La casa habita en ti,
asombrosamente vacía,
canta sílabas oscuras de noche
y el sol baila sus
naves
al mediodía.
Los jardines sin ninguna simetría
son su mejor secreto.
La casa es silenciosa,
no habla de sí misma
una lluvia intensa
lava sus memorias,
historias de árboles
con profundas raíces,
muros blancos silenciosos.
La casa escucha voces de niños
jugando en el parque vecino.
No hay nada que las paredes
no hayan visto y oído.
Los días tienen sus vacas
flacas,
secuencias, formas inevitables
de ser en la nada,
se han repetido mellizos,
el sueño ha vuelto a la noche,
un enemigo invisible
llama a ocupar las trincheras.
Rolando Gabrielli©2020