Soy el viento de la historia,
el sueño que perdura en la memoria,
la raíz de la palma inmutable,
que crece como las aguas
del mar sin horizonte,
un río que atraviesa el futuro,
en la oscura montaña
un nuevo amanecer.
No voy a morir,
sino a nacer.
Una isla es una isla,
entre todas las aguas,
si no nos ponemos de pie
y comenzamos a andar
qué será del camino,
de los sueños y los pasos
que vamos a dar.
Al pasar por este lugar,
que he visto tantas veces,
con los ojos del mundo,
ahora sé
que no me voy,
ni me iré,
soy de aquí,
como el aire, el sol y el mar,
que respiramos y vivimos
juntos cada día,
porque siempre habrá un día más
para construir el porvenir.
Rolando Gabrielli©2016