sábado, octubre 07, 2017

Las palabras se las lleva el viento


Las palabras se las lleva el viento,
se hacen humo literalmente hablando.
Solo son palabras, decías,
confirmabas con tu silencio  detrás
de todas las palabras que alguna vez
escuché decirte   como si existieras
y  fueras real en verdad,
conforme  a lo supuestamente tangible.
Rolando Gabrielli©2017

jueves, octubre 05, 2017

El Nobel de los muros


En unas horas los suecos  deben dar el premio Nobel de literatura. Me tiene sin cuidado. Estoy viendo esta imagen del muro fronterizo de Mèxico  y  Estados Unidos.  La soledad  de la  implacable soledad que impone el muro al  lugar  y a quienes  vemos la fotografía y la soledad  de los inmigrantes.
 Los muros se han multiplicado por el mundo desde que derrumbaron el muro de Berlín, el más desacreditado y publicitado de todos.  Parecía un muro solitario, único, acomplejado, pero no.  Son muchos ahora los muros  que se hacen compañía y responden a un objetivo común: no dejar pasar personas, exiliados, inmigrantes, extranjeros.
El muro norteamericano  es el líder de todos los muros, por su extensión, tamaño, antigüedad, repercusión y  porque está haciendo sus trámites en el congreso para buscar fondos y seguir creciendo por la infinita frontera.  ¿Un muro puede estar insatisfecho por su tamaño? Quizás lo que se le critique sea su ineficiencia, incapacidad de contención, una cierta inutilidad  ante quienes demuestran sus puntos débiles. ¿Un muro puede ser invencible? ¿Cuántas preguntas se hará un muro en la soledad, cuando siente en su lomo que alguien o muchos lo han traspasado?
El muro está preso, estático, inmóvil, no es mucho lo que puede hacer. No tiene autonomía. Està prácticamente sujeto al azar, como el inmigrante. No corre ningún riesgo, en verdad, porque su presencia es inmodificable.
 ¿Qué piensa el muro? Quizás que lo utilizan para una mala causa y que está cansado de estar en el mismo lugar  obstaculizando al hombre y a los animales, no dejando tampoco circular el viento.  Siendo quizás parte  de un paisaje transplantado  o puede llegar inclusive a sentirse extranjero.
Un ser artificial, tal vez,  provisto de algunos materiales que podrían tener una mayor utilidad constructiva y social.
El muro no lee, lo leen cuando grafitean sobre su fachada. Tiene su gracia, pone su cara , al menos, y permite expresarse a la gente. El muro es un grito al silencio frente a la intolerancia. El muro cuenta solo con los materiales con lo cual le han construido y se sabe un accidente, poderoso, pero inerme al mismo tiempo.
 No todo es democracia en este mundo. La gente necesita expresarse, los canales  están cerrados  o suelen estarlo  para quienes se representan a sí mismos o a barriadas marginales, ajenas a los escenarios que mueven los hilos  del bla bla bla. 
 El muro parece tonto, y no lo es, se hace, porque siempre permanece ante el sol, las lluvias y nevadas, inconmovible, nadie lo mueve de su mismo lugar de guardián solitario, cuyo destino no ha escogido por voluntad propia. Un muro es algo extraño en el siglo XXI, extranjero, su lenguaje es de hierro, concreto, acero, de materiales duros, y quizás represente alguna lengua que se expresa desde la marginalidad en estos tiempos hostiles.
¿El nuevo Nobel será tan famoso como  todos los absurdos  muros? Mire, amigo, que han hecho historia: ¿Cuántos muertos? El absurdo pertenece más bien al ADN humano, no quiero que los muros me malinterpreten. Sí, de ninguna manera. Estoy seguro que ellos no se sienten orgullosos de su destino no buscado. Si se quedan sin habla, generalmente.
¿Seguirán creciendo, me preguntas?
No sabemos en verdad, al menos este cronista que interpreta lo que el viento se va llevando y  desconocemos también hacia dónde. ¿Siempre hay una agujero mágico?
Si los muros hablaran, digo, es un decir, como dijo el poeta andino.
 ¿Qué tiene que ver todo esto con el Premio Nobel de literatura, se preguntará usted querido internauta? Probablemente, nada. Solamente reflexiono para qué  sirven las palabras, si los muros nos hablan de este silencio que imponen las fronteras artificiales.
Rolando Gabrielli©2017
 

miércoles, octubre 04, 2017

¿Cien años para Violeta?

¿Cien años para Violeta?
Sí, una violeta es la eternidad.
Cultivemos la palabra,
su canción y su voz,
aquí y en el más allá.
La Violeta es nuestra Violeta,
nació popular, terrenal,
chillaneja de  Chile,
de Chillán.
Es nuestra estrella:
manos de greda y corazón de cristal.
Rolando Gabrielli©2017

martes, octubre 03, 2017

El festival de la muerte


EL FESTIVAL DE LA MUERTE

La muerte no necesita un escenario para  sentirse la muerte,
tiene fuerza propia  y un turno ya trazado en la vida
tuya,  mía, de aquel y el otro en cualquier momento.
¿Por qué, pregunto, le abrimos una avenida mayor,
ese espacio innecesario a un río que nadie puede detener
o si acaso un instante bañarnos en él y luego desaparecer?
El parte  policial, habla de Las Vegas, Nevada,
donde  el tiempo no pareciera pasar  y sucede
que  la muerte ha tenido su propio  festival
 en medio de una multitud alegre de vivir
la vida allí y en cualquier lugar.
La muerte gatilló la vida sin parar
 desde el piso  32 del hotel Mandalay Bay,
 una lluvia  de balas   descendió del cielo
 en Las Vegas, Nevada,
 donde la vida no se detiene,
aparentemente.
Rolando Gabrielli©2017

lunes, octubre 02, 2017

La sombra sube al escenario


 
La sombra sube al escenario,
toma el micrófono,
carraspea,
busca el tono de voz,
ironiza arrastrando
su propia sombra,
multiplicada por los reflectores
y muda se inclina emocionada
ante el aplauso cerrado,
de la multitud
que la deja sin palabras.

Rolando Gabrielli