Los muertos suman, suman,
hombre no te puedes desentender,
los cuerpos traen su afán cada dìa,
el trigo siempre será pan,
inconfesable el bien sobre el mal.
Se ha abierto una enorme herida
en la tierra, nadie sabe como
vamos a terminar y un nuevo camino
echarà a andar esta
accidentada vida.
Me haces falta con tu risa lejana,
la esperanza de convertir el dìa
en algo siempre especial.
Cada cosa, dices, en su lugar,
la raíz del árbol crecerà
por los dos cuando ya no estemos,
para seguir cortando nuevos frutos,
bajando las puestas de sol
con un paraguas de
color
en alguna playa donde
dejamos
nuestras huellas al pasar.
Rolando Gabrielli©2020
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