Un año kafkiano, de ida, sin vuelta, más de 31 mil millones de segundos, que se esfumaron como si el tiempo tuviera todo el tiempo del mundo. En la distopía, en el metaverso, en el mundo paralelo que nos ofrece la nueva realidad, viajamos sin rumbo en medio de fuegos artificiales y somos la materia prima de un cuento de terror de Edgard Allan Poe. Qué maravilla un mundo en guerra y los fogoneros echando leña y carbón al fuego real de misiles, drones y toda suerte de tecnologías mortíferas, innovadoras en la destrucción de alta precisión y masiva. Occidente y Oriente juegan a la ruleta rusa. El mundo suspendido y protegido por un supuesto paraguas nuclear. Henos aquí reunidos en la intemperie 8 mil millones de habitantes de la Tierra, a la espera del milagro de la sensatez, santo que pareciera estar lejos de la realidad. Una botella naufraga en el mar con nuestra historia...
La guerra y la muerte, lamentablemente son oficios tan humanos y común y corrientes, que se codean y dan la mano en este hermoso paraíso casi perdido, llamado Tierra, el Planeta azul que contaminamos cada día sin piedad.
Este 2022 finaliza, se despide, cargado de partidas estelares, un viejo Papa y el Rey del fútbol, Pelé, por mencionar las más recientes y de trascendencia universal. En el resumen noticioso, también dejó este mundo la legendaria Bárbara Walters, pionera, audaz, con medio siglo en la TV norteamericana en la cima del reporteo estrella.
La muerte anónima está por todas partes, es un hecho cotidiano, tiene presencia, corporalidad propia, se asoma en cualquier lugar y desconoce privilegios, rangos, color, o cualquier otra característica o deformación que nos caracterice como humanos. Las fronteras, especialmente Norteamérica, el Mar Mediterráneo, los bordes y márgenes, europeos, la selva del Darién, han desangrado a África, América latina, Ucrania, Siria, Sudán etc. El mapa de las migraciones forzadas viaja en la conciencia de los poderes fácticos de este siglo. Palestina tiene un largo monólogo con la muerte y el muro de los lamentos pareciera no tener la respuesta. Somos la ruina de nuestros propios actos, la codicia, la usura, mercaderes de todas las venecias shakespereanas.
El trovador del amor, Pablo Milanés, cubano, un artista sin fronteras, cautivó a su audiencia global durante casi seis décadas de diálogo en los escenarios del planeta. Milanés viajó en el corazón de mi generación. Partió también este 2022. La reina Isabel II nos deslumbró con una muerte casi inmortal. Sidney Poitier, el primer negro que conquistó Hollywood, también bajó el telón este año, con nuestro querido Jean Luc Godard, que paseó su cámara por la imaginación.
Los anónimos/ si acaso/un obituario/un par de frases/el epitafio de la sombra/que el viento aleja de la memoria/El mar, el muro/la selva/ escriben la historia de sus cuerpos/sin paradero/Que encuentren reposo/digo.
Los fakes news se pasean en su trineo colosal de engaños y triquiñuelas, que asombran al espanto. La marca registrada es mentir, mentir, que algo queda. ¿El periodismo ya no existe como lo conocíamos?
Hay buenas noticias también para el pulmón del mundo, la Amazonia, porque se dispone a volver a respirar, recuperar su oxigenación para el planeta entero. Es la noticia más verde que podríamos divulgar antes de finalizar el año y ver con más optimismo el 2023.
El hombre del siglo XXI apuesta por la inteligencia artificial, sigue fascinándose por el espacio. ¿Ha olvidado la letra menuda? ¿Busca una puerta de salida? El Telescopio Espacial James Weeb, ha sido uno de los atractivos de este año con la divulgación de fotografías impactantes, inimaginables de Marte, la luna, el cosmos. El hombre sueña con descubrir, instalarse más allá de sí mismo, espiarse, conquistarse, hacerse esclavo de alguna manera.
Aquí, en la Tierra, seguirán sucediendo cosas a la medida de nuestras propias (in)capacidades, conciencia, voluntad, intenciones, acciones , sino ocurre un gran cambio de actitud, políticas, visión, en armonía con la naturaleza y en favor de las grandes mayorías, el hombre, la humanidad continuará su naufragio hasta encallar en su propia estupidez. Vivimos en un mar de noticias especulativas, alejados de la realidad, verdad, de nuestros propios intereses comunes. Nos inventamos consignas, principios que no respetamos, al menos los más poderosos: libertad, derechos humanos, paz, democracia. Retórica y más retórica, juego de palabras, los malabares del ego humano que se mira y ve su ombligo como centro del universo, o de su país. ¿El compás de espera nos seguirá esperando?
En la
charlatanería global/un mundo en crisis se pasea/a las sombras del porvenir/y
nos mira/no sin un cierto asombro/Parlotean las palabras/son trincheras del absurdo/y
de la nada/Todo vuelve al mismo lugar/no hay camino para la inocencia/hemos
vuelto al frío espanto/de la guerra.
Finalmente, hay más preguntas que respuestas. El cambio es urgente y está en nosotros mismos. Estas palabras son una pequeña postal de nuestra humanidad y geografía. Los expertos harán un balance más completo de lo ocurrido el 2022 y de lo que viene. Aconsejo leer con lupa y espejos cada uno de esos comentarios que arrastran suspensos de Agatha Christie, cuando menos.
En esta fantasía humana real que es el fútbol, el deporte de las multitudes, la pasión que supera a veces los límites de lo posible y la realidad, concluyó su Campeonato Mundial de Fútbol Qatar 2022, cuya final vieron miles de millones de personas, y mantuvo a franceses y argentinos al límite de sus nervios y expectativas. Brindaron un gran y emocionante espectáculo, paralizaron el planeta. Solo uno podía ser el campeón y hoy la albiceleste luce tres estrellas, símbolos de sus tres copas. Millones de reunieron alrededor del Obelisco en Buenos Aires, como esas tribus que venían de triunfar en una campaña memorable. Somos la tribu, Heráclito, y no nos podemos bañar dos veces en una misma multitud.
El 2023 abre sus puertas, nos espera, ¿Pandora, eres tú? Somos el viaje, Ulysses, la aventura, el sueño, nos espera Ithaca.
Aquí ha llegado el verano/la estación seca/con su viento norte/el año ya no existe/es nuestro pasado más reciente/tiempo de aves migratorias/el mar, el mar como horizonte/¿el futuro es lo único que nos queda?/Me he quedado con el viento y tu partida/el viaje/el viaje que algún día emprenderemos/y no tendrá fin.
El mundo sigue su curso, el último día del año 2022, la fecha, un convencionalismo, el tiempo no se detiene, es como el viento, va y viene, siempre está en movimiento. En todo tiempo, viaja, no tiene lugar, ni prisa, pero no se detiene y regresa sin que nadie le llame, va y viene, sigue también su curso. Esas son sus raíces, nuestra propia partida. Felicidades, sin excepción.!!!!
Rolando Gabrielli2022