sábado, enero 22, 2011

Del diario de Franz y B./desde el Sótano kafkiano

Hola Franz, como si estuvièramos en Praga y cruzàramos sin tiempo ni voz, arrojados en un bote sobre el Moldava y la historia se deslizara en un tobogàn fuera de nuestro alcance. Oh mundo real, a quien soplas al oído tus historias fantàsticas/con tu perro andaluz provinciano/y ejecutas ebrio de felicidad a Mozart/La casa tiene dos tres cuatro puertas/y seis ventanas para verte mejor/Todo en su lugar/menos tù manzana de la discordia/Si guardaste el paraíso/en algún lugar desconocido/menuda tarea para historiadores arqueólogos del deseo/simples estafadores de la palabra/juntemos el bien y el mal/en una calabaza vacía/hasta nueva orden./Rueda conmigo.
Este año no tendremos verano. El Norte helado y el Sur ardiendo  en llamas. Las lluvias fuera de estación en esta parte del mundo atrapada entre dos océanos. Un día sí, otro no. Como un carrusel de dudas, el tiempo y lo que no se repite, como en los viejos tiempos: en off. El Sótano en sus sombras màs profundas baja hondamente  la oscuridad de Kafka, la travesura verbal del loro perdido en la memoria. Aquí está su risa en el lugar ideal que propuso para escribir, arrancarle un pelo a sus demonios. No es eso a lo que aspiras endemoniado lector, frustrado internauta. Que yo me siente en la silla a monologar. Por Dios, papá, mamá, sigo soltero, sin compromiso. Que a otro le reciten tus desgracias, ha bajado el telón sin comedia ni autor. Un libreto màs en la oscuridad. ¿El lado B es màs oscuro que el A? Prefería en mi adolescencia los Long play, sí, los larga duraciòn, para estar màs tiempo en la pista  y dejar que la mùsica se apropiara adecuadamente de tus oídos. Una atmósfera lenta en cascada, menos ruidosa que las palabras, màs sinuosa que las olas. ¿Qué había en el cuarto antes de entrar con las flores? ¿Por dónde iràs en tu último viaje? ¿Con quién conversaràs extranjera? Sé que la noche de Kafka nos espera.
B era un invitado de nuestras tertulias. Andaba en otro tren, pero era un pasajero habitual de caminos similares en otro tiempo. B está entre A y C.

viernes, enero 21, 2011

Papeles que vuelan/desde el Sótano kafkiano

En el acomodo de las luces y sombras, el Sótano es la expresión del eco de los pasos que el día acumula para vaciarse en la noche. El mundo y las cosas tienen su propia definiciòn, un espacio para cada  quien. No es la filosofía precisamente la que recrea el lugar, ni las palabras de ocasión, sino màs bien el murmullo de las conversaciones cotidianas. Es muy simple lo que sucede y se evapora como una canciòn de moda. Es tan volátil todo, como esos papeles que volaron de tus manos y te pertenecían absolutamente. Los papeles contienen esa verdad, como los poemas, son tangibles, tienen cuerpo, físicamente pueden desplazarse màs allà de las palabras. Fuera de los documentos oficiales, los papeles van desapareciendo y no es que no salgan de los árboles, sino se les arrincona, condena, sepulta. ¿Los papeles morirán de pie, como los àrboles? La noche del Sótano es para absorver todo lo que el día no recicló en su debido momento. Es el cedazo perfecto de la oscuridad y me inclino ante su luz titilante. Mi maestro Kafka està aquì esta noche y coincide con estos pasos silenciosos que la palabra otorga a una nueva  jornada de la escritura. Hundir la memoria  hasta donde sea posible y dar con el reverso de la página. Asistir al revès de lo derecho y dejar que la sombra se oculte, para que vuelva mansa, tibia y te abrace. ¿Una sombra de nieve es blanca? Sobre la cabeza del Sótano, arriba, deben estar ocurriendo màs cosas, como en el mundo. El pesado  tráfico ordinario vehicular marca las pautas a  la lentitud de los desplazamientos nocturnos, a una noche que no termina de hacerse. El neòn oscuro brilla por tu ausencia. ¿En la superficie se está màs cerca del cielo? Sólo es una pregunta. La rueda de la tierra sigue girando y  algunos adolescentes viejos dictadores como Baby Doc, vuelven al sitio del crimen a poner la cereza a la calavera de la muerte. Mientras Haití se hunde un poco màs cada día en la desesperación y en el olvido internacional, el último de la dinastía de los sàtrapas haitianos, que se asiló en Francia despuès de despojar de unos 800 millones de dólares al màs pobre de los empobrecidos pueblos del mundo, arribó a Puerto Príncipe a "ayudar" a los habitantes  de una isla aislada, rota, cuya población mayoritaria sobrevive en un paisaje desolado. Es un pueblo  azotado por el cólera, que al independizarse de  Francia, el primero de América, tuvo que montar en cólera. Un día suma otro día. Seguiràn sucediendo cosas. Un díario resiste las 24 horas. La vida va un poco más lejos cuando dejas de ser una larva insignificante.

jueves, enero 20, 2011

Día day dos/desde el Sótano kafkiano

¿Dónde estàn mis lectores, preguntò la página? Se parte de cero y se nombra lo desconocido. El pájaro cucú canta para nosotros. Es lo nuevo en un mundo cargado de acontecimientos inverosìmiles, pero reales. Desde un Sótano se le puede tocar la oreja a un Lobo, pero no hablarle al oìdo. Si supièramos quien carga las palabras, no estarìamos leyendo en dos ciudades distintas un mismo poema. Me estoy perdiendo el cambio de semáforos y la publicidad de los neones que brillan para ojos incautos. No se puede encender una misma luz dos veces donde no hay oscuridad. Anoche soñé que estaba en el Sótano levitando en un mar de letras y un cuervo me leìa las malas noticias. De alguna manera alcancé a llamarle Edgard Allan, como si le importara que le hubiese reconocido por el brillo de su ala izquierda. La mirada siguiò siendo cuerva, nunca dudè de ese gesto. Cuando supe que estaba  algo distraído, le dije a modo de zuzurro, màs para mì que para él: cuervo bostonianoNo todos los cuervos dicen nunca màs. De ninguna manera iremos màs  lejos que el cristal que me devuelve tu pasado y vuela por la noche cuerva de alas cuervas. Oscura, oscura es la noche.

Las moscas

Las moscas
son felices
jodiendo.
rolando gabrielli©2011

martes, enero 18, 2011

Diario/desde el Sótano kafkiano

No es el comienzo ni el final de una novela. Hay temas que nacen agotados en sí mismos. Este podría ser uno. No soy de los que ponen límites a las cosas ni a las personas. ¿Quién es uno? Habría que averiguarlo. Me da la impresión que esto lo había contado antes. Al menos lo soñé, pasó. No existe ninguna prueba, ni libreto que responda a esta interrogante o afirmación.  Es un elemento propio  de la escritura. Hay que convertir la derrota y frustración en literatura. No es un ejercicio menor. La ficciòn no es tan miserable. El Sótano es el lìmite de la noche, privilegio del espacio kafkiano.  Planos, luces difusas,  el gran ventanal que asemeja un centro de controloradores en un aeropuerto subterràneo. La pista pareciera trazada para viajes infinitos, sin partida  ni llegada. Los pasajeros no dejan de volar. Aterrizan en el circuito imaginario de su memoria. El día ya no vestía ropas, toda la noche había entrado al Sótano y no se necesitaba màs oscuridad para observar que había detràs de los rostros que pasaron frente al ventanal. Alguien habìa dejado en la mañana su rostro en la almohada tibia de la mañana. El aviòn decolaba bajo la nieve y un frío intenso, abandonaba el invierno en estado crudo. Un lugar para la desolaciòn. Absolutamente yerto. Un paisaje que se olvida asimismo. Los ojos estaban al otro lado del ocèano. La ropa tèrmica colgada con alegrìa respiraba su confinaciòn, cuando el invierno estaba en pleno apogeo y màs debieran necesitarla. No era su momento, pero ya volverìa a calzar el cuerpo con plena confianza de que seguía siendo necesaria, útil, indispensable. Se apoderarìa de cada una de las piezas vitales y las inmovilizarìa durante su permanencia diaría, en señal de protecciòn. Brindaba los servicios de una càrcel, pero era su trabajo. Es mejor que le comprendieran. Tuvieran paciencia. Trataran con confianza. Todos saben, la ternura requiere de oficio. Lo sorprendente es que en menos de 48 horas, al otro lado del ocèano, se enfrentarìa con una tormenta eléctrica y granizada de verano, de esas que ya no permiten tener fe en el tiempo. Yo ya estaba leyendo Los Vagabundos del Dharma de Jack Keourac.

La mosca

Jode, jode,
la mosca
hasta que pierde
la vida.
Rolando Gabrielli©2011

lunes, enero 17, 2011

No conozco Tucson


No conozco Tucson pero he soñado con la muerte,
el fantasma que recorre el desierto de Sonora
con el perro dolido de su corazón
La muerte entra al otro lado de la cerca
 pasa intacta vaga  sin sombras
agachada sulfurosa  soberbia
se instala acomoda como en el cine
con sus guantes negros de fantasía
acaricia las butacas y arrastra
su cuerpo de àspid  egipcia,
hipnótica nos deja sin habla.
Sol que te apagas en un clic
y cerrar de ojos brillas
en el desierto de Sonora
con tus muertos anónimos
No es miedo el despertar
en un cuarto vacío de la infancia,
sino es que la muerte
nos matarà finalmente
a todos.

domingo, enero 16, 2011

Un bosque

¿Un bosque
es un secreto
que aguarda
en el camino
o es el silbido
de un desconocido?
Rolando Gabrielli©2010