Amigas, amigos, los casquetes polares se derriten, disuelven como pompas de jabón. Yo soy la Foca Arpa, y esto del calentamiento global, no es música. Mi destino, como el de mi especie, es incierto, no más que el de un afgano, iraquí, español, africano, un griego, un haitiano, quién dijera que nos íbamos a parecer tanto. Todos somos animales en extinción. El marfil abre las puertas de los cementerios de elefantes. El hielo se hace inestable donde nacen nuestras crías. Un ave no puede nacer en el aire.
Existen reglas humanas, códigos, un lenguaje, y la naturaleza tiene los suyos. Lo digo yo, la Foca Arpa, pónganle letra a estas palabras. Me ven como si estuviera vacacionando, ni siquiera me he afeitado los bigotes, en una pose para la gran pantalla, pero sólo es apariencia. Es para llamar un poco la atención en los que aún piensan, que no todos cabemos en Marte. Menos entre los cráteres de la Luna. O, en algún planeta desconocido, donde las burbujas son las lucièrnagas y las nubes errantes curiosos castillos en el aire. Las lenguas de fuego- màs próximos al rey Sol- o sus tormentas, nos recordaràn los dragones. Nada será igual, quiero decir, si nos vamos a otro planeta. Ni la flora ni la fauna, ni los propios humanos. No somos la única especie en extinción y todo puede ser en un abrir y cerrar de ojos. Antes era el famoso botón atómico.
Nadie nos hablará de nuestros antepasados. ¿Un grano de arena se convertirá en la nueva flor?
Escrìbanle a los guardianes de las plantas nucleares, a los que perforan el corazón de la tierra, contaminan sus mares, a los dueños del paraíso perdido, a quienes ven hundir una islas como dar un paso en el lodasal.
El tiempo se acorta, son los jóvenes los que màs escuchan la palabra extinción, en el pasado, hace medio siglo, no estaba en uso esta palabra. el cambio no tiene nada de mágico, es màs bien de terror.
Conjuguemos el verbo y la oración. Yo estoy en extinción/tú estás en extinciòn/èl está en extinción/NOSOTROS estamos en extinción...
Existen reglas humanas, códigos, un lenguaje, y la naturaleza tiene los suyos. Lo digo yo, la Foca Arpa, pónganle letra a estas palabras. Me ven como si estuviera vacacionando, ni siquiera me he afeitado los bigotes, en una pose para la gran pantalla, pero sólo es apariencia. Es para llamar un poco la atención en los que aún piensan, que no todos cabemos en Marte. Menos entre los cráteres de la Luna. O, en algún planeta desconocido, donde las burbujas son las lucièrnagas y las nubes errantes curiosos castillos en el aire. Las lenguas de fuego- màs próximos al rey Sol- o sus tormentas, nos recordaràn los dragones. Nada será igual, quiero decir, si nos vamos a otro planeta. Ni la flora ni la fauna, ni los propios humanos. No somos la única especie en extinción y todo puede ser en un abrir y cerrar de ojos. Antes era el famoso botón atómico.
Nadie nos hablará de nuestros antepasados. ¿Un grano de arena se convertirá en la nueva flor?
Escrìbanle a los guardianes de las plantas nucleares, a los que perforan el corazón de la tierra, contaminan sus mares, a los dueños del paraíso perdido, a quienes ven hundir una islas como dar un paso en el lodasal.
El tiempo se acorta, son los jóvenes los que màs escuchan la palabra extinción, en el pasado, hace medio siglo, no estaba en uso esta palabra. el cambio no tiene nada de mágico, es màs bien de terror.
Conjuguemos el verbo y la oración. Yo estoy en extinción/tú estás en extinciòn/èl está en extinción/NOSOTROS estamos en extinción...