trae
otro día.
Es todo
cuanto
tenemos
cada día.
Un tiempo
presente,
único,
irrepetible,
para
seguir
respirando.
Rolando Gabrielli 2021
Periodista, escritor y poeta chileno en Panamá
trae
otro día.
Es todo
cuanto
tenemos
cada día.
Un tiempo
presente,
único,
irrepetible,
para
seguir
respirando.
Rolando Gabrielli 2021
La tarde es
lo único tangible,
quedan
intraducibles palabras
al caer el sol en el horizonte urbano.
La ciudad
recostada en si misma,
abre un tiempo
que se agrega a días insondables,
horas
viejas sin sentido que solo transcurren
sin ninguna
explicación y respiramos
junto a
esta luz apagándose con el día.
Nada nuevo bajo ese sol distraído.
Rolando Gabrielli 2021
Seguimos en este carrusel soñando,
memoria registra
el vuelo de las aves
como si fuéramos nosotros sus alas,
en pleno aire migrantes aún en tierras fértiles
y allí hacia cualquier parte donde crecerán estas palabras,
en un horizonte de campanas y esperanza,
de fiesta y alegría,
vocales y consonantes
con los colores del poeta francés.
El sol es el primero en el amanecer y brillar
de la luz en sus mejores, espléndidos tiempos.
Confiados los astros recorren viejos
y futuros sueños inaugurales, planetas,
aún quizás sin despertar en la inmensidad
de un espacio, tiempo que no hemos comenzado.
Al futuro le doy mi infancia como un recién nacido,
sin padre, con las raíces del viejo árbol familiar,
recién sembrado y sus frutos por venir.
Nadie busca lo que no va a encontrar,
mi paradero es y será el viaje.
Rolando Gabrielli 2021
El hombre
vive en un bosque a orillas de un lago remoto,
su apellido
es común y corriente como anónimo su nombre
en las
márgenes solitarias de un lugar
solitario.
Alrededor
de esas aguas, paisaje montañoso, boscoso,
solo quedan
viejas ruinas por donde el hombre
construyó
una represa
que expulsó a otros hombres y familias del lugar
Este hombre
sin nombre pero con un lugar,
perdió el
habla después de recibir una paliza en la ciudad,
donde
habitan muchos hombres con distintos hábitos.
Ningún
hábito hace a un monje en esta época
y en
ninguna otra por más medieval que sea el tiempo
y oscuras
las tinieblas de cada día.
Viajó,
viajó sin voz, y encontró un camino
donde ya no
hay camino para llegar a ese ningún lugar.
Este viaje
a ninguna parte, al centro de sí mismo,
ocurrió después
de quedar en silencio y entrar en otro silencio,
cuando aún
no existía Internet ni los celulares,
no viajábamos por la red, ni la nube, You Tube, Instagram,
porque en
ese entonces, estaban en la incubadora de los sueños digitales
en marcha infinita hacia el nuevo mundo de las
plataformas.
El hombre
moderno, dicen, perdió el espejo
que
descifraba, reconocía su rostro en el cristal,
el camino de regreso de Hansel y Gretel en el
bosque
y se adentró finalmente en el Internet de las cosas,
sin aparente retorno.
Rolando Gabrielli 2021
Las estrellas no
solo brillan en el firmamento,
sino escuchan el
bla bla bla de la tierra,
de las promesas de
los humanos deseosos
en convertirse en
los futuros dinosaurios
del planeta azul
que gira sobre sí mismo
y pareciera no
tener paradero posible,
ni poder
encontrar el camino.
¿Qué fueron hacer
a Glasgow, querido amigo,
se pregunta el
resto de la humanidad
al borde del
precipicio frente al mar
y avanzan los
cuatro jinetes
por desiertos, selvas, montañas y océanos,
mientras un
hombrecito en soledad parlotea
por un aparatito
en un balcón
de la gran ciudad ?
La piedra no es la
que tropieza
con la misma
piedra, ni los ríos se desvían
o secan porque no
encuentran su cauce.
La belleza es
gaseosa y se evapora en el aire,
cuando nada satisface a este hombrecito
feroz que se
devora así mismo
como una canción
escrita al revés
que no deja de
repetir la misma letra
y tararear: había
una vez un planeta.
Rolando Gabrielli 2021
son peces de luz,
detrás del cristal,
se deslizan entre los dedos
de la infancia.
Las palabras son pequeños
anzuelos inocentes.
Rolando Gabrielli 2021
Soy un observador ocasional del tenis, intermitente, no lo he
practicado, mi deporte favorito es el fútbol, pero cualquier disciplina
deportiva la veo, sigo su práctica y la privilegio de una sola
manera: su excelencia, ética, compromiso, honestidad y disciplina. No todos
pueden ser campeones, exitosos, llenarse de gloria, acumular trofeos, ser
ídolos, admirados, ocupar grandes titulares y pasar a la historia.
El tenis es un duelo absolutamente individual, donde la mente
muchas veces supera al estado físico, la concentración máxima de cada uno de
los dos oponentes se pone en juego, la suprema tensión que puede resumir este
arte que cumplirá un siglo en unos pocos años.
Tenis, tennis, tenez, la palabra es la misma para llamar a este
deporte que se practica en un rectángulo de cemento, tierra abatida y hierba
natural: US Open, Roland Garrós y Wimbledon. Son muchas más las canchas
importantes y torneos donde se ha desarrollado la historia global de
este deporte. Se toma como un hecho que el
tenis nació en la hierba natural, pero esta breve nota no es para
hacer historia, dar clases de tenis, porque a la pelota amarilla se le golpea
de infinitas maneras y yo me sigo sorprendiendo con el irónico, letal,
malicioso, toque maestro del drop shot, donde el contrincante
es superado, siempre, por la magia más que la fuerza. La pequeña pelota
amarilla es golpeada de diversas maneras, una y otra vez, de lado a lado y el
espectador la sigue con la vista desde las tribunas, porque es el centro del
juego y no deja de sorprender la velocidad y los ángulos que suele tomar
durante el juego.
Este domingo 7 de noviembre del 2021, me senté en el sillón a ver a
Novak Djokovic /34), el número uno hace ya siete temporadas, contra el número
dos del mundo, Daniil. Medvedev (25), el
joven gigante ruso de casi dos metros de altura. Era una revancha, Nole había
perdido la posibilidad de ganar su 21 avo Grand Slam en el US Open
y ponerse por encima de sus dos competidores históricos, el suizo Roger Federer
y el español Rafael Nadal, precisamente ante un sorprendente y eficaz Daniil.
Dos, de los tres mosqueteros más famosos y aguerridos del tenis contemporáneo,
Federer (39) y Nadal (35), han dejado los torneos, transitoriamente, por
reiteradas lesiones, cediendo la supremacía absoluta al serbio. Los Tres
Mosqueteros se vieron por última vez en el Roland Garrós, donde Djokovic se
alzó con el trofeo, en un terreno donde el español Nadal ha hecho historia
dentro de la historia. Roger Federer, uno de los más virtuosos espadachines del
tenis, le ha dado a este deporte elite, de clase social alta, exclusivo, para Ladys
and Gentleman, una música inconfundible, insuperable armonía, sincronización, la magia de un
lenguaje corporal sin palabras. Un
ejemplo del Duende que nos hablaba Federico García Lorca, donde solo las
estrellas reconocen la luz del firmamento que iluminan.
En su último duelo,-el Abierto de Francia- Nole, que lo llevó a un
escalón más al podio del mejor de todos los tiempos, tomando en cuenta el
número de títulos ganados y otros datos que conocen al dedillo los expertos y
fanáticos, mostró su jerarquía, temple, el arte de la fortaleza mental y la
voluntad de vencer. Ha hecho una costumbre perder el primer set y remontar como
el Ave Fénix, jamás apuesta a su derrota. El ruso Medvedev, en un gran gesto de
hidalguía, cuando lo derrotó en el US Open, le dijo: para mí tú eres el más
grande de la historia. Curiosamente,
Nole juega cada partido también con un adversario fuera de la cancha, un
comentarista de una cadena en español, que no se convence de las virtudes del
serbio, por decir lo menos en no pocos desaciertos de sus opiniones.
El tenis es un duelo sin tregua, nunca se presenta igual, las variables
son numerosas, pero la atmósfera de la derrota se lleva también los aplausos,
esa lucha contra uno mismo y el destino que ya está escrito. El que
sabe de todas estas sensaciones, porque las vive, es el jugador que
está sostenido en la cancha por sus zapatillas de
marca, convicciones, deseos de ganar y
derrotar no solo a quien tiene enfrente, sino a su propia soledad.
El serbio ha ganado el Rolex Master de París, y echado
a andar una vez más el reloj de su
propia historia.
El pequeño árbol, trofeo que representa físicamente su
triunfo, seguirá echando raíces para el crecimiento de nuevos frutos y triunfos en su brillante trayectoria como tenista.
no sabes la sensación,
estar y no estar,
aquí y en ninguna parte.
El tiempo corre de prisa
-me dices-
como si la vida
cerrara todas sus heridas
y la ficción no fuéramos nosotros.
Fuera de la pantalla no hay nada
y tú eres la perfección
en la imagen,
lo poco y nada real
que queda de este mundo digital.
Rolando Gabrielli 2021