solo a sus circunstancias, por eso Bolaño, no es Borges, ni Cortázar, ni Neruda, quienes gozaron del éxito en vida, además. El chileno, cuya patria la identificó con  sus hijos, hizo su propio y accidentado camino, apegado a sus muchas intuiciones y su éxito quizás radica hoy en día, en que nunca dejó de arar en el desierto, una y otra vez buscando la inalcanzable belleza de la palabra. De eso se trata el oficio nos dice  Bolaño una y otra vez desde su obra más lúcida.  ¿Escribió con la espada de un samurái y se hizo el haraquiri finalmente para no abandonar la libertad? Aunque las madrugadas las sobrevolaba  escribiendo, dedicó tiempo no solo a las lecturas infatigables, sino a la observación obsesiva de los escenarios y gentes que incluía en sus obras. Cuenta uno de sus amigos, que  era reservado cuando joven, tomaba nota de las conversaciones y ahí ya se insinuaba el detective no tan salvaje que  apuntaba hacia su gran novela, mientras los otros al parecer vivían y miraban hacia donde el viento guiara el timón de sus vidas con el compromiso alegre de las palabras.
Un escritor, a pesar de sus circunstancias, no sigue nadando en el líquido amniótico durante toda su vida, necesita de otro oxígeno y también de múltiples contaminaciones a lo largo de su vida física y literaria. Todos, lejos del vientre materno en algún momento, estaremos obligados a caminar con pies propios. No se rompe del todo el verdadero cordón umbilical, pero es importante no ahorcarse con él.
Bolaño durante años fue el elefante que se balanceaba sobre la tela de una  araña y como veía que no se caía siguió escribiendo hasta el final de sus días. Ese es el arte de la escritura, de la palabra, un equilibrio entre la sombra y el aire que respiramos, pero sin red.
En este arte de la cocina literaria, a la cual se refiere Bolaño en su libro "autobiográfico", Entre paréntesis,  dice preferir instalarse en la de una escritora  como Silvina Ocampo, Alejandra Pizarnik,   Simone de Beauvoir o la mexicana, Carmen Boullosa. La salvedad de esta elección es que no sea la cocina de una escritora chilena. ¿Alude a su desencuentro  en una cena en casa de Diamela Eltit y su esposo el ex ministro socialista  Jorge Arrate?. Su editor y amigo español,  Ignacio Echevarría, para no ir más lejos en esta última cena  con Eltit,  señala en el prólogo de Entre paréntesis, que con sus palabras  Bolaño" hirió con razón, susceptibilidades de todo tipo."
Cada escritor tiene sus obsesiones y Bolaño no era la excepción. Es más interesante lo que dice al final, lejos de las odiosas comparaciones y metáforas: Que en su cocina existe un guerrero que sabiendo que será derrotado, luchará hasta el final.
  • Chile en la memoria
En su libro Entre paréntesis, que es como un ojo de su escritura, da cuenta de sus gustos literarios, autores, comenta, critica, nos abre un itinerario de su interior como escritor en unas 327 páginas donde Bolaño explica algunas cosas y dice  que Los detectives salvajes  forman parte de la derrota y de la felicidad de una generación. Califica y descalifica autores, a Neruda lo ve ciego viajando por la Unión Soviética, está  Chile una vez más y sus poetas en estas páginas personales, su devoción por Borges  en la nota El bibliotecario valiente, donde  habla del inefable porteño, pero no lo menciona por su nombre.
 Incómodo, irónico con sus pares, los narradores chilenos más conocidos le ignoraron, el boom le  cedió a regañadientes el espacio que la historia le permite a los trasgresores, anarquistas, y al final de sus días, cuando la vida pareciera estar demás,  quienes le seguían sus pasos y leyendo, sobre todo,  no desconocían el destino que le esperaba a su obra.
El siglo pasado, mucho antes que despertara la fiebre Bolaño, Del Valle, un diplomático chileno me alertó sobre este autor, que le pusiera ojo, recuerdo que me dijo, y recomendó: lee La literatura nazi en América latina, hay que seguirle la pista. El mismo  libro que ofreció escribir a cuatro manos a dos poetas chilenos que no aceptaron el desafío. ¿Buscaba alianzas, rumbos, nuevos derroteros y aprendizajes, experiencias, compartir sus ficciones y alucinaciones, la anarquía de su modus vivendi o le movía la maravilla de su loca  e irrefrenable imaginación? Aun conservaba fresca, virgen, su caja de Pandora, la que iría destapando con el correr de los años. Al final de los días lanzó como un bumerang inalcanzable su novela monumental: 2666.
 Siempre  estuvo más atento de lo que pareciera a lo que ocurría en Chile. El narrador  chileno Mauricio Electorat, lo calificó como un "obsesivo lector enciclopédico que leía todo y sabía cada paso de hasta el poeta más anónimo de Chile o México. También quería que supieran los suyos.  Regresó 25 años después de su última y definitiva partida, y dos poetas chilenos, Enrique Lihn y Nicanor Parra, influyeron en su manera de ver, acercarse a la literatura y  poesía chilena, y diría, en su postura "iconoclasta" frente al mundo literario y político. De Borges, aprendió a leer y releer,  unas ciertas posturas también frente a la literatura y los escritores, a tratar la ficción como realidad y viceversa. A convertirse también en personaje de su obra. 
  • Hacia nuevos temblores formales
 En su artículo "8 segundos con Nicanor Parra", canoniza al antipoeta.  En esa postal parriana lanzó su manifiesto  poético encubierto a la manera de  un infrarrealista salvaje que puso sus picas en Blanes: " La poesía de las primeras décadas del siglo XX será  una poesía híbrida, como ya lo está siendo la narrativa. Posiblemente nos encaminamos con una lentitud espantosa,  hacia nuevos temblores formales". La poesía, pienso y digo yo,  nunca ha ido ni irá a la retaguardia. No es un género muerto como un riel de una línea férrea, sino el humo,  la palabra y la belleza  en cualquier andén del camino. La poesía viaja en tercera clase/ pero es reina en la memoria/pasajera /verbo/acción pura/no tiene estación/ni paradero/crece donde menos se espera/se ríe del mercado/no necesita/ ni se escuda en lectores cobardes/Rompe en los ríos/agita mares/el caudal de su palabra/Quien la nombra/ se nombra asimismo/ RG.
Nada impide a un lector aguzado, darse cuenta que Bolaño es Bolaño. Ahora, se equivocan quienes creen que Bolaño es un chileno  con sello europeo. Él despotricó mucho sobre la novela chilena, con algunas excepciones, y elogió a cuatro o cinco poetas en el canon histórico de ese país suramericano, como si fueran dioses del Olimpo y también recurrió a algunos trucos en la joda parriana. Se deslumbró con la narrativa argentina y alguno de  los autores están identificados en esta nota, aunque la lista de sus lecturas clásicas y diversas es interminable. Sus aires son muy del sur, aunque tiene  muchas lecturas sin fronteras, universales, desde Rimbaud a Violeta Parra; de Joyce a Lemebel; de Kafka a Juan Emar; de Rulfo a Arlt; de Ezra Pound a Mark Twain; de Ercilla a Cervantes y  todos los libros que le acompañaron a lo largo de sus  50 años de vida. Pero son estos papeles impresos los que definen el universo de un escritor, sus plácidas praderas y  oscuras  grietas, esas rendijas insondables de lo que no se puede escribir.
No era el único Del Valle, al parecer, Susan Sontag, quien recomendó años después la introducción editorial de Bolaño en Estados Unidos, lo calificó como: "El más influyente y admirado novelista en lengua española de su generación". Fue Nocturno de Chile, el libro que cautivó a Susan Sontag, quien  afirmó de manera rotunda que la obra de Bolaño perdurará y  tendrá un lugar permanente en la literatura mundial. Por ahí llegó a las páginas del influyente The New York Time y estuvo en boca de los jóvenes escritores norteamericanos como si no existiera otro referente de habla española. Una pintora chilena residente en México, a poco de editarse me recomendó Los detectives salvajes, como  si fuera un ritual. El libro llegó a Panamá años después en una  edición chimba, truncada, que guardo con celo en mi biblioteca, faltan páginas y quizás esta edición no la escribió Bolaño, sino Belano.
  • "La orquesta lumpen visceral"
La ola  Bolaño se ha mantenido  fresca en esta década post Bolaño,  especialmente en los jóvenes, como le ocurrió a Rayuela, y ambos escritores sudamericanos  terminaron siendo autores de culto con una aureola de innovadora  rebeldía. Los poetas ninguneados y en general, se identifican en Los detectives salvajes, con uno que nunca dejó la tribu y supo identificarse con ella. ¿Los poetas son esa materia encriptada en la realidad? ¿El último vagón del mercado?
Defensor a ultranza de los poetas marginales, de una cierta manera de hacer y sobre todo, vivir la poesía, pareciera que recogió el guante al revés de Rimbaud, y salió  lanza en ristre como el Quijote a  luchar y  defender el honor de los jóvenes bardos ausentes de los podios presidenciales de la poesía, academias, de los lauros institucionales, de las grandes editoriales  dueñas del mercado, de las antologías doradas, oficiales,  y de quienes vivieron  como verdaderos guardianes del verbo puro y de la insolencia. Él y sus amigos formaban un poco una cierta afinada "orquesta lumpen visceral", pero plenamente conocedora de su oficio y potencial musical  de la palabra en el DF, el gran Valle de México. Ahí, en Tenochtitlán, los infra-visceral-realistas ponían el cuerpo, quizás antes que la palabra, la arenga y el sabotaje de eventos literarios como una acción directa contra la llamada cultura oficial. En sus actos surrealistas, dadaístas, agitaban sus propias banderas,  performances disociadoras, irrumpiendo los plácidos escenarios y predios oficiales con sus manifiestos  y clarines estridentes.
Irónicamente Bolaño fue sepultado,- a pesar que sus cenizas se fueron al Mediterráneo-, por alrededor de 40 contratos editoriales  post mortem y despedido en vida por sus pares en Europa como si vieran morir al padre delante de sus ojos, un gladiador felizmente derrotado por la vida. Vivió gran parte de su vida con una mano atrás y otra adelante, premios de provincia, rechazos editoriales, ninguneos diversos, polémicas, su enfermedad y por fin los primeros verdaderos reconocimientos a un pie de la muerte, no siempre tan fecunda en éxitos.
  • Un escritor arbitrario
Bolaño  cargó a las futuras generaciones de escritores de un pesimismo esperanzador, hizo brillar una luz oscura, en  buen chileno: hay mucho de pataleo de ahogado victorioso, diría, en sus libros,  guiños literarios, una fe casi religiosa por la literatura, aunque como  Borges habiéndose dedicado las 24 horas del día a hacer una obra "inmortal", pensaban que era "inútil". Borges se conformaba con que  quedaran para la posteridad algunos versos o líneas de su obra. Llegó a desear haber escrito un verso de Verlaine. Bolaño ironizaba a los que creían  que la literatura los salvaría. Su estado frente a la literatura, pienso, 10 años después, era vivir en estado de gracia con oxígeno propio y febrilmente.  Sin embargo, hay que destacar que Bolaño está muy dentro en algunos de sus libros y prácticamente cuenta parte de su vida, como se ha reconocido, lo que demuestra cuanta importancia le otorgaba a la literatura como a su propio espejo.
Bolaño forma parte del grupo de escritores arbitrarios,  grandes  arbitrarios como Borges, a quien nunca le llamó la atención  por la condecoración que recibió del gobierno de Pinochet y por la certificación magistral de la dictadura chilena en plena violación de los derechos humanos. En cambio, a Neruda le cobró las entradas del cielo, infierno, purgatorio, limbo, donde se encontrara el famoso inquilino de Isla Negra. Durante su visita a Chile, Borges el ficcionador, el hacedor, reconoció en su discurso a Pinochet  en una lírica de nivel y que ha quedado para la posteridad como uno de sus mayores exabruptos, porque perdió entre otras cosas, el Premio Nobel.  Dijo en aquel poco glorioso 22 de septiembre de 1976: “Hay un hecho que debe conformarnos a todos, a todo el continente, y acaso a todo el mundo –dijo en la conferencia–. En esta época de anarquía sé que hay aquí, entre la cordillera y el mar, una patria fuerte. Lugones predicó la patria fuerte cuando habló de la hora de la espada. Yo declaro preferir la espada, la clara espada, a la furtiva dinamita. Y lo digo sabiendo muy claramente, muy precisamente, lo que digo. Pues bien, mi país está emergiendo de la ciénaga, creo, con felicidad. Creo que merecemos salir de la ciénaga en que estuvimos. Ya estamos saliendo, por obras de las espadas, precisamente. Y ya han emergido de esa ciénaga. Y aquí tenemos: Chile, esa región, esa patria, que es a la vez una larga patria y una honrosa espada.” Ese día, la DINA, Policía Secreta de Pinochet, asesinaba a Orlando Letelier en Washington,  quien había sido Canciller de Salvador Allende y Borges recibía su Doctor Honoris Causa. El General Jorge Rafael Videla  gobernaba  Argentina y comenzaba a desaparecer la vida. La Caravana de la muerte ya deambulaba  en el imaginario popular y en manos de sus asesinos, de norte a sur,  con los cuerpos de la infamia desaparecidos en  las frías aguas del desierto de Chile.
  • No hay otro como Bolaño
Borges, en cambio, profundizaría el mito por el desprecio de su obra en la última década de vida que le quedaba, y en 1985 hizo  a Clarín esta extraña confesión irónica y sentida:  "La inteligencia de los europeos se demuestra por el hecho de que jamás me hayan dado el Premio Nobel. ¿Sabe usted por qué?  No hay escritor más aburrido que yo. Es una gran equivocación que la gente me lea, porque ni a mi mismo me gusta lo que escribo y por eso ni yo mismo me leo, nunca me he leído."
 Borges no se merecía ese viaje kamikaze que hizo estallar sobre sí mismo con la dinamita silenciosa de su palabra .
¿Bolaño que lo leía todo y más sobre Borges, se saltó esta escena? 
 ¿Supo o no supo que su poeta chileno más admirado estuvo en las tertulias en la casa donde se torturaba? Desde luego los artistas desconocían que el trabajo principal de esos  encuentros y talleres, eran los interrogatorios sobre una cama eléctrica. La anfitriona, una aspirante a escritora, intentaba brillar por esos días en las letras nacionales y era generosa con los visitantes hasta el amanecer, mientras su marido viajaba a misiones desconocidas.
Más allá de estos "malos entendidos "con la vida, exabruptos, posturas, -que después de todo un escritor tiene de una u otra manera-está la obra, y Bolaño, motivo de estos apuntes, escribió cada día como si fuera el último  de su vida. Parece sencillo, pero nadó contra la corriente y con éxito. Surgió, creció, como un poeta marginal,- un Perro romántico- , igual que muchos otros bardos en cualquier parte del mundo. La poesía y los poetas fueron la  principal  materia prima de sus historias más determinantes en su obra escrita en prosa. No  dejó por fuera de las narraciones a sus amigos, ni a la realidad y menos  la fantasía del inagotable narrador de historias que siempre fue y será. No hay otro como Bolaño, habría que inventarlo. Hizo sus deberes de escritor: cambió la realidad de lo posible. Le agregó un plus. Jugó el juego de la vida. No perdió, ni ganó, se atrevió.
Su rostro al final de sus  días se nos presenta como un árabe emigrado a Europa o de un  republicano  español que ha perdido la República, de alguien que pareciera que ha dejado todo atrás para emprender un nuevo y largo viaje. Ya era un personaje en tránsito, se había esfumado de las escenas que el tiempo y la vida construyeron para él en  los días más difíciles, y sin embargo remaba como si se internara en alta mar. De alguna manera consideraba que había jugado muchas de sus cartas.



 
 

domingo, julio 14, 2013

Actualidad mortal

El asesino sonríe,
fue absuelto,
se llama George Zimmerman,
quién será su padre.
Está complacido,
viste traje oscuro en la corte,
 mató a un negro (porque quiso),
que caminaba por una calle,
qué importa su nombre,
está muerto y se descuidó
de una bala a quemarropa,
que le perforó la vida,
la única con que contamos.
Rolando Gabrielli©

OBAMA

“Cuando dije poco después de que se disparase a Trayvon que ese joven podría ser mi hijo, era otra manera de decir que ese joven podría haber sido yo hace 35 años. (...) Pocos hombres afroamericanos no han sido seguidos cuando están comprando en el súper, como lo he sido yo, pocos son los que no han oído cerrarse un coche a su paso, como me ha sucedido a mí antes de ser senador, o han vivido cómo una mujer se aferra a su bolso cuando entran en un ascensor.”
(Del presidente de EE.UU., Barack Obama, en una sorpresiva declaración sobre la conmoción en la comunidad afroamericana por la absolución de un guardia de seguridad que mató a un joven negro de 17 años en el estado de la Florida.) Página 12.