Conozco el color ocre
del lomo de un libro,
su grosor, contenido,
como llegó a mis manos
y las páginas que alguna vez subrayé
en una ciudad.
Mi biblioteca es el reiterado desorden
de mis años de lector vago,
supera con creces la memoria
de mis antepasados.
Me he quedado sólo con ese libro
en mi memoria.
¿De qué rehúye, me pregunto?,
mis ojos no son borgeanos
en uno ni en otro sentido.
Sé que en el instante privilegiado del azar,
lo encontraré,
como el amor.
Rolando Gabrielli©2014