Te leo,
no te leo,
ni te veo.
Cae una
flor,
entra la
luz
de la luna
en la
oscuridad.
La palabra
abre
un libro a
medianoche
y nadie te
dice
este es tu
sueño.
Una página
te mira,
la miras y
ves
el paisaje
de tu
infancia,
el niño
que no ha
dejado
de reír en
la luz
y en la oscuridad.
El libro se cierra
y solo se escucha
una carcajada
en la eternidad.
Rolando Gabrielli 2021