Leyó como un vampiro la sangre y la tinta de los libros. Un cronopio sin vuelta de página. Disfrutó de los sueños de otros y los compartió en las aventuras y palabras. (Ël puso a soñar a nuestra generación con Rayuela y sus cuentos fantásticos) Es lo que se desprende de las anécddotas de su primera esposa Aurora Bernardez, legataria universal de su biblioteca donada a la Fundación March en 1993 y que se exhibe por segunda vez en Barcelona.
Por las lecturas se conoce el alma de los escritores, el vicio secreto por la palabra ajena, esa que le convoca desde afuera así mismo en la complicidad. Cortázar, ahora sabemos, interactuaba con los libros, los rayaba y comentaba. La mejor manera para no olvidarlos, para saberlos propios, adentrarse sin límites. Una manera de poseerlos.
Su biblioteca son unos 4 mil documentos, donde también se destacan libros dedicados por autores conocidos, como Pablo Neruda, Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa.
"A Julio, tu estás por aquí en unas páginas", escribió Neruda en su libro. Vargas Llosa en su novela La Casa Verde se lee "A Julio y Aurora, los primeros lectores de esta novela de caballerías peruanas...".
En las bibliotecas y sobre todo, en sus saldos inconclusos, esos originales como olvidados, paples manuscritos, ensayos, se encuentran muchas veces maravillas de lo que pudo ser y no fue, como el caso de una separata que recoge el capítulo 126 de 'Rayuela', que su autor nunca incluyó en la famosa novela.
Entre las anécdotas sobre la postura de Julio Cortázar frente a los libros y sus múltiples lecturas, su mujer Aurora Bernardez, contó un pasaje de los años 5O, en un tren, en Italia. Leían a cuatro pares de ojos casi simultáneos unas novelas negras de la siguiente manera: Cortázar leía y arrancaba la hoja del libro y se la pasaba a su mujer que leía y cuando terminaba la lanzaba por la ventanilla. Lo más importante, comenta Aurora, para Cortázar era recordar lo leído y ya las páginas no tenían importancia.
Cuando leía, sigue contando su mujer, no le gustaba escuchar música, ni que le interrumpieran. Ya viene el mes de julio y sus secretos literarios se podrán ver en Barcelona, hasta el 21 del mes entrante. Julio en julio. Rolando Gabrielli©2007