Supremo no es el que pisa primero
el aire y vuela con las manos vacías
y sopla el ruido de las palabras,
a ver a quien tocan
en la rueda de la fortuna.
Oh nubes sobre la tierra, féminas etéreas,
balan con sus blancos sombreros
y trajes de nieve blanca
en horizontes plenos que a mis sueños
llegan en la flor de sus risas
y al amanecer se apagan.
Oh golondrinas,
no soy mago para experimentar con el silencio,
ni viajero a quien importa su sombra
en una noche cualquiera de verano.
Esta es nuestra suerte y esperanza,
ver detrás de las palabras
el rostro de quien las lee
y creer que algo puedan significarle.
Rolando Gabrielli©2015