Desaparición y Aparición de Pepe Cuevas
(Poesía en un solo acto en tiempos de pandemia)
José Ángel Cuevas, el poeta Pepe Cuevas,
un rockero del Pedagógico
de la Universidad de Chile, años setenta,
ex poeta como se hace llamar,
sobreviviente de las termas de Macul,
ahí lo conocí mirando de reojo la realidad,
sacudiendo la difícil juventud de esos días,
y años después, Pepe
Cuevas se transformaría
en un cronista de una mala época,
el país había
sucumbido al azar de la muerte,
a una lluvia de interminables bandos militares,
un espacio de tiempo de alto riesgo
descrito por Lihn como el horroroso Chile.
Pepe Cuevas izó sus velas
en las zonas
marginales de la capital,
desplegó allí alas y
pies, hizo oír su voz,
tomó el pulso una y otra vez con su mensaje
de pájaro agorero, cuervo sanador de las heridas
de la gran tragedia en el nuevo Chile,
despotricó fielmente contra un sistema egoísta,
su discurso
denunció la perversidad,
no comulgó con
las ruedas de carreta
de un Chile
totalitario con un puñado de dueños,
devorador de sueños, privatizador de la libertad.
El poeta hizo su trabajo desde la marginalidad,
la poesía, en verdad, en la actualidad
no asusta a nadie, revolotean las palabras
como moscas en leche,
decoran discursos, se celebran con algunos premios,
tienen ciertamente sus altares y adoradores.
Este viejo poeta, candidato al Premio Nacional,
vecino de Puente Alto, domiciliado también
en el antiguo puerto de Valparaíso,
fue dado por desaparecido días atrás,
salió de su casa, dicen y lo describen vestido
con un jeans
negro, zapatos café, chaqueta azul
y un bolso negro, lo retrató un vecino,
iba a pie, no en su pequeño vehículo,
describen el momento de su partida.
Cinco días deambulando por la ciudad,
aún no se sabe por donde,
le gusta salir a caminar,
dijeron sus familiares,
las redes sociales pusieron su retrato,
desesperados llamados, antecedentes
respaldados por
su candidatura
al Premio Nacional de Literatura.
“El reconocido poeta José Ángel Cuevas”,
encabezaban los titulares,
llevaba dos celulares y ninguno de ellos
responde a su familia.
Las redes sociales circulan profusamente
avisos en búsqueda de su paradero:
Persona Extraviada y aparece el rostro de Pepe,
algo descreído ignorando lo que sucede,
porque en verdad vive solo en Puente Alto.
La información dice que no es apegado a la tecnología,
que carga dos celulares antiguos.
El azar y el misterio van juntos,
a veces, de la mano, y los milagros existen,
como las circunstancias y casualidades.
Apareció el poeta descendiendo, se supo,
de un colectivo como si no hubiera pasado nada,
los teléfonos se habían descargado.
Siento que el poeta escribió su mejor poema,
en tiempos de pandemia.